Según los últimos datos del Indec, los salarios recibieron duramente el golpe de la inflación de agosto y septiembre. Los no registrados están por el piso
En septiembre, último dato disponible, la inflación fue de 12,7% y los salarios públicos subieron 11%, los privados 13,2% y los no registrados un 7,5%. Se trató del segundo mes del fogonazo inflacionario post primarias, que arrancó en agosto con el 12,4%.
La disparada de precios hizo que se perdiera el mínimo efecto de recuperación que hubo en julio, vinculado también al aguinaldo. Los salarios quedaron en septiembre con una pérdida del poder adquisitivo, durante 2023, del 1,38% para los privados y públicos registrados y del 13,3% para los no registrados.
El resultado final de 2022 no fue bueno. Si bien los salarios públicos tuvieron una mínima recuperación, se pasaron todo el año corriendo desde atrás. Los privados también y, además, quedaron perdiendo. Y la situación de los no registrados en 2022 fue de total pérdida.
Un abismo que arranca 2015
En comparación con 2015, cuando Juntos por el Cambio llegó al poder, los trabajadores privados registrados llevan perdido el 19,8% de su poder adquisitivo y los públicos el 23,4%. Los trabajadores no registrados, cuyos datos de salario se publican desde noviembre de 2016, llevan una retracción acumulada de 45,2%.
Durante la gestión de Alberto Fernández el poder adquisitivo no cayó con la misma brutalidad que durante la gestión de Mauricio Macri, pero siguió en su camino descendente.
Que el porcentaje no confunda. Una caída del 20% del poder adquisitivo de un salario equivale a no tener más dinero el día 24 de cada mes. Es muchísimo.
La caída no es pareja. Durante el macrismo el poder adquisitivo se recuperó notablemente, sobre todo en los no registrados en las proximidades de la elección de 2017, que el oficialismo ganó, aunque nunca llegó a los niveles de 2015 (su "mayor" logro fue que los salarios privados quedaran 2,7% abajo de 2015). La mayor pérdida del poder adquisitivo se produce entre 2017 y 2019. La caída es abrupta.
La gestión de Macri terminó con una caída del 20,8% del poder adquisitivo de los privados registrados y de 23,6% de los públicos. Los no registrados perdieron 22,6% con Macri.
Sin embargo, los no registrados perdieron el 28,2% de su poder adquisitivo desde 2019. No sucede lo mismo con el daño recibido por los asalariados registrados, que a septiembre registraban una pérdida de 1,7% en los privados registrados y de 1,1% en los públicos, en la comparación con 2019.
Se nota así una desigualdad muy marcada. El conjunto de los trabajadores perdió de forma compacta el poder adquisitivo durante el macrismo. Durante el gobierno de Fernández, los trabajadores con sindicatos y convenios colectivos mantuvieron, a duras penas y corriendo desde atrás, el poder adquisitivo. Durante los últimos cuatro años, los trabajadores no registrados quedaron completamente sueltos y desenganchados, perdiendo tanto poder adquisitivo como cuando sufrieron el macrismo (sobre todo si se considera el retraso en la medición de 2016).