Un llamado a la violencia política. Tras sus habituales disparates históricos, en un breve discurso emitido cerca de las once de la noche, el presidente Javier Milei convocó a que sus seguidores, los "argentinos de bien", acosen a diputados y senadores, bajo la amenaza de una catástrofe bíblica.
El mensaje de Año Nuevo del presidente de la Nación, Javier Milei, profundizó en su estilo y contenido respecto de sus dos alocuciones recientes, el discurso de asunción y el de presentación del decretazo craneado por Federico Sturzenegger para Juntos por el Cambio. Milei está hablando en promedio de una vez por semana y ya pide a sus seguidores que se pinten la cara y vayan a la guerra.
Ese es el principal dato del discurso de anoche, el resto son repeticiones. Milei literalmente dijo:
Los diputados y senadores de la nación se encontrarán ante dos opciones: podrán desechar la ley y continuar con el modelo que durante 100 años nos ha empobrecido o podrán aprobar la ley para hacer un cambio profundo y abrazar nuevamente las ideas de la libertad.
Y agregó
Evitar ese futuro catastrófico al cual nos llevaron depende de todos. Depende de nosotros en el gobierno, que trabajemos todos los días para proteger a los argentinos como venimos haciendo. Depende de los dirigentes sindicales y sociales que enfrentarán la oportunidad histórica de elegir entre el bienestar general o la preservación de sus intereses personales. Depende de los diputados y senadores que van a estar dando el debate en el Congreso y que tendrán que elegir si quieren ser parte de la solución o si quieren seguir siendo parte del problema. Y también depende de los argentinos de bien, que ven que estamos frente a un punto de inflexión en nuestra historia y tienen fe en que como Nación vamos a poder salir adelante. Por eso invito a todos los argentinos de bien a que le reclamen a sus representantes la aprobación de esta ley. La patria lo necesita.
"Los diputados y senadores de la nación se encontrarán ante dos opciones", dice el presidente. La única alternativa que le deja al Congreso es la aprobación a libro cerrado del decretazo y de la ley Sturzenegger. Ambas normativas implican, de paso, una tan completa delegación de funciones al Poder Ejecutivo que no tiene sentido para el Legislativo seguir sesionando.
¿Y qué hacemos si Milei pide una consulta popular para el decretazo?
Pero lo más grave fue la interpelación a sus seguidores: "invito a todos los argentinos de bien a que le reclamen a sus representantes la aprobación". Milei se pliega así a la línea del ex presidente Mauricio Macri, quien ya había llamado a los votantes de Milei a "salir a las calles" a enfrentar manifestaciones de los "orcos", que fueron debidamente enumerados: el Poder Legislativo y los dirigentes sindicales y sociales.
Por las prácticas políticas de los libertarios durante la campaña y tras la victoria electoral, esa convocatoria se traduce inmediatamente en doxeo y acoso digital, de mínima, sobre diputados y senadores. De máxima, no se deben descartar el envalentonamiento de grupúsculos de varones cebados.
Vamos a recordarlo con todas las letras: ¿a qué referencia política adhieren Los Copitos y Revolución Federal?
Milei quiere la suma del poder y amenaza con sus huestes a los representantes del pueblo. Milei se cree César.
El humo de siempre
La alocución comenzó con sus habituales disparates históricos. El más inverosímil es el que señala que esta crisis es la peor que vivió Argentina. Baste señalar como dato, nomás, que la delirante comparación entre 1989 y 2001 con este 2023 omite, entre otros detalles, que Argentina tuvo un ciclo de cuatro años con inflación anual de al menos tres cifras, llegando a un pico en marzo de 1990 de inflación interanual de 20.265%. Es una cifra real que supera la verdura que tira el presidente sobre la actualidad. Respecto del 2001, baste recordar que veníamos de tres años consecutivos en recesión y una tasa de desempleo de dos dígitos fija desde el 12,1% de 1994. Casi ocho años de desocupación masiva hasta el pico de 18,3% de desocupados del estallido.
La crisis que el gobierno de Alberto Fernández legó tiene, entre sus causas principales, la sequía rural y su consecuente sequía de dólares. El propio gobierno del Frente de Todos legó la herramienta principal para solucionar uno de los principales problemas de la falta de divisas: el funcionamiento del Gasoducto Néstor Kirchner implica no sólo dejar de importar gas, sino pasar a tener una balanza energética positiva.
El otro bolazo que el presidente repite tampoco resiste mayor análisis. Argentina nunca fue la primera potencia mundial, ni siquiera fue una potencia. El mito de la abundancia del país rural de fines del siglo XIX y principio XX es el oscuro corazón ideológico, la imbatible herramienta propalada durante décadas por el propio Estado para defender al campo como sector dinámico frente al ascenso de la industria y la Argentina urbana.
A fines de siglo pasado los trabajadores vivían en una semi esclavitud, hundidos en la pobreza. Basta repasar la indignación de los liberales de la época frente a los resultados de la "expediciones" de Juan Bialet Masse. Los trabajadores se hacinaban en conventillos urbanos o taperas rurales mientras una reducidísima elite la pasaba bomba y construía los palacetes que todavía hoy adornan la franja coqueta de la Capital Federal.
No se equivoquen: el presidente no miente. El objetivo de Milei sí es volver a esa Argentina de desigualdad extrema.
Una horrible mesa de Año Nuevo
La cancelación masiva de reservas vacacionales, el impacto de la devaluación de Luis Caputo, la zozobra de los empleados públicos en todo nivel, las decenas de miles de despidos en curso, la perspectiva del tarifazo por venir y la inflación disparada para los próximos meses. Javier Milei transformó un país con una crisis de características fuertemente coyunturales y con herramientas estructurales para cambiar de rumbo positivamente, y en el mismo sendero de desarrollo, en un campo de batalla amargo, donde trabajadores y empresarios pequeños y medianos se agarran el culo con las manos y señalan a sus pares como culpables. Todo en apenas 20 días.
En la mayoría de las mesas de Año Nueva habrá votantes de Javier Milei. En algunos casos serán los más, en otro los menos. Las preferencias políticas no se distribuyen proporcionalmente en las familias. Las discusiones pueden tornarse amargas. No hay que olvidar que, al fin y al cabo, la malaria la sufrimos todos los de abajo por igual y que, más temprano que tarde, la angustia se impone sola.