Anoche, en el debate de candidatos para la gobernación de la provincia, solo la única candidata mujer puso sobre la mesa temas de género y diversidad. El movimiento político, social y cultural más grande de los últimos años en nuestro país está visiblemente fuera de agenda para los partidos que pretenden gobernar los próximos cuatro años.
Más de ocho años pasaron de aquel 3 de junio de 2015 que sacó a la calle a miles de mujeres en todo el país bajo la consigna Ni Una Menos. Ese consenso de base pero vital ("dejen de matarnos") dio forma a un movimiento masivo y transversal que hacia 2018 se transformó en la ola verde que terminó conquistando el aborto legal en 2020.
En el medio se conquistaron otras tantas leyes, decretos y ordenanzas, se pusieron en discusión mandatos, estereotipos, se visibilizaron violencias arraigadas y naturalizadas, y se motorizó un espíritu de lucha que trascendió todas las fronteras de nuestro país y del continente. El movimiento feminista y de las diversidades argentino es insumo, ejemplo y orgullo en todo el mundo.
Pero en este 2023 tan asquerosa y peligrosamente corrido a la derecha, toda la batalla que mujeres, lesbianas, trans, travas, maricas, vienen dando para crear una sociedad más inclusiva, respetuosa, con verdaderas posibilidades para todes, parece ser "piantavotos". Un nivel de humillación y falta de respeto intolerable para con un movimiento que cada 36 horas tiene una muerta producto de los femicidios y trans-travesticidios.
¿Representantes? ¿De qué?
El próximo domingo 10 de septiembre Santa Fe elegirá a sus representantes políticos para los próximos cuatro años y, según lo que dejaron ver anoche, de al menos los dos con más chances de llegar a la Casa Gris no sabemos que políticas tienen -si tienen- para mujeres y diversidades. Al otro solo le faltó colgarse el pañuelo celeste y tirar agua bendita. Y, como siempre, la única mujer presente fue la que trató el tema con altura, datos y la urgencia que amerita siempre.
Este domingo los tres candidatos y la única candidata mujer a gobernar la provincia expusieron sus propuestas a la ciudadanía en un debate televisado. Maximiliano Pullaro (Unidos), Marcelo Lewandowski (Juntos Avancemos), Carla Deiana (Frente de Izquierda) y Edelvino Bodoira (Viva la Libertad) debatieron poco en realidad y, en la mayoría de los casos, solo apuntaron ideas-slogans y no mucho más.
En la hora y cuarto que duró el debate, los candidatos expusieron en cuatro ejes temáticos. Uno de esos ejes fue "Políticas de salud, sociales, de género y diversidad". Si, todo eso, así todo junto. Para decir algo en poco más de tres minutos cada uno. ¿Y qué dijeron? Veamos.
Edelvino Bodoira (abogado rafaelino embanderado en la "defensa de la vida y la familia") uso sus dos minutos iniciales del eje para decir que hay que dar "asistencia, promoción, cuidados, inclusión, pero sin ideologías". El candidato se refirió en más de una ocasión a la "protección de la familia" -como si fuera algo atacado- "porque sigue siendo y va a ser siempre la célula básica de la sociedad".
En ese sentido señaló: "Vamos a proteger y cuidar a la familia, cuidar a los bebés, cuidar a los niños, ayudar en la educación a los padres, ayudar a los jóvenes que quieren fundar una familia".
Y para rematar el bloque, su única propuesta-acción de gobierno concreta fue esta: "Vamos a cambiarle el nombre actual al Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad, vamos a llamarlo Ministerio de la Familia. Somos todos familia, esto es Santa Fe, es una familia". Podría ser El cuento de la criada, si.
El siguiente aspirante a gobernador habilitado para hablar fue Marcelo Lewandowski, el candidato del oficialismo provincial, quien ni en los dos minutos iniciales ni en el minuto y 30 segundos para ampliar o hacer réplicas habló de género y diversidad. ¿Nada para decir? ¿Nada del Ministerio que fue abierto durante esta gestión y que Bodoira quiere borrar? ¿Nada de los Puntos Violeta? ¿Del cupo laboral trans que está teniendo sus primeros pases a planta en el Estado? ¿Del misoprostol del LIF? ¿Algo? ¿Nada?
El candidato más votado de las primarias, Maximiliano Pullaro, recién dijo algo sobre el tema en los últimos 30 segundos asignados y lo que dijo fue: "Vamos a llevar adelante un programa de lucha contra la violencia de género". ¿Qué programa? ¿Cómo? ¿Con qué presupuesto?
Para sorpresa de nadie, solo Carla Deiana, la única candidata mujer -y que además es feminista- fue la que habló con firmeza, propiedad y claridad sobre el tema. Primero lo hizo transversalizando los temas de género con los de consumos problemáticos y retomando algo que los otros candidatos habían apuntado: que el Estado trabaje junto a las iglesias en el tema adicciones.
