Santa Fe necesita su Ley de cine ya

Ley de Cine

Mientras se sigue esperando que la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica y Audiovisual Santafesina se debata en la Cámara de Diputados, entrevistamos al director Arturo Castro Godoy.

Mientras todo se tiñe de amarillo, en Santa Fe la comunidad audiovisual organizada sostiene el reclamo por la Ley de Cine. El 24 de agosto hubo una movilización en la Legislatura provincial, donde el proyecto, presentado en marzo de este año por la diputada Matilde Bruera (Lealtad Kirchnerista) está en tratamiento en la comisión de Cultura y Medios de Comunicación Social. 

“Estamos ahora a la espera de que nos hagan una segunda devolución del borrador que trabajamos con todas las asociaciones y organizaciones del sector, copiando otras leyes de otras provincias y mejorando y adaptando a la realidad que tenemos. Vienen siendo negociaciones bastante complicadas por cómo cuesta que los políticos entiendan que el dinero invertido en industrias culturales no es un dinero que se tira a la basura o que las cosas solamente valen en pesos, ¿viste?”, explica Arturo Castro Godoy, director de películas como El silencio y Aire, parte del grupo Comunidad Audiovisual Santafesina que reúne organizaciones del sector a lo largo y a lo ancho de la provincia y comenzó a elaborar la iniciativa en 2021.

“No terminan de entender la idea de que el arte en general tiene un valor que es simbólico, además de económico. Pero, si están mirando nada más los pesos, la verdad es que el circuito audiovisual ha traído cientos y millones de pesos a la provincia en inversiones, del Instituto Nacional de Cine y de otros capitales cuando armamos coproducciones. En el 2023 parece mentira tener que estar discutiendo esto: cada peso que se invierte en audiovisual se multiplica por cinco en términos de la redistribución de ingresos que eso supone para el lugar. Es dinero que se redistribuye muy rápidamente a través de un montón de rubros en la ciudad y en la provincia de Santa Fe, además de los sueldos. Tenemos que comenzar a dejar de pensar nada más la economía en términos de soja o de cabezas de ganado”, define. 

Sobran los ejemplos

La generación de trabajo local es uno de los puntos que están claros en el proyecto, que estipula que la mayor cantidad del equipo técnico y de los elencos sean lo más santafesinos posible. Después de Cultura, tiene que pasar por las comisiones de Presupuesto y Asuntos Constitucionales. Es fundamental contar con la ley antes de que termine el 2023, porque es un círculo virtuoso que hay que arrancar: “mientras más trabajo hay, más trabajo se genera, mientras nosotros podemos generar mejores posibilidades de rodaje acá, no solo van a ser nuestros proyectos, aunque esa es la parte más importante del proyecto de ley, sino que también vamos a tener la posibilidad de traer capitales extranjeros” explica Arturo. 

Menciona los ejemplos de Córdoba y de Jujuy, que cuenta con una Comisión de Filmaciones, una Dirección dependiente del Instituto de Artes Audiovisuales provincial que se encarga de atraer producciones locales, nacionales e internacionales, facilitar rodajes y privilegiar el trabajo de los equipos técnicos locales, promoviendo la producción audiovisual y promocionando turísticamente la provincia a través de los contenidos audiovisuales. “Para esa gente que parecería que solo piensa en la inversión privada como el valor de las cosas, las leyes como la que estamos queriendo aprobar generan posibilidades de atraer inversiones privadas muy rápidamente”, refuerza el cineasta.

Otro ejemplo cercano y concreto de lo que significa el fomento a las artes audiovisuales es el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER), que acaba de celebrar su quinta edición y presentar la reglamentación de la Ley de Fomento Audiovisual, en Paraná. “El FICER es una muestra clarísima de cómo con decisión política y una visión ajustada a los tiempos en los que estamos se puede construir un espacio que en muy pocos años, en muy pocas ediciones, se convierte en esencial y valiosísimo para el sector audiovisual en el país. Es de primerísimo nivel gracias a una buena curaduría y a pensar hacia dónde se dirige a través de las películas nacionales e internacionales que reúne, ubicando a Entre Ríos como una provincia espectacular para ir a filmar”, describe el realizador. “Tienen, además, cineastas impresionantes ¿no? Es una provincia que tiene un semillero de talento mientras que quizás acá no hemos tenido la suerte de organizarnos como sector. Lo hemos logrado con mucho trabajo ahora, y de tener una política estatal que acompañe lo que necesitamos, el crecimiento va a ser exponencial”, confía. 

