Pedro Ortiz, procesado por abusar sexualmente a al menos cuatro alumnas del colegio primario Sagrado Corazón, pidió "permiso" para viajar a España, pero ya tiene los pasajes. Familiares de las víctimas temen que quiera escaparse: dialogamos con Débora Cieri, la primera en denunciar a Ortiz.
Pedro Ortiz, ex director del nivel primario del colegio Sagrado Corazón, en Venado Tuerto, y acusado por abusar sexualmente de al menos cuatro de sus alumnas, solicitó "autorización" para salir del país por 50 días; el pedido está acompañado por una fotocopia de los pasajes, que ya fueron comprados. Las familias de las víctimas, al igual que la fiscal Florencia Schiappa Pietra, ya alzaron la voz exigiendo a la jueza Paula Borrello que rechace el pedido, y entienden que, en vistas a la cercanía del juicio, Ortiz podría tener la intención de irse y no regresar. El próximo 23 de noviembre se realizará una audiencia donde se evaluará la situación.
Ortiz fue denunciado por primera vez en 2021 y fue apartado de la dirección del colegio y trasladado a Buenos Aires, con el encubrimiento del equipo del Sagrado Corazón. En ese tiempo, y estando ya imputado, realizó un viaje de dos meses a España, país del que es oriundo, a pesar de la oposición de la familia de la víctima. Luego, durante 2022, se fueron sumando nuevas denuncias, para llegar a las cuatro que hoy figuran en la causa.
En marzo de este año, la Cámara de Apelaciones rechazó el pedido de prisión preventiva solicitado por la fiscalía y la querella, y garantizó la continuidad de la domiciliaria para Ortiz, que debe acatar ciertas reglas: presentarse diariamente en sede policial, no ejercer la docencia ni entrar en contacto con menores y no salir del país. Además, en esa misma audiencia se lo instó a cambiar su lugar de residencia ya que el que había establecido, en Temperley, era un colegio, en el que nuevamente se encontraba en cercanía de menores.
"Es una tomada de pelo"
Pausa dialogó con Débora Cieri, mamá de Martina y la primera en denunciar al ex director, que expresó su preocupación por el pedido de Ortiz y remarcó la necesidad de presionar para que la Justicia lo rechace.
—¿Cómo llegan a realizar la primera denuncia?
—Nosotros veníamos investigando, escuchando y viendo cosas bastante raras en el colegio. Mi hija me hacía algunos comentarios, como que no le gustaba la manera en que el hermano Pedro le hablaba al oído a las compañeritas o les tocaba la cintura; o escuché que hablaban entre ellas y decían "no vamos a quedar solas porque no nos gusta que el hermano Pedro nos venga a hablar". Esas cosas me empezaron a llamar la atención, y empezó a haber muchos rumores a raíz de un viaje de estudios, cada vez más fuertes. Yo trabajo hace mucho tiempo en Cáritas Diocesana, donde hay un equipo que trabaja con violencia de género y abuso sexual. También soy trabajadora social, trabajo en niñez. Un día mi hija me cuenta lo que había pasado. Con los primeros que hablé fue con Cáritas, e hicimos la denuncia ante Fiscalía. Lamentablemente, al trabajar en esto, sabía que era un
camino muy complicado. Hicimos la denuncia en septiembre de 2021. Mi hija tenía que hacer la cámara Gesell y venía con bastantes problemas psiquiátricos y psicológicos, entonces no estaba preparada para hablar, recién lo pudo hacer en diciembre. El resultado fue contundente, y ya en diciembre de 2021 pasó por primera vez esto de este famoso permiso de viaje, por eso ahora abro el paraguas, porque ese mismo año me opuse pero a los tres días le dieron el permiso y el señor, ya estando procesado, viajó dos meses a España, como lo está solicitando ahora. Por eso digo que ahora hay que hacer algo porque esto va a volver a pasar.
—¿Cómo continuó el caso?
