La Selección Argentina atraviesa una profunda crisis: se quedó afuera del Mundial después de 40 años y de los Juegos Olímpicos luego de 24. Hay motivos y dirigentes para explicar semejante caída.
Los años complejos del básquet argentino se sintetizaron en febrero y agosto de este año, primero cuando no pudo entrar al Mundial y en este invierno cuando perdió la oportunidad de clasificar a los Juegos Olímpicos.
En el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata Argentina perdía 79-75 con República Dominicana en el último partido de las Eliminatorias para el Mundial y se quedaba afuera de la máxima cita internacional.
A la mala noticia del mes de febrero hay que agregarle otro golpe en el pasado mes de agosto: se quedó afuera de los Juegos Olímpicos de París 2024 luego de perder por 82-75 ante Bahamas en el Preclasificatorio de Santiago del Estero.
No se quedaba afuera de un Mundial desde 1982, mientras que la última vez que faltó a los JJOO fue en el año 2000, en Sydney.
Presente y dolor
Por estos días el dolor del básquet argentino se profundizó cuando arrancó el Mundial (25 de agosto) y no estaba la Albiceleste. Y como si eso fuese poco, el 28 de agosto se cumplieron 19 años de la consagración olímpica en Atenas 2004, el día que nuestro básquet se colgó una medalla de oro.
El presente está extremadamente lejos de aquella “Generación Dorada” que comandó Ginóbilli. El oro olímpico fue uno de los impactos deportivos más grandes de la historia del deporte argentino, pero antes hubo una victoria en la semifinal que conmovió al mundo. Argentina eliminaba a EEUU con todas sus figuras de la NBA, desde Tim Duncan hasta Allen Iverson, y con un joven LeBron James. Esa hazaña se sumaba al subcampeonato mundial del 2002, y sería el preludio de una década más entre los mejores del mundo, con otra medalla olímpica (bronce en 2008), un cuarto puesto que pudo ser podio en Londres 2012 y una permanencia entre los mejores en dos Mundiales (cuarto puesto en 2006 y quinto en 2010).
La “Generación Dorada” se convirtió en mito y cambió definitivamente la historia del básquet argentino. Mientras los jugadores agigantaban uno de los deportes más practicados en nuestro país, los dirigentes estuvieron en otra sintonía. Y fue así que llegó el 2014 y los propios jugadores alzaron la voz para denunciar “irregularidades”. El enorme Luis Scola fue el primero en pegar el grito: “No queremos ser parte de algo tan turbio.
La dirigencia nos ha puesto en esta situación angustiante que hace que el Mundial sea mucho menos importante. Necesitamos saber qué pasó y que haya un cambio profundo”. El principal apuntado era Germán Vaccaro, pero la lista era más amplia y también incluía a uno que era el vicepresidente tercero de la Confederación Argentina de Básquet, Fabián Borro.
El cambio forzado
Los jugadores lograron su cometido y lograron que no quedara nadie. La Inspección General de Justicia puso un interventor: Federico Susbielles. “No había ni los pasajes para los viajes. En realidad, no teníamos ni para viáticos. La gestión anterior había cobrado por adelantado derechos de la comercializadora, teníamos sponsors caídos y se debían dos meses de sueldos a los empleados. La deuda era de 4.000.000 de dólares y recuerdo que llegamos a tener 700 cheques rechazados, con acreedores llegando cada día a nuestras oficinas. A eso hay que sumarle la pérdida total de prestigio”, detalló Susbielles.
En 2016 impulsó el juicio penal contra Vaccaro y el final llegó en noviembre de 2022, cuando la nueva CAB, presidida por Fabián Borro, hizo un acuerdo con la defensa del ex presidente para evitar que se conocieran más detalles. Vaccaro asumió todas las culpas a cambio de una pena leve, el pago de 80.000 dólares y no poder ejercer cargos de por vida en el deporte.