Para las generaciones futuras

El proyecto apunta a todas las aristas de la producción audiovisual, a través de la creación del Fondo del Sistema de Fomento a la Actividad Cinematográfica y Audiovisual, cuyo monto total anual será destinado en un 80% al fomento directo a la producción de obras audiovisuales en todas sus etapas, un 5% para la realización del Festival Internacional de Cine de Santa Fe, un 5% para la Cinemateca Santafesina y un 10% para otras funciones y gastos. Se contempla además la gestión de becas de estudio, el control del cumplimiento del cupo del 5% para obras santafesinas en cines comerciales, canales de televisión y plataformas online y la preservación de las salas y espacios de exhibición ya existentes y la apertura de nuevos.

“No tenemos en la provincia hoy en día un Festival de Cine ni un Mercado audiovisual de la envergadura que tendríamos que tener, en una provincia en la que se filma muchísimo y donde hay nueve instituciones que enseñan audiovisual, con un flujo de egresados todos los años muy grande que necesita un espacio para seguir formándose, para establecer lazos y proyectar sus trabajos. No hay ninguna razón por la cual en el lugar en el que se hizo la primera Escuela de Cine de Latinoamérica de la mano de Fernando Birri no haya un festival de cine”, fundamenta Arturo.

La existencia de una Cinemateca y Archivo Audiovisual es también una deuda, tan santafesina como nacional, con nuestra identidad y nuestra memoria. Para seguir con los ejemplos, en la ciudad tenemos el antecedente de la película de la coronación de la Virgen de Guadalupe del 22 de abril de 1928 de la compañía de Federico Valle, pionero de la época. Las cintas fueron encontradas en 2005 en la sacristía de la Basílica, mientras se hacían trabajos en el edificio, gracias a la virgencita americana o, más bien, al azar. “Que no se haya descompuesto en tanto tiempo, sin haber estado en las condiciones de humedad requeridas, es realmente bastante raro: la película sobrevivió de milagro”, dijo en su momento Fernando Martín Peña, quien tuvo a su cargo la restauración del film, hoy disponible en la web Capital Cultural de la Municipalidad.

“La preservación, conservación y restauración del acervo audiovisual está en crisis, hay una historia riquísima del cine argentino que está normalmente en manos de privados o de personas que se ocupan como pueden, pero sin los recursos necesarios. En Santa Fe se filma desde hace mucho, desde ‘El último malón’ (1918) de Alcides Greca, el acervo audiovisual que tenemos tiene un valor grandísimo y requiere un espacio pensado y equipado que nos pueda dar la posibilidad de comenzar a restaurar obras de personas que filmaron hace mucho y que no se sabe muy bien dónde ni en qué estado están. Es una manera de conservar nuestra memoria, nuestra identidad como personas, como santafesinos, nuestra cultura y nuestras imágenes. Las generaciones futuras tienen que contar con la posibilidad de entender un poco la historia de la provincia y de nuestras ciudades a través del cine, que es una herramienta de creación simbólica potentísima. Se tiene que encargar el Estado, porque no hay otra manera”, afirma Arturo.

“Si bien este es un momento dificilísimo, no solo para Santa Fe sino para el país y para la región, en cuanto a lo económico y a lo que tiene que ver con el lugar del audiovisual en el mundo que viene, nosotros sentimos −y creo que es evidente− que es un lugar cada vez más central en cuanto a la industria cultural y a la posibilidad de generar obras que de alguna manera nos interpelen y nos hagan repensar nuestra manera de vivir y nuestra manera de relacionarnos en sociedad”, concluye Arturo Castro Godoy.

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