El ganado caballar argentino está padeciendo un brote de encefalomielitis equina, una enfermedad que deja graves secuelas, cuando no la muerte. La enfermedad estaba erradicada porque la vacunación era obligatoria. En 2016, con el macrismo, se volvió opcional. ¿Qué hizo entonces el mercado?
El ejemplo parece a medida para la actualidad argentina. En 2016, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroelimentaria (Senasa) comunicó que la vacunación contra la encefalomielitis equina del este, del oeste y la influenza equina dejaba de ser obligatoria y pasaba a ser opcional. Los productores optaron por dejar de vacunar a los caballos. El resultado: siete años después hay un brote imparable de la enfermedad, extendida en Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Córdoba.
Ahora, el problema no sólo es que los caballos no están vacunados y, por lo tanto, están expuestos sino que, además, dado que la vacunación dejó de ser obligatoria la importación y producción local de vacunas se detuvo, por lo que no hay suficientes dosis a disposición para poder inocular a los animales.
Ahora hacen faltas 3 millones de dosis,hay 50 mil y de “pedo” los laboratorios nac pueden entregar 300.000 cada 15 días. Acá está todo el recetario liberal,sus descontroles,falsas libertades y consecuencia.Los laboratorios nac,a no ser obligatoria la vacunación,dejan de producir
— Pedro Peretti (@psperettiok) December 3, 2023
No solamente Peretti expresa su indignación. El presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, dice exactamente lo mismo: “Es algo que está sucediendo porque se dejó de vacunar. Hubo una decisión de dejar de vacunar y los laboratorios dejaron de fabricar vacunas porque no se las vendían a nadie. Digamos, se cortó la obligación. Aunque mucha gente, siguió vacunando, más que todos los caballos que se trasladan, en esa temática de cortarse la obligatoriedad, los laboratorios dejaron de fabricar”, relata el sitio ruralista Bichos de Campo.
Pino advierte que “Esto está poniendo en riesgo, me decían en Senasa, la exportación de carne, también porque Europa levantó un warning (alerta), y pidió ver y esperar un poquito a ver qué pasa con esto”.
Sin Estado se estrellan el helado en la frente
En la década de 1930 aparecieron los primeros casos de esta enfermedad equina y posteriormente fueron tipificados para nuestro país el virus del oeste y del este. Con la vacunación, la presencia del padecimiento disminuyó casi a cero.
Se trata de una enfermedad viral que "se transmite de las aves a los mosquitos, y éstos a su vez infectan a los equinos y seres humanos. El período de incubación de la enfermedad –es decir el tiempo que pasa desde la infección hasta que aparecen los signos clínicos– es de 5 a 14 días”, explicó un comunicado de Senasa. En humanos, la encefalomielitis produce síntomas menores. En los caballos produce daños cerebrales graves y la muerte.
Cabe señalar que, según reporta Marcelo Bonelli en Clarín, tanto el Senasa como el INTA son dos organismos vinculados al campo que desaparecerían en la reforma del Estado que propondría el presidente electo Javier Milei tras su asunción. Senasa e INTA son los organismos que identificaron el brote actual y que están disponiendo las medidas para su control. Originalmente, Senasa también se encargaba del control de vacunas, hasta que se suspendió la obligatoriedad. INTA y la Universidad Nacional de Córdoba son las dos instituciones estatales que se encargan de analizar en laboratorio las muestras para identificar las cepas de los brotes.
El Senasa también es el organismo que produjo las recomendaciones para el tratamiento del brote:
• El control de mosquitos, fundamental para evitar la diseminación de la enfermedad y el contagio a los equinos y las personas. Se recomienda aplicar productos autorizados por el Senasa.
• La vacunación de los equinos.
• Se solicita a los productores y veterinarios fortalecer y profundizar la revisión clínica periódica de los equinos, extremar las medidas de bioseguridad y aplicar las herramientas preventivas y de control, así como de higiene y desinfección.
Como se ve, en ninguno de los pasos (vacunación, detección, tratamiento, regulación y control) el mercado por su cuenta fue capaz de conducir una solución satisfactoria. El universo rural sin Senasa y sin INTA sería un desmadre de zoonosis, carne en mal estado y salamines con triquinosis, para empezar. Habrá que esperar qué medidas tomará el presidente electo cuando asuma sus funciones.