Federico Susbielles, ex jugador bahiense y actual candidato a intendente por Bahía Blanca, le dedicó buena parte del último tramo de su gestión a la política de su ciudad, y en ese vacío de poder que dejó en el día a día aprovechó Borro, en alianza con Muratore, para superarlo en adhesiones federativas y obligarlo a dar de baja su candidatura para la reelección 2019. Ni siquiera alcanzó con el apoyo de los jugadores, especialmente Scola y Nocioni, y del entrenador Sergio Hernández. Después de una buena gestión, donde el básquet argentino parecía consolidar su crecimiento, nuevamente llegó “la vieja escuela de dirigentes”.
A borrar todo
Fabián Borro tomó el poder del básquet nacional, alineó a diferentes dirigentes de casi todas las federaciones provinciales y ejecutó cambios en los torneos. La Liga pasó de 16 a 20 clubes y la Liga Argentina (ex TNA), que tenía 16 o 18, fue llevada a 34, con un Torneo Federal, hoy en la órbita CAB, que casi siempre superó los 100. Así mantuvo a muchos dirigentes contentos y recaudó más, pero a costa de un declive deportivo, algo similar a la lógica que hoy vive el fútbol argentino −y mundial− buscando agrandar el negocio con más equipos.
Hoy los periodistas especializados y los que aman al glorioso básquet argentino, coinciden en que “la Liga no es lo que fue, es menos popular entre la gente, convoca menos en cada la cancha, tiene menos difusión y su nivel ha decrecido de manera notable”. En lo estrictamente deportivo los mejores jugadores emigran muy rápido, incluso a jugar a países de la región y el torneo local ya no es no esa fábrica de talentos que supo ser.
Además de ser parte de la vieja conducción que fue denunciada por administración fraudulenta, Borro no deja de dar señales de una conducción personalista, donde marca rivales políticos y va por ellos. El caso más destacado fue la expulsión de la Federación de Santa Fe. “Fue un tema claramente político que forma parte de una forma de actuar que dice defender la institucionalidad pero que realmente aplica la legalidad en quienes están en su contra. Así lo vemos en Buenos Aires, una federación que dirige Miguel Chami, su vice 1° en CAB, que recibió denuncias de varias asociaciones y perdió en todas las instancias legales, incluso en la Corte Suprema de la Provincia, pero sin embargo su federación nunca fue expulsada. Tampoco la de Córdoba, pese a que Mario Ontivero fue destituido como presidente. ¿Será porque es el vice 2° de la CAB que preside Fabián Borro?”, lanzó sin pelos en la lengua el presidente santafesino Roberto Monti. La Inspección de Personas Jurídicas obligó a que la CAB restituyera a Santa Fe en el mes de mayo. La CAB redobló la apuesta y no lo hizo en la práctica. La mantiene suspendida hasta que cumpla con los requisitos que le impone. Una pelea que sigue en la Justicia.
Opinión santafesina
El colega santafesino y presidente de APREBA (Asociación de Periodistas de Básquet de Argentina), Diego Vergara, aseguró: “Esta conducción que encabeza Fabian Borro y se termina en diciembre de este año nos dejó sin Mundial, sin Juegos Olímpicos y una imagen muy negativa a nivel social dentro de la actividad. Solo generó hartazgo, descreimiento a gran escala y acumulación de poder solo para pocos. Subestimó casi todo, generó la indiferencia de la gente con un odio direccionado a quienes no pensaban como él”. “Es la peor dirigencia que tuvo el básquet argentino”, concluyó el “Turco”.
De la crisis a la oportunidad
En diciembre debería haber elecciones en la CAB, y ante esa instancia el mundo del básquet se pregunta si alguien se presentará ante este panorama desolador o si Borro, a dedo, apuntará a su sucesor.
Nuestro básquet se quedó afuera del Mundial y de los Juegos Olímpicos, dos hechos que provocaron mayor visibilidad social. Pero a partir de esta profunda crisis deportiva muchos comienzan a descubrir el pésimo panorama institucional y económico del básquet argentino.
“Las crisis generan oportunidades”, se repite más de una vez. ¿Será que uno de los deportes más populares de nuestro país se aferrará de esta frase para volver a ser el que fue?