Las organizaciones Nuestramérica y Arroyito Seco iniciaron hoy un acampe frente a la Municipalidad para pedirle al intendente Jatón que cumpla con la entrega de materiales para sus comedores que prometió hace siete meses.
Cocineras comunitarias de los movimientos sociales Nuestramérica y Arroyito Seco iniciaron hoy un acampe frente a la Municipalidad para exigirle al intendente Emilio Jatón que cumpla con la promesa realizada hace siete meses y les entregue equipamiento para comedores y merenderos de más de 25 barrios. Además, demandan que desde el gobierno se comprometan a la creación de un programa de fortalecimiento en infraestructura para los 170 espacios alimentarios de la ciudad, que alimentan a más de 50 mil personas.
Pausa dialogó con Florencia Álvarez, de Nuestramérica, sobre la situación crítica que atraviesan los comedores y merenderos.
—¿Cuál es el reclamo que están elevando hoy?
—Desde el año pasado venimos demandándole a la Municipalidad que empiece a ejecutar algún tipo de política pública para los comedores y merenderos de la ciudad, porque se incrementó la cantidad de asistencia social que se está dando, no damos abasto, y el Estado no reconoce a las cocineras como trabajadoras. No hay equipamiento, no hay financiamiento para esos espacios, y las direcciones de alimentos de los distintos niveles del Estado no están cumpliendo con las partidas necesarias. En esa lógica, el año pasado empezamos a exigirle al Municipio una serie de equipamientos para comedores y merenderos, para mejorar las condiciones de trabajo en las que se elaboran los alimentos para la comunidad.
—¿Cuándo fue esto?
—Esto fue en noviembre del año pasado, y el Estado municipal se había comprometido a cumplir en 40 días; de hecho, después hablaron en concreto de "la segunda quincena de enero" o "la primera quincena de febrero". Pasada esa fecha comenzaron a responder con excusas y evasivas, y en el último tiempo directamente no hubo ningún tipo de respuesta. Entendemos que se pueden dilatar los tiempos en relación a la burocracia misma del Estado, pero tiene que haber una voluntad política de sentarse, repensar el trato y ya. Eso es lo que más enojó a la comunidad.
—¿Y cuáles son los elementos que están adeudando?
—Habían prometido ollas, utensilios de cocina, anafes, garrafas, sartenes, espumaderas, tablones, bancos. Hay compañeras que cocinan a la intemperie a leña. Son todas cosas muy básicas. Ni siquiera estamos pidiendo la restauración de espacios físicos: estamos pidiendo lo básico para poder cocinar. Porque ahora se hace con elementos prestados; los vecinos y las vecinas aportan sus ollas, sus espumaderas, cocinan con las cosas que tienen en su casa, y la cantidad de gente que alimentan es cada vez más.
—¿En qué barrios se ubican los comedores que participan de este reclamo?
—Te nombro algunos: Jesuita, La Chaqueñada, San Martín, Santa Rosa, Yapeyú, Loyola, entre otros. Son alrededor de 25 barrios. Y hoy también se sumaron al pedido las compañeras de Arroyito Seco, en Alto Verde, que están atravesando una situación muy similar, en el contexto de esta crisis generalizada.
—¿Cuántas personas comen en todos esos comedores?
—En el último relevamiento que hicimos las organizaciones nacionales contamos alrededor de 170 comedores y merenderos que alimentan a casi 50.000 personas, de las cuales la mayoría son niños y adultos mayores. Es una locura. Cada comedor, cada merendero, abastece a por lo menos 250 personas. Esos son los números del ReNaCOM, que es el Registro Nacional de Comedores.
—¿Y cómo se sostienen esos espacios hoy?
—Nuestras compañeras salen a pedir donaciones, entregan notas en comercios mayoristas. La comunidad trabajadora aporta donaciones y entiende la crisis que estamos pasando. En algún momento se había estabilizado un financiamiento que venía en parte de la Dirección de Alimentos nacional, en parte de Fortalecimiento Institucional de Provincia, en parte de Fortalecimiento Comunitario de la Municipalidad, pero en este año hubo una inflación calamitosa y quedaron totalmente desactualizados. Hoy no nos está alcanzando para comprar leche ni pollo, que son elementos esenciales, sobre todo la leche para las niñeces. En una época nuestra lucha era por los frescos, porque llegaran verduras y frutas a nuestros espacios, y hoy hubo un total retroceso y estamos saliendo a pelear por leche. De todas formas, reiteramos que el reclamo de hoy es por equipamiento: hemos pasado por distintas instancias, nos hemos reunido con todas las secretarías de la Municipalidad que tienen competencia en el tema, y ahora estamos pidiendo directamente que nos atiendan el secretario de Gobierno y el intendente.