—Con mi hija decidimos dar a conocer esto a la prensa para ver si otros se animaban a hablar, porque yo había hablado con un montón de personas pero nadie se animaba a hablar ni a hacer la denuncia. Cuando lo dimos a conocer a mediados de 2022 fue súper positivo porque empezaron a aparecer otras denuncias: ahora hay cuatro. A él lo vinieron a buscar y se lo llevaron a Buenos Aires. En el colegio se dijo que tenía problemas de salud; nunca reconocieron que estaba procesado por abuso. Se lo llevaron a un colegio corazonista en Temperley, que tiene la misma modalidad del Sagrado Corazón de acá, con una casita donde viven los sacerdotes y una puerta en el fondo que da el colegio. Entonces dijimos que era ilógico: si hablando de que esta persona no puede estar en contacto con niños ni adolescentes, ¿cómo está viviendo en un colegio? Ahí le dieron un mes para fijar otro domicilio y lo hicieron en Buenos Aires, en la calle Estado de Palestina, donde recién noté que hay un edificio que es como una pensión universitaria de los corazonistas, y, oh casualidad, está muy cerca de un colegio. La Policía tenía que hacer un montón de informes socioambientales, pero nunca tuvimos respuesta. Y al estar lejos es una lucha constante si va a firmar, si no va a firmar, si cumple, si no cumplen. Yo te soy sincera, para mí no cumple, pero la Justicia no hace nada. Entonces, que hoy yo me entere que el pedido de viaje está acompañado con las fotocopias del pasaje de avión de ida y vuelta es una tomada de pelo. Es decir, el poder lo tiene él: te presento esto formalmente, pero me voy igual, porque ya tengo el pasaje. Es ilógico, hay que meter presión por todas partes.
—¿Cómo evaluás el accionar de la Justicia en ese sentido?
—Las cosas vienen lentas, muy lentas, y raras, porque no estamos hablando de cualquier hijo de vecino, sino de una persona con mucho poder. Todas las cosas positivas van para él que es un abusador y nadie piensa en las víctimas. Es muy lamentable. En diciembre tuvimos una audiencia maratónica en la que pedimos por favor que este señor espere el juicio oral en prisión, y lo denegaron. Lo pedimos otra vez y lo volvieron a denegar, pero hay un montón de puntos que tiene que cumplir; por ejemplo, tiene terminantemente prohibida la salida del país. No puede estar en contacto con niños ni adolescentes, no puede pertenecer a ningún grupo de la iglesia, ni ser maestro. Ahora nos enteramos que pide permiso para irse de vacaciones dos meses a visitar a su familia. ¿Quién me dice que no se lo van a dar, si ya se lo dieron una vez? Yo no tengo confianza en absoluto en esta jueza, en ningún momento me cayó en gracia porque todo es en beneficio del abusador, no hizo una a favor nuestro. Esto no me da tranquilidad.
—¿Ustedes temen que él quiera escaparse?
—Para nosotros él se la está viendo bastante complicada y si se va no va a volver, porque es ciudadano español. Olvidate. No me extrañaría que pase eso, porque todo nos fue demostrando que él hace lo que quiere y que la Justicia es injusta. El jueves 23 de noviembre habrá una audiencia para resolver el tema del permiso. La idea es convocar gente para llenar la sala y ejercer presión.
—¿En qué estado se encuentra la causa actualmente?
—Hoy hace ya dos años que estamos esperando la fecha del juicio oral. Todavía no se llegó a juicio oral, faltaban unas cosas. Siempre falta algo, siempre falta algún papel para terminar la acusación, porque siguen apareciendo casos. Lamentablemente es así. Tengo entendido que se estaba terminando la acusación para que nos den fecha fin de año para el juicio.
—¿Y cuál fue el rol del colegio en todo este proceso?
—El colegio nunca dio explicaciones. Cuando hicimos la primera marcha sacaron un comunicado vergonzoso, diciendo que era todo una campaña en contra del colegio. Nos echaban la culpa a nosotros, papás y víctimas, y a la prensa, diciendo que era una movida para ensuciar a la institución. En ningún momento se hicieron cargo de nada, fue vergonzoso. Es el único comunicado que sacaron; desde ahí un silencio hermético y total. Se defienden y se ocultan todos entre todos, no hubo nadie que diga nada. Intentaron tapar cosas intapables, solo un par le dijeron a la fiscal llorando que no podían hablar porque sino perdían el trabajo. Hay un sistema de encubrimiento tremendo.
—En síntesis, ¿qué es lo que esperan ahora?
—Yo quiero que haya justicia y que vaya preso porque es un abusador. Mi hija está esperando la fecha del juicio hace un montón, porque quiere que se haga justicia, porque sufrió mucho, y ahora le tengo que decir "mamá va a volver a salir en los medios porque pasa esto y esto", es una locura. Nadie piensa en las víctimas.