Roger Waters: "He pasado toda mi vida hablando en contra del autoritarismo y la opresión"

El cofundador de Pink Floyd hizo un descargo en sus redes sociales luego de que ayer trascendiera que la Policía alemana había abierto una investigación en su contra por incitación al odio por utilizar un traje militar de estilo neonazi en un concierto en Berlín.

Roger Waters, cofundador de la banda inglesa de rock Pink Floyd, hizo un descargo en sus redes sociales luego de que ayer trascendiera que la Policía alemana había abierto una investigación en su contra por incitación al odio, luego de que en un recital brindado en Berlín el 17 de mayo vistiera el famoso traje militar de estilo neonazi inmortalizado en los conciertos en vivo de la mítica ópera rock “The Wall” de 1979 y en su versión cinematográfica de 1982.

“Mi actuación reciente en Berlín ha atraído ataques de mala fe de aquellos que quieren difamarme y silenciarme porque no están de acuerdo con mis puntos de vista políticos y principios morales”, expresa el primer párrafo del comunicado posteado en su cuenta de Twitter, @rogerwaters.

“Los elementos de mi actuación que han sido cuestionados son claramente una declaración en oposición al fascismo, la injusticia y la intolerancia en todas sus formas. Los intentos de retratar esos elementos como algo más son falsos y políticamente motivados. La representación de un demagogo fascista desquiciado ha sido una característica de mis espectáculos desde ‘The Wall’ de Pink Floyd en 1980”, prosigue.

“He pasado toda mi vida hablando en contra del autoritarismo y la opresión dondequiera que los veo”, dice el músico en otro pasaje de la misiva, en la que repasa también diversas experiencias personales que, afirma, le enseñaron “lo que sucede cuando el fascismo no se controla”.

“Independientemente de las consecuencias de los ataques en mi contra, seguiré condenando la injusticia y a todos aquellos que la perpetran”, finaliza.

La noticia sobre la investigación policial contra el artista de 79 años comenzó ayer, y fue acompañada de declaraciones de Martin Halweg, portavoz de la fuerza de seguridad berlinesa, quien expresó a medios locales que “la ropa lucida en escena (por Waters) es susceptible de exaltar o justificar al régimen nacionalsocialista y alterar el orden público. El atuendo se parece al de un oficial de las SS”.

La indumentaria mencionada, un abrigo negro y brazalete rojo con un fusil de utilería, es parte de la iconografía creada por Waters y el ilustrador Gerald Scarfe para el lanzamiento de “The Wall”, álbum conceptual que sigue la historia de Pink, una estrella de rock ficcional que se encierra cada vez más entre “muros” imaginarios a raíz de sus traumas y de la falta de humanidad del sistema.

La estética, inspirada en el nazismo, nace cuando el protagonista, al borde de la autodestrucción y drogado para poder salir al escenario, es víctima de alucinaciones en las que se convierte en un dictador fascista que atenta contra minorías étnicas, como símbolo del paso hacia la locura.

El disco y sus imágenes alusivas a distintas formas de opresión fueron llevados después a la pantalla grande por Alan Parker, con el irlandés Bob Geldof en el rol de Pink. Desde entonces definieron las presentaciones en vivo del álbum, quizás la más importante realizada también en la capital alemana en 1990, en ocasión de la caída del muro que había dividido a la nación en dos durante la Guerra Fría.

Ahora, de acuerdo a la policía de la ciudad, las presentaciones del 17 y 18 de mayo en el Mercedes-Benz Arena de Berlín provocaron la denuncia de algunos espectadores indignados por la vestimenta.

También porque en los shows se proyectaron inscripciones en letras rojas sobre una pantalla con los nombres de Anna Frank y Shireen Abu Akleh, la periodista palestino-estadounidense del canal Al Jazeera asesinada durante una operación de las fuerzas del Estado de Israel en mayo del año pasado.

Waters, que apoya abiertamente a Palestina en el conflicto con Israel y que más recientemente criticó la presunta influencia de la OTAN en el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, fue duramente apuntado por la cancillería de Israel, que le reprochó "haber ensuciado la memoria de Anna Frank y de seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto".

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