Pedro Pagés y su grupo Río presentarán en la Sala Maggi el capítulo veraniego de “Las estaciones”, el disco que están a punto de terminar. El show será este jueves 30 de noviembre y en la previa entrevistamos al cantautor.
Pedro Pagés es un nombre con una cara reconocible para cualquiera que más o menos frecuente recitales o acontecimientos culturales en general. Arriba o abajo de los escenarios, con la guitarra al hombro o pucheando a un costado, él siempre anda. Cualquiera sea el caso, a Pedro nunca lo enganchás desatento. Tiene muy practicado el ejercicio de la contemplación y a cada paso que da lo precede una observación meticulosa, aunque eso no significa que sea lento: a veces hay que ir para adelante sin darle mucha vuelta, tirar el dado y avanzar de casillero.
Con estas definiciones anteriores podríamos introducir la historia de Las estaciones, el cuadríptico que está muy cerca de completar después de que presente “El verano”, el tercer EP de esta colección: “Por ahí yo no soy una persona que trabaje mucho con los conceptos ni nada, pero por ejemplo me parece que estaba buena esta idea, es casi que una buena excusa para ponerse a laburar. Eso sumado a la particularidad que tienen las estaciones, que son orgánicas, como la vida misma y por ahí es también un concepto que ya está probado por los grandes como hicieron Vivaldi o Piazzola, con los que obviamente no me comparo; sin embargo, es recontra potable como disparador para por ejemplo decir ‘bueno, qué me sugiere este clima o este estado, cómo fluctúa el río en esta época y cómo lo hace en la otra’, es como una punta de diamante con la que rompo el blanco”, declara el cantautor ante la consulta de Pausa.
Criado en el seno de una familia apegada a las letras, sobre todo por su padre el periodista y escritor José Luis Pagés, la vocación de Pedro no cayó muy lejos de ahí, aunque su vínculo con la escritura es un poco menos formal. O por lo menos eso es lo que él cree cuando habla de que “por ahí cuando vuelvo a leer mis letras me doy cuenta de que falta algún conector o cosas así, que no están del todo ordenadas, a mí me importa más la sonoridad de una palabra. O sea, admito que soy medio bestia, pero también digo que las maneras de decir son infinitas”. Humildemente, desde estos renglones le entregamos la licencia poética que todo artista (persona) tiene derecho a emplear cuando la crea necesaria.
Pero ordenar palabras en una métrica con un ritmo atractivo no es el método de Pedro para hacer canciones. Lo suyo, como decíamos, es poner atención a algo que ya existe pero que no es evidente, a agudizar los sentidos para seguir el rastro de un brillo tenue que esconde una fuente de luz secreta, partiendo de un sonido simple y llano como el cantito de algún pájaro o de la lluvia misma: “En mi caso, el proceso creativo suele comenzar con una célula rítmica o sonora, o con algunas palabras que me atraen de alguna manera”, explica.
“Después, le dedicó un tiempo a explorar esas ideas, a ver qué pasa cuando las canto, a qué me llevan. A veces, el proceso es rápido y fluido, y en otras ocasiones puede llevarme días, semanas o incluso meses. No siempre sé qué estoy diciendo cuando comienzo a escribir, pero cuando una palabra permite ser cantada, sé que si exploro y tengo paciencia va a tomar forma”.
Para Pagés, la música tiene un poder evocador, capaz de suscitar emociones y sensaciones profundas. “Creo que la música puede ayudarnos a revelar presencias que están ocultas en nuestro interior”, dice. “Muchas veces, las canciones son como puertas que nos permiten acceder a un mundo que no es de este plano, o que tiene una participación en este mundo pero que está escondido, como una sombra o un duende”.
Lo mágico, entonces, es una idea que está presente en su proceso creativo. “Para mí, la magia es la capacidad de hacer tangible algo que no es tangible. Es la capacidad de revelar lo que está oculto. Creo que la música tiene esa capacidad, y es por eso que me fascina”.
Lo nuevo
“El verano” fue grabado por la encarnación actual de Pedro Pagés trío, con Santiago Lo Vuolo en bajo fretless, Checho Rosa en percusión y compuesto por Pagés, quien aportó guitarras y voz, claro. Sobre esta alineación de integrantes, el músico contó que “el resultado para mí fue súper sorprendente porque, bueno, yo venía muy acostumbrado a aprovechar la energía que se genera en las tocatas en vivo y esta era una banda nueva, que nunca se presentó en ningún show y fue derecho al estudio”.
El resultado, así como lo suponía el propio líder del proyecto, es orgánico. Y lo es en sus distintas capas: en la primera escucha de la trova pop “En la sangre”, una de las canciones nuevas, cada movimiento parece natural, desde el arpegio introductorio y el primer verso (“En los nudos de mi carne/el latido de mi sangre…”) hasta la entrada de Rosa y Lo Vuolo, cada sonido se acopla a la marcha y crece no desde abajo, sino desde adentro. El tema va ganando calor y florece hasta que Pagés se ensancha y demuestra su espíritu cantor, jugando con los matices de su canto (incluso con voces dobladas) y desarrollando su poesía “instintiva”, que es como él mismo define su escritura.
Ese ánimo fresco, espontáneo, está bien impreso también en “Luna negra”, la otra canción que compone este EP, aunque eso no interfiere con que el resultado sea cuidado, prolijo, pulido. Y en gran medida ese es un crédito para Emmanuel Bayúgar, que no solamente grabó y mezcló, sino que además “fue el encargado de tomar todas las decisiones estéticas, lo que para mí fue depositar una confianza extrema porque yo no tengo más recursos que la intuición y mis propias experiencias para hacerlo, pero fue un gustazo poder estar en el estudio que es el lugar donde tenés todos los colores a disposición para pintar, pero para eso también hay que tener criterio”. Volviendo a “Luna negra”, podría etiquetarse como una chacarera brillosa llena de detallecitos como para bailar descalzo en la arena. Para completar la ficha técnica, cabe también mencionar a Cristian Ruiz en arte de tapa y diseño, que también trabajó codo a codo con Pagés en este aspecto y que no dejó ningún área sin cuidar de cerca.
Estreno
Todo el material hasta ahora grabado y publicado de Las estaciones (aún resta el capítulo del otoño) se puede escuchar en todas las plataformas desde el 23 de noviembre, en tanto que la presentación del material nuevo, selección del repertorio de Pedro Pagés (El vuelo de la mariposa y No sé son sus discos anteriores) e incluso algunas inéditas tendrá lugar en la Sala Maggi del Foro Cultural UNL (9 de julio 2150) el jueves 30 de noviembre desde las 21.
Además del propio Pagés, serán de la partida el propio Checho Rosa en percusiones, Nicolás Serrano en trompeta, José Ayala en bajo, Pablo Ayala en mandolina y Juan Candioti tocando el violonchelo.