Sobre esto la candidata de la izquierda señaló: "Hoy la única asistencia que hay para consumos problemáticos es toda privada, y la tercerización en las iglesias, como propusieron Pullaro y Bodoira, a lo que a llevado es a la trata de personas. Hace poquito tuvimos un caso en la ONG Remar, ligada a las iglesias evangélicas, donde se descubrió que en el país explotaban a víctimas de violencia de género y a personas en situación de adicción para trabajar gratis para los pastores evangélicos. No saben de lo que están hablando".
Luego, al referirse específicamente a temas de género, Deiana indicó: "Las mujeres y las diversidad hemos sido pisoteadas por todos los gobiernos, también por los gobiernos que crearon ministerios y oficina para hablar en nuestro nombre y después darnos la espalda. Continúan los femicidios y los travesticidios, no hay asistencia real y efectiva para las víctimas de violencia. No hay Ni una menos con desocupación, precarización laboral y salarios de miseria. Somos las mujeres las que cargamos sobre nuestras espaldas el peso del sistema educativo, somos las que tenemos las tareas más duras en los hospitales, las responsables de los comedores y merenderos populares, las que sostenemos la familia y las tareas de crianza, pero si no fuera por la izquierda las mujeres no tendríamos voz en este debate".
"Llamamos a todo el movimiento de mujeres a volver a organizarse, a volver a ganar las calles, a defender el aborto legal y a pelear por la efectiva implementación de la ESI en todo el territorio de Santa Fe", concluyó la candidata.
Educación
La Educación Sexual Integral (ESI) fue otro de los puntos, dentro del eje "Educación" del debate, donde los candidatos podrían haber mostrado sus cartas respecto de la perspectiva de género. Y aquí nuevamente ni Pullaro ni Lewandowski la tuvieron en agenda.
El cruce más importante se dio, claro, entre Deiana y Bodoira. La primera fue contundente con su planteo y la necesidad de avanzar en una educación pública y laica. Sobre la ESI específicamente apuntó que "la ley que hoy tenemos en algunas escuelas se aplica y en otras no. La ley nacional tiene una trampa: plantea que cada escuela puede adaptarla a su ideario, a sus propias creencias. Es decir que en algunas se enseña con perspectiva de género, laica y científica, y en otras se enseña lo que quiere el señor Bodoira. Necesitamos ESI ya".
A su turno, Bodoira retomó -casi que por primera y única vez- el guante y dijo: "El tratamiento de la ESI tiene que ser un tratamiento adecuado, hay que ayudar a los niños a comprender su proceso de crecimiento y el desarrollo de su sexualidad, la escuela no puede ser neutral con esto, es cierto, tiene que proteger también contra la violencia de género pero siempre debemos respetar las convicciones de los padres que son los primeros educadores, no hay que imponer, basta de ideologías, hay que respetar las convicciones familiares, son los primeros educadores". ¿Sabrá Bodoira que el 80% de los casos de maltrato y abuso a niños es intrafamiliar? Si, seguro que lo sabe...
La salida no es por acá
Hay una foto de Mercedes Sosa, con un cartel vial que dice "no girar a la derecha", que por estas semanas se viene compartiendo mucho en redes sociales. Bueno, habrá que repensar, discutir, evaluar, qué es la derecha hoy, quiénes están girando, cómo y qué opciones nos van quedando por fuera, porque la compartieron por igual simpatizantes y militantes al menos tres de las cuatro fuerzas que este domingo irán a las urnas.
Muchos pensamos que Milei era el límite por sus ideas antiestado, antiambientalismo, antifeminismo, por negacionista. Todo eso que veíamos con horror de los Trump y Bolsonaro. Pero parece que no, que a más de uno le seduce arrimarse ahí esperando vaya a saber qué.
"Y bueno que explote todo, que sea un correctivo para la clase política". Si claro, porque los muertos, las muertas, y los caídos y caídas del sistema -de salud, educación, laboral- para siempre no van a ser los que dicen y analizan eso ni los que hoy disputan un cargo, sea donde sea.
Las mujeres pobres, las travas condenadas a la calle, las niñas y niños, son siempre ese último orejón del tarro de la marginalidad, donde las mieles del liberalismo económico jamás en la historia llegaron ni a derramar media gota. Pero si son las primeras y primeros que sienten los coletazos de las políticas del odio, la discriminación y el "sálvense quien pueda" imperante.
Quienes vienen estudiando los fenómenos de ascenso y descenso de los Bolsonaros y Trumps del mundo, coinciden en algo que acá no estamos queriendo ver a tiempo: estas derechas de outsiders son profunda y principalmente masculinas, es fundamentalmente un fenómeno del macho -como explica Esther Solano-, y por eso hay un identificación que mujeres y diversidades jamás van a tener ahí. Entonces ¿por qué mayoritariamente los candidatos que no son Milei están decidiendo no hablar de cuestiones de género? ¿Qué pasa con los partidos nacionales y populares que están prefiriendo rascar votos por derecha en vez de hablarle, por ejemplo, a esas millones de pibas y mujeres que en 2020 reventaron las calles del país peleando por el aborto?
Muchas preguntas y casi nulas respuestas. ¿A quiénes quieren representar así?