Tarde de banderas rojas y blancas en la Legislatura, presencia de dirigentes provinciales y nacionales y unos temazos tocados por la banda de la Policía.
“Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser gobierno como en el 83” entonan, en la Plaza de la Legislatura, en la explanada donde usualmente se juntan los hinchas de Colón en la previa de cada uno de los partidos. Son aproximadamente las seis y media de la tarde y faltando media hora para la asunción del nuevo gobernador la plaza apenas sí está llena en una tercera parte, en un 30%.
Hay agrupaciones militantes de distintos lugares de la provincia, banderas rojas y blancas, con el escudo de la Unión Cívica Radical, banderas argentinas también, y alguno que otro con la remera de la Franja Morada. Lo primero que se nota al llegar a la plaza es que aquí no hay tal cosa como una suerte de militancia organizada, al menos no masivamente: son pequeños focos de militantes los que esperan que comiencen a llegar los primeros referentes de este “Frente de Frentes” que hoy parece haberse olvidado que están a punto de tomarle juramento a su nuevo gobernador. En la plaza no hay otra cosa que radicales. No hay agrupaciones o asociaciones socialistas, no hay agrupaciones o militantes del PRO. El Frente de Frentes, el “Unidos para Cambiar Santa Fe”, parece haber dejado, al menos en la plaza y en la explanada, bastante en soledad a Maximiliano Pullaro.
Sin lugar a dudas la figura de Pullaro interpela muchísimo a quienes se han acercado a la Legislatura. No lo votaron por descarte, lo votaron por convicción. Las pocas palabras que intercambiamos con algunos de los presentes nos dejan esto en claro. Les gusta la idea de un cambio, los entusiasma lo que está por venir. Los ejes centrales por los cuales definieron por esta opción, dentro incluso de la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe, tienen que ver con la propuesta en seguridad. “Y la situación económica va a depender del gobierno nacional”, dice una de las militantes que asistió con su esposo y su hijo chiquito. Consultados acerca de la asunción de esa misma mañana, de Javier Milei, ambos dicen tener esperanzas y expectativas de lo que vaya a pasar, tanto en la provincia como en el país.
Es que se dice, se repite y se conoce hasta el hartazgo: si al país le va bien, a Santa Fe le va bien. Nunca terminamos esa frase del todo. Nunca la damos vuelta y nos ponemos a pensar qué pasa con la provincia cuando al país le va mal.
Sobre los momentos más frívolos de la tarde (que también son importantes en estos días que son, entre otras cosas, de democracia, sí, pero de mucho protocolo) lo primero a destacar es que la banda de la policía ha estado practicando nuevos temoldrios y Temaikenes. Se entonaron temas de la Delio Valdés como “Inocente” y “La Suavecita” de Los Palmeras, para deleite de los presentes. Se festejó desde las gradas con muchísima alegría la irrupción en la tarde de ese tipo de temas más conocidos. En las pantallas que mostraban lo que sucedía adentro de la Cámara se proyectaba el nuevo logo de la provincia de Santa Fe, la nueva identidad de la gestión. “Santa Fe, provincia”, con unas olas naranjas, rojas y violetas que entendemos simbolizan los ríos que nos circundan. Nos faltaron 38 materias para recibirnos de diseñadores gráficos, así que esto puede ser sencillamente una lectura estúpida y errónea. Pero en medio de todo eso, algo queda en claro: el cambio de hoy no sólo es político, no sólo es de nombres, es también de formas y símbolos. O al menos así se pretende.
Frente a lo visto en la mañana en la televisión, en esa plaza fervorosa que recibió al presidente ahora en funciones, Javier Milei, de jóvenes que entonaron canciones y consignas que le robaron a otros espacios políticos, la plaza de esta tarde llena de familias de extracción radical que ven ahora la posibilidad de tener un verdadero referente dentro de la política provincial, es bastante más discreta. Y sin embargo, es una plaza en la que se escucha con mucha atención, y se aplaude cuando aparecen algunos de los referentes de distintos sectores del radicalismo. Así es que aplauden a Lousteau, Leandro Santoro, De Loredo, Frigerio, incluso al mismo Pullaro, al Changui Cáceres, a los senadores provinciales departamentales. Han encontrado en Pullaro quizás un hombre que logra sintetizar gran parte de ese arco político radical, pero sobre todo han encontrado la posibilidad de votar a un propio, de no tener que estar eligiendo al menos peor.
Es Scaglia la primera que es aplaudida fervorosamente. Después, con la llegada de Pullaro, se entiende que quizás ha logrado construir en campaña y en estos últimos años una figura casi carismática, que hace que todos quieran sacarse selfies, darle abrazos, que hace que las señoras quieran besarlo en las dos mejillas.
