Las claves para analizar una elección cuyo resultado puede mostrar un tablero del poder santafesino nunca antes visto, que abre camino para transformaciones profundas.

Las primarias provinciales de julio, en su rasgo de mega encuesta, pusieron sobre la mesa diferentes escenarios posibles de cara al futuro de la provincia. Todos poseen características únicas si se toman como referencia los 40 años del ciclo democrático vigente. El poder profundo y más tradicional está a las puertas de un recambio.

Estas son las claves

La vuelta de la UCR. Tras 60 años, la abrumadora ventaja de Maximiliano Pullaro en la pole position que resultó de las primarias lo vuelven número puesto. No es el Frente Progresista, no es Juntos por el Cambio. Es la UCR a pleno llegando por primera vez, desde la política del interior de la provincia, a la Casa Gris. Todo el poder al radicalismo. Medida en cientos de miles de votos, resta observar con cuánta espalda se ungirá al ex ministro de Seguridad de Miguel Lifschitz.

La crisis de los landlors. Son la raíz del poder en cada departamento, la representación cabal del establishment de cada terruño de la provincia, las billeteras imbatibles de la política comarcal. Las primarias para el Senado pusieron en crisis de renovación al futuro de la Cámara. También, como no sucedía desde 1987, la UCR tiene posibilidad real de hacerse del recinto. Actualmente, hay 12 departamentos justicialistas y siete de Unidos. Tras las primarias, quedaron ocho departamentos que pueden virar de signo. Donde más riesgo corre el justicialismo es en Belgrano, La Capital, Las Colonias, Rosario, San Javier y San Martín. En Castellanos y San Lorenzo puede pasar cualquier cosa.

Los tres tercios de Diputados. Como frente, y tras una campaña sólida y ordenada, Unidos para Cambiar tiene serias de chances de ganar la Cámara con la socialista Clara García a la cabeza. Resta observar si retiene todos los votos repartidos con bastante proporcionalidad entre sus listas internas radicales y socialistas. El peronismo, por su parte, puso todo el peso del gobierno provincial para movilizar a quienes no votaron en pos de que Omar Perotti triunfe. La contienda luce ajustada, sobre todo porque Amalia Granata puede comerle votos a los dos y por la reacción a la bomba que tiró Perotti cuando anunció su apoyo a Javier Milei en un eventual ballotage sin peronismo. ¿Caerán de allí algunos votos más para Carlos Del Frade?

Uno de los dos, en la lona. Para el peronismo, perder la elección a la Cámara de Diputados –descontando que perderá la mayoría en el Senado– resulta en un período de impotencia y fragmentación superior al de los 12 años de gobierno del Frente Progresista, ya sin siquiera la promesa de una referencia provincial, lugar ocupado por Perotti al menos en los últimos ocho años, y tras una campaña caótica y desmembrada. Para el socialismo, perder la elección de Diputados es enfrentar en cuatro años una caída vertical de poder: del gobierno provincial hasta 2019 a algunos gobiernos municipales (con la ciudad de Santa Fe entre ellos) y la Cámara presidida por Pablo Farías hasta 2023 a apenas un puñado de quizás siete diputados de 50, de cara al futuro.

Si a la UCR logra la trifecta –descontando que ya tiene dos de tres jugados en su favor y que tiene chances de quedarse con los dos tercios del Senado–, ¿por qué no se abriría nuevamente el debate de una Reforma Constitucional?

El país mira a Rosario. A todo o nada, la intendencia de Rosario es de uno contra uno. Pablo Javkin va por la reelección, Juan Monteverde lidera la mejor ocasión para llegar al poder de Ciudad Futura, el partido que nació como una territorial de aquellas que florecían en la muchachada de hace 15 años. Javkin sufre electoralmente la crisis de seguridad de una ciudad asolada por la dinámica propia de un territorio dedicado al comercio exterior ilegal de estupefacientes como una de sus actividades económicas principales. Monteverde supo capturar la ola de críticas al oficialismo y montó una campaña con rebotes nacionales, poniéndose en boca de los medios porteños.

En La Capital habrá grandes cambios. El departamento vira a un tono más amarillo. Las dos intendencias principales, Santa Fe y Santo Tomé, tuvieron primarias en espejo. Los intendentes perdieron con contendientes del propio espacio, más tirado hacia los tonos amarillos de Unidos para Cambiar. Los ganadores, Juan Pablo Poletti en Santa Fe y Miguel Weiss Ackerley, están a las puertas de los ejecutivos. Rincón hizo punta en este viraje hacia el amarillo, en 2021. Queda observar Monte Vera, es su primera elección municipal, donde peligra la larguísima continuidad de Luis Pallero, el “Beto”, que quedó bastante abajo en las primarias ante la peronista Romina Sonzogni. También está en riesgo la dilatada conducción comunal de Eduardo Lorinz, en Arroyo Leyes: en las primarias venció por muy poquito a su contrincante de Unidos para Cambiar, Alfredo Lorenzatto.

En una provincia que tuvo un 67% de participación en las primarias nacionales de agosto y un 62% en las primarias provinciales de julio, es decisivo observar la participación de cara a las nacionales de septiembre.

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