En unas elecciones marcadas por el asesinato de un postulante, una ola de violencia narcocriminal y altas tasas de pobreza, hoy el Ecuador dolarizado elige entre la correísta Luisa González y el hijo de millonarios Daniel Noboa.
En unos comicios de segunda vuelta que se anticipan reñidos y tensos tras el asesinato Fernando Villavicencio, el favorito en la primera vuelta, los ecuatorianos eligen entre Luisa González –alfil del expresidente socialista Rafael Correa (2007-2017)– y Daniel Noboa –hijo de uno de los hombres más ricos del país, empresario bananero. Unos 13.400.000 de los 16.900.000 ecuatorianos deberán ejercer el voto obligatorio. Las urnas cierran a las 19:00 (hora Argentina). La mayoría de las encuestas prevén un cabeza a cabeza. En el primer turno Noboa obtuvo el 23% de los votos contra 34% de González.
Tanto González como Noboa bajaron el telón de una campaña marcada por los chalecos antibalas, custodios con fusiles y un clamor unánime: frenar la violencia. En el proceso electoral, ocho dirigentes fueron asesinados, entre ellos un alcalde, dos concejales municipales, un candidato a diputado y Villavicencio, favorito para la primera vuelta del 20 agosto, baleado cuando salía de un acto en Quito a pocos días de los comicios. Siete de los presos implicados en su crimen fueron asesinados en diferentes cárceles.
Apoyado por fuerzas de derecha y autoproclamado de centroizquierda, Noboa podría convertirse en el mandatario más joven en la historia del país a sus 35 años. De su lado, González, de 45 años, aspira ser la primera en llegar a la Presidencia de Ecuador a través del voto popular.
Unos 100.000 militares y policías están desplegados en todo el país para garantizar la seguridad de las elecciones. En los últimos años Ecuador se ha transformado en un centro de operaciones de cárteles de droga con tentáculos internacionales que imponen un régimen de terror y dejan miles de muertos, algunos desmembrados o colgados de puentes.
El vencedor gobernará Ecuador por casi 17 meses hasta terminar el periodo presidencial del derechista Guillermo Lasso, quien disolvió el Congreso y llamó a elecciones anticipadas para esquivar la destitución en un juicio político por corrupción.
El nuevo mandato será una suerte de precampaña de cara a la elección por cuatro años en 2025, lo que marcará el estilo del breve periodo. A la crisis institucional se sumó la violencia política y el escepticismo sobre la economía en un país dolarizado y con altísimas tasas de pobreza.
González y Noboa se comprometieron a combatir el crimen y las bandas narcotraficantes. Entre 2018 y 2022 la tasa de homicidios se cuadriplicó y trepó a 26 asesinatos por cada 100.000 habitantes (en Argentina la tasa es 4,2). Este año expertos calculan que aumentará a 40.