Crítica de “La insolación”, que se presenta todos los sábados de mayo a las 21:00 en la Sala Maggi del Foro Cultural UNL (9 de julio 2150).
De alguna manera, la dramaturgia de “La insolación” erige a través de su textualidad una moral basada solamente en una estética de la vida. Esto se halla en su fuerza y también en la textura de su propia teatralidad. La producción pareciera como decididamente influenciada por las tragedias griegas. Marisa Hernández, Pablo Cruz y Ricardo Rojas muestran la distancia entre realidad e ilusión, construyendo imágenes de inquietante belleza. Así se despliega la trama de los integrantes de un grupo, las idas y venidas para un reconocible sendero. Ahí se encuentra la esencia de la historia, la justificación ideológica de la pasión por la vida y una utopía del país inmutable. La revulsiva fascinación de una sociedad inmutable que permite que los tiempos teatrales se desarrollen implacablemente.
En “La insolación” se deja muy en claro que la traición a la propia trascendencia debe pagarse. Los integrantes de ese grupo humano se ven arrastrados por la pasión y el deseo. La dirección de Marisa Hernández y Ricardo Rojas revitaliza la historia sin descuidar el alma de los sentimientos, sin descuidar los orígenes. La puesta en escena mezcla lo puramente escénico con lo conceptual logrando que las acciones de los intérpretes se eleven mediante situaciones múltiples y claras.
La dirección ha captado con fluidez la historia al relatar a través de elementos dominados por la elipsis. Intenta transmitir, y lo consigue, la sensación de una sociedad en ruinas, donde la salvación ni siquiera se esconde tras el amor. En ese marco se desarrolla el relato y se van delineando las líneas sobre el cuerpo, la sexualidad y la atracción que ejercieron sobre él las formas que surcan las ideas del ser humano. Los sutiles aspectos que descubren las relaciones entre los seres se encuentran en esta efectiva historia.
La interpretación es también destacable. Patricia Alvarez, Claudia Negra Correa, Gabriel Paredes, Fabiana Sinchi, Pablo Tibalt y María Laura Varela desarrollan con vibraciones interiores el delicado equilibrio que viven sus personajes y corporizan intensamente las inquietudes de los seres desesperados. Todas y todos manejan ricos matices que se acrecientan paulatinamente. Pablo Cruz y Ricardo Rojas imaginaron una cuidada escenografía; son excelentes las luces de Ariel Theuler y Rojas; creativa y precioso el vestuario de Ignacio Estigarribia, con puntillas sutiles y ricas telas; el efectivo y certero maquillaje de Mariana Gerosa; el superlativo diseño de sonido y música original de Ivonne Van Cleef; la ilustración de Agusina Ilari y el diseño gráfico de Georgina Rodríguez suman aciertos.
La propuesta, que luce llamativas simetrías, induce a una visión diferente de esa búsqueda tan antigua como el ser humano.
La Insolación puede verse todos los sábados de mayo en la Sala Maggi del Foro Cultural UNL (9 de julio 2150) a las 21:00. Las entradas tienen un costo de $1500 y deben retirarse por el Foro el mismo día de la función desde las 17:00. Informes y reservas: 3425918244.