Cerró el ciclo político de una gestión presidencial malograda y de promesas olvidadas e incumplidas. El aprendizaje: una cosa es la estrategia para obtener el poder y otra cosa es mantenerlo y conducirlo eficientemente.
La aventura del Frente de Todos (FdT) finalizó el 10 de diciembre su ciclo político con una gestión de mediocre a mala, aunque podría afirmarse que cerró con el apartamiento de Alberto Fernández de una candidatura presidencial. Después de este hecho, se dio comienzo a la etapa de Unión por la Patria con el liderazgo del por entonces ministro de Economía, Sergio Massa, y un virtual corrimiento de la escena de Cristina Fernández de Kirchner y del presidente Alberto Fernández, aunque fue más pronunciado en este último.
La derrota en el balotaje le puso fin al gobierno nacional, pero con un aprendizaje muy claro a lo largo de los cuatro años: una cosa es el éxito en la estrategia para obtener el poder y otra cosa es el éxito para mantenerlo y gestionarlo eficientemente.
El gobierno del FdT asumió en 2019 con la promesa de reparar económicamente las consecuencias muy negativas del gobierno de Cambiemos con Mauricio Macri a la cabeza: una pérdida del poder adquisitivo de un promedio del 20%, un piso de inflación de más del 50%, la pobreza en aumento y un endeudamiento externo enorme con el préstamo más grande que haya otorgado el Fondo Monetario Internacional (FMI) en toda su historia.
En ese marco, la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner asumió para dar una respuesta a las demandas generadas por la experiencia macrista. Dicha candidatura fue parte de la estrategia de CFK, al entender en aquel año que “sin ella no se podía y solamente con ella no alcanzaba”. Por lo tanto, apostó a una alianza peronista amplia con los diversos sectores que componen, desde la izquierda y la derecha, al peronismo y con la candidatura de Alberto Fernández como “síntesis” más centrista de la estrategia.
A lo largo de toda la gestión presidencial, el funcionamiento de la coalición fue deficiente, signada por el internismo, la puja por el delineamiento de la agenda de gobierno y la conducción endeble de Alberto Fernández. Fundamentalmente, desde el sector vinculado a la vicepresidenta se cuestionó insistentemente la forma en la que el presidente y su círculo de confianza gestionaban la renegociación de la deuda con el FMI de manera más colaboracionista, acompañado de una mala gestión en la economía.
El último capítulo de dicha interna tuvo lugar en la elección de la fórmula presidencial para las elecciones de 2023. Tras severas insistencias, Alberto Fernández renunció a competir por la reelección, pero no sin pretensiones en la configuración de las candidaturas. Daniel Scioli, Wado de Pedro, Juan Manzur fueron algunos de los nombres que aparecían en la negociación y que finalmente fueron dejados de lado para consensuar en el candidato más centrista en un contexto de viraje hacia la derecha (Sergio Massa) y con un compañero en la vicepresidencia de confianza de Alberto Fernández (Agustín Rossi). Así emergió el sello Unión por la Patria.
El cambio de nomenclatura intentó marcar el inicio de otra etapa a nivel político, a pesar de que los socios de la coalición fueran los mismos. De todos modos, la gestión del Frente de Todos cerró su gestión nacional con un empeoramiento de las condiciones recibidas. Si bien hay algunos aspectos en donde la economía tuvo una mejora cualitativa (creación del empleo registrado), y que parte de los malos resultados económicos estuvieron fuertemente influenciados por factores extraordinarios (pandemia, sequía y guerra en Ucrania), la gestión económica definitivamente llevó a la coalición a su derrota.
El triple de inflación que el piso dejado por Mauricio Macri, el fuerte deterioro de las reservas del Banco Central y la renegociación constante con el FMI, la inestabilidad (y las corridas) del tipo de cambio, el crecimiento de la pobreza y una distribución del ingreso cada vez más desigual signaron el último año de gestión presidencial en medio de la campaña electoral.
En síntesis, el fin de la experiencia del Frente de Todos al frente del gobierno nacional está acompañada por una posible salida del país de Alberto Fernández y el anuncio de Sergio Massa de terminación de su vida política. La derrota electoral y la mala gestión presidencial dejaron en un lugar incómodo al peronismo para los próximos años.
Por lo tanto, resta aún observar cuál será el reacomodamiento del peronismo en términos de construcción de un liderazgo nacional hacia los próximos años, así como también frente a la agenda de reformas políticas y económicas que plantea el gobierno libertario de Javier Milei.