Clásico, folklórico y hasta de fantasía: así es “Siempre florece”, el álbum debut de la pianista Mariana Pretto, que se presenta el domingo 16 en el Centro Cultural Provincial.
A Mariana Pretto se la conoce como "Iaia". A su familia se le conocen, al menos, dos pianistas: ella y su abuela Utilia, la que le regaló el piano de cola que hoy es prácticamente un altar o, por qué no, un templo musical en sí mismo al que acude para conectarse. “No solo para la composición, también para estudiar piano me gusta ir a lo de mis padres, prepararme el mate y sentarme en el piano que me regaló mi abuela. Esa situación para mí constituye como un ritual personal”, comenta en diálogo con Pausa, a días de estrenar Siempre florece, su álbum debut como solista.
—¿Recordás alguna señal que te dio la pauta de que la música iba a ser tu vocación?
—Creo que en un punto siempre lo supe. Yo tenía una conexión muy fuerte con mi abuela, que era pianista. Cuando yo estudiaba el piano ella me escuchaba, me corregía y ya después, siendo yo un poco más grande, charlábamos de música, escuchábamos los discos que ella tenía.”
Su primera formación musical la recibió en la Escuela de Música N° 9902, localmente conocida como “el CREI”, también aprendió piano junto a Lilia Salsano, Graciela Reca, Pía Sebastiani, Aldo Antognazzi, también con Hilda Herrera. Es profesora de Música recibida en el Instituto Superior de Música de la UNL y una apasionada por Martha Argerich.
—¿Sentís que hay un "doble filo" del conocimiento formal como condicionante del trabajo artístico?
—Creo que no, al contrario. Yo pienso que todo lo que es formación, profundizar los conocimientos y estudiar son cosas que suman, que aportan al proceso. A mí, personalmente, no creo que me condicione al trabajo creativo sino que siento que me nutro de ello. Por ejemplo en el caso de las letras. Yo no vengo del mundo de la canción, ni mucho menos de la literatura y para mí fue importante y necesaria la formación que tuve con Ana Suñé, cantautora y profesora de letras, que me fue guiando en las formas y herramientas literarias. Después, en el caso de la música puntualmente, pienso que toda la formación clásica que tuve se refleja en este álbum, ya sea en algunas composiciones, en algunos arreglos y eso es algo que me gusta porque también le da una identidad.
Siempre florece es un disco cargadísimo, pero no cae pesado. Llegando a casi una veintena de músicos intérpretes entre invitaciones, instrumentaciones (violín, viola, cello, guitarra, bajo, contrabajo, piano, flauta, clarinete, percusiones…) y trasfondos emotivos que intervinieron en su producción, sus 35 minutos de duración resultan ligeros, rápidos, sin mucha demanda y con muchísima oferta para quien escucha. Como decíamos, tiene mucho de clásico, pero también de folklore, de tango. Algunas canciones, como “Paraísos”, podrían ser banda de sonido para alguna princesa de Disney. Lleno de detalles sutiles que pueden llegar a ser ignorados pero que colaboran para el funcionamiento orgánico, como si el álbum fuera un cuerpo y cada canción un órgano, con su propia latencia característica. En este punto, fue impecable el trabajo de producción y grabación, para los que Iaia contó con un refuerzo de experiencia, Franco Bongioanni.
—Aparte de lo musical y del caso verídico de "Irmina y Remo", ¿con qué otras cosas te nutriste para la composición de este álbum?
—Bueno, aparte de “Irino y Remo”, hay dos homenajes más uno justamente es hacia mi abuela Utilia y otra canción, “Hilito de Soledad”, que es la única que no tiene letra mía la compuso Mario Funes y él se la dedicó también a su madre cuando cuando partió. Después hay muchas letras inspiradas en experiencias personales o vivencias internas, usando mucho la metáfora y maneras de decirlo no tan directamente, por ahí se nota ahí algo un poco autobiográfico. Las demás canciones siento que son emociones que a través atravesaron o atraviesan, dichas de manera tal que quien las lea o las escuche también las pueda tomar como propias, no que sea algo particularmente mío sino que les pueda llegar.
Al nombrarla al pasar, Iaia se acuerda y se toma un momento para hablar del tocadiscos de su abuela Utilia y la sensación de que, en algún punto, ella continúa con su legado.
—¿Sentís que estas canciones suenan a vos, que tienen tu sonido?
—Sí, sí, creo que sí. Un poco paradójico porque, justamente hablando del sonido, hay muchos instrumentos aparte de los que toco yo que son el piano y del acordeón y también hay muchas voces que no son justamente la mía, pero bueno, por lo pronto invité a distintos cantantes y así y todo siento que las canciones hablan de mí. También siento que transmiten la manera que tengo de concebir la vida y además algunas personas muy muy cercanas a mí que lo han escuchado me han dicho que me veían reflejada ahí en el CD, en las canciones y me conmovió mucho que hayan tenido esa apreciación.
Única función
El domingo 16 de abril, desde las 20, Mariana "Iaia" Pretto, presentará Siempre florece en el Centro Cultural Francisco Paco Urondo (Junín 2457), en una función única que incluirá prácticamente a la totalidad de artistas que colaboraron en su grabación (18, sin contar a Iaia). Las entradas anticipadas pueden adquirirse en las boleterías del CCP a un valor de 1200 pesos.
Entre la larga lista de artistas que colaboraron en la realización y grabación de Siempre florece, firmaron Ana Suñé (voz), Lucía Maidana (voz), Leonel Franzoi (voz), Rodrigo De Brix (voz), Emilia Wingeyer (voz), Maru Figueroa (guitarra), Luciano Gandi (guitarra), Mario Spinosi (piano), Florencia Nuñez (flauta traversa), Juan Sánchez Pinat (flauta traversa), Patricia Hein (violoncelo), Victoría Díaz Geromet (violín), Elena Escobar (viola), Ivana Papini (clarinete), Pablo Minen (percusión), José Alaluf (bajo), Pablo Ayala (guitarra), José Ayala (contrabajo).