“Píldoras” en La 3068, un espectáculo que va hilando diferentes variantes de texto con una línea en común: el humor y las buenas actuaciones.
Recurrir a la magia para explicar algo suele ser una trampa. Se eluden así las definiciones concretas y se incurre en una generalización superficial. Pero hay cosas que no pueden calificarse de otro modo, y una de ellas es el espectáculo “Píldoras” que pudimos apreciar en La 3068. Una fórmula que prueba su eficacia con seguridad: una sala adecuada, la calidad de los textos elegidos y el talento de los actores y las actrices para interpretarlos.
La sala tiene el don de abstraer todo cuanto la rodea. Simultáneamente, se da allí la recuperación de la literatura, de la palabra, tan dejada hoy a un lado en favor de la imagen. Y el juego, que no decae en ningún momento. Allí están la verdadera razón y el valor singular de estas “Píldoras”, un homenaje también a la acción, prerrogativa humana que ha permitido asegurar la continuidad de la especie.
Los textos elegidos van y vienen continuamente, para reírnos y para conmovernos también. La ceremonia permite precisamente esa particularidad: que el espectador disfrute (mucho) de lo que ve y oye. Asiste a un trayecto narrativo con variantes, que tiene la enorme virtud de “engancharlo” prácticamente sin respiro.
Raúl Kreig y Vanina Monasterolo dirigen con evidente seguridad y con excelencias varias a un soberbio elenco actoral, que no deja de jugar precisamente. Ambos disfrutan de su tarea. Florencia Bellino, Julián Vicentín, Antonella Pennisi, Ignacio Santucho, María Agustina Arriola, Liliana Antonini y los brillantes José Pablo Viso y Roberto Francucci se deleitan componiendo a sus personajes. Que pueden ser cualquiera de nosotros. Son protagonistas las luces de Oscar Heit y muy bueno el sonido de Nadine Jofre.
Como ya expresamos en otra ocasión, quienes ejercen el humor y lo entregan al prójimo practican una de las formas más altas de la misericordia. El verdadero humorismo exige un espíritu poético, capaz de elevarse a la libertad y a la filosofía y dotado no de un gusto vacío, sino de una manera más alta de considerar al ser humano. En La 3068 nos pudimos reír y reflexionar. Qué más.
Excelentes obras, magníficos y talentosos actores de alto nivel. Una verdadera fiesta y alegría impartieron en cada escena representada. Felicitaciones y éxitos!!!!