Adentro y afuera de la Cámara la cosa es bastante caótica, imposible para el ejercicio de la prensa libre. No tanto como las escenas que se vivieron en la ciudad de Buenos Aires pero casi: una Cámara reventada desde la cual era imposible trabajar adentro, y afuera una especie de corralito en el que los periodistas nos teníamos que matar a trompadas entre nosotros para sacar un buen vídeo del funcionario o referente de turno, imposibilitados de grabar bien un audio, obligado a darte un par de codazos o tener que comerle la caspa al que estaba adelante para grabar un contenido más o menos potable. Y ya para cerrar esta ronda de quejas de lo difícil que es ser periodista y de lo mucho que nos cuesta y de lo importante que somos para la democracia y de lo poco que se nos aprecia y se nos reconoce nuestra importantísima labor, además el catering era más bien pobre: galletitas discretas, agua y té y café la Virginia. Hemos tenido épocas mejores. Quizás esto es una señal del ajuste que se viene.
Ese fervor efervescente con el que la plaza recibió a todos los dirigentes cuando entraban a la Legislatura, empezó a apagarse cuando el discurso del nuevo gobernador se extendió por más de media hora. Tuvo breves momentos de entusiasmo, como cuando nombró los 40 años de democracia, la figura de Alfonsín, e incluso cuando hizo eje sobre los temas de seguridad. Volvió a encenderse la plaza, eso sí, cuando salieron del recinto los distintos referentes políticos. Ahí llegó el momento de las selfies, los videos, de recorrer caminando las tres cuadras que separan a la Casa de Gobierno de la Legislatura. Y las señoras, de vuelta, obsesionadas con pensar al gobernador en las dos mejillas; y los chicos queriendo sacarse las selfies pertinentes. Haciendo entonces gala de esta nueva política entre centennial, millennial y quién sabe qué, que parece de a ratos más armada para facilitarle la vida a los community managers que para otra cosa.
“Con mucho contenido. Si bien hoy a la mañana, después de la asunción del nuevo presidente, sabemos que estamos con dificultades muy grandes, sabemos que Maxi tiene la fuerza y un equipo para poder poner a Santa Fe en un lugar diferente” fueron las palabras del dirigente radical Mario Barletta.
También continuó el desfile de despedida de la asamblea el senador nacional y excandidato a gobernador para suceder a Perotti, Marcelo Lewandowski, que pidió “trabajar en armonía, respetando lo que pensamos cada uno, pero en pos de mejorar el camino productivo de una provincia pujante”.
Por su parte, el exintendente santafesino José Corral también opinó que fue un “muy buen discurso con medidas muy concretas”, y sobre el escenario nacional dijo que “hay una expectativa y una esperanza de cambio”. Lo dijo todo con una sonrisa.
La dirigente socialista, Clara García, se mostró alegre por la asunción de Pullaro y sostuvo que “el gobernador demuestra cuánto se ha preparado durante todo este tiempo”.
También sus otros invitados del radicalismo, algunos de Juntos por el Cambio y otros de Unión por la Patria, brindaron su opinión a la prensa. Por un lado, Leandro Santoro definió al discurso de Pullaro, de quien es “amigo personal” y se conoce “de chicos”, como “impecable, con mucha profundidad”.
“Tenemos diferencias políticas, pero no grandes diferencias ideológicas”, añadió. Luego opinó que el discurso de Pullaro fue “todo lo contrario” al discurso de Milei, respecto del cual consideró un discurso “muy poco articulado y con pocas precisiones”. “Da la sensación que están preparando las condiciones sociales para hacer pasar un ajuste que a toda vista va a ser brutal”, expresó.
Por último, con gran alegría y con gran manejo de cámaras, llegó el momento de Martín Lousteau. “Tiene un conocimiento muy detallado de la administración pública, con propuestas y con un rumbo claro a pesar de las dificultades nacionales”, dijo de su compañero radical. Y al igual que Santoro, se refirió al discurso de Milei, al que calificó como “un discurso al que le faltaron estos condimentos. Fue un discurso más generalista con algunos datos exactos y otros inexactos”.
De esta tarde en la Legislatura nos quedamos con un par de cosas. La sensación de que si bien Pullaro no es un hombre nuevo de la política de Santa Fe, la irrupción de su figura como el nuevo líder del sector del radicalismo, el Pro, el Socialismo y más, es novedosa. Y que la gente está dispuesta, al menos en estos primeros tiempos, a acompañarlo sobre todo en los temas que tengan que ver con la seguridad. Esos temas que, entendemos, son su métier. Después, restará saber cuánto de esta nueva era del radicalismo santafesino puede sostenerse en el tiempo. Y cuán necesaria va a ser, al menos también para los tiempos de crisis, la construcción de una nueva épica radical. Que se acerque, claro, a los valores de ese glorioso radicalismo del 83, que llevó a Raúl Alfonsín al poder y que lo transformó, para siempre, en el padre de la democracia. Pero que también traiga al radicalismo al siglo XXI, al año 2023, a las selfies y las sonrisas y a esta política que tiene consignas que a veces parecen diluirse con la misma rapidez con la que se diluyen las historias de Instagram una vez que pasan más de 24 horas.