Al gobierno de Javier Milei no le importa el hambre. Redujo a cero el envío de alimentos a los comedores comunitarios. Hablamos con cinco referentes santafesinos: la demanda se multiplicó y, sin recursos, los comedores cierran. ¿Están buscando que se pudra todo?
En Argentina hay más de 41.000 comedores comunitarios donde reciben un almuerzo, una cena o una merienda unos 10 millones de personas, por día. En la ciudad de Santa Fe hay 170 comedores a los que asisten cerca de 50 mil santafesinos. Desde 2004, el Estado nacional enviaba dinero o camiones con alimentos a todas las organizaciones que sostienen esos comedores, en el marco del Programa de Asistencia Alimentaria. La nueva ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, redujo a cero absoluto esos envíos. Desde que asumió, no usó ni un peso para que los más pobres puedan comer. Mientras tanto, la inflación y los despidos se dispararon. En los barrios, las cocineras hacen malabares, hasta que finalmente terminan cerrando los espacios y la gente se queda con el ruido en la panza.
Ayer, Pettovello montó un show en las puertas de su Ministerio. Referentes de diferentes organizaciones sociales fueron a reclamar lo más básico: comida. Pettovello no los recibió y salió a decir “Yo voy a atender una por una a la gente que tenga hambre, no a los referentes. ¿Chicos, ustedes tienen hambre? Vengan, vengan que les anoto a cada uno el DNI, el nombre, de dónde son, y van a recibir ayuda individualmente”.
Mirando sin poder creerlo, allí estaba la referente de La Poderosa a nivel nacional, la santafesina María Claudia Albornoz. “Nadie está recibiendo nada, ninguna organización, movimiento, está recibiendo nada del Ministerio de Capital Humano. Hoy estuvimos con la ministra, la fuimos a buscar”, dijo en diálogo con Pausa. “Ignora la realidad, es una hija de marcianos”, califica Albornoz a Pettovello, que curso una carrera privada online de dos años en Ciencias de la Familia es especialista en reiki y "psicóloga" personal del presidente Javier Milei.
En todos los barrios más abandonados del país, otras decenas de miles de mujeres –porque son casi todas mujeres– cocinan todos los días sin cobrar un mango para que sus vecinos tengan algo que comer. Es también el trabajo diario y esforzado de esas mujeres lo que desprecia una ministra que está jugando con fuego.
ANTES COCINÁBAMOS CINCO OLLAS, AHORA SOLAMENTE DOS
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— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) February 2, 2024
Hasta las manos
En Santa Fe, la situación le explotó a los 36 comedores de la Corriente Clasista y Combativa ya en diciembre. “Ahora estamos peor” dice su referente, Sebastián Saldaña. “Hoy solo podemos sostener una parte de los comedores con lo que se recibe de provincia, que está congelado con el monto de noviembre”, detalla.
Por falta de recursos, cierran 35 comedores populares en Santa Fe
“Esto es un golpe tremendo. El Programa de Asistencia Alimentaria venía de hace muchos años, no solamente es para las organizaciones sociales, sino que hay un montón de asociaciones civiles, vecinales, cooperativas, incluso diferentes espacios religiosos que atienden y asisten en comedores comunitarios. Se están metiendo con la comida de un montón de familias. Con estos últimos dos meses de inflación hay mucha más gente que estaba en la pobreza y que hoy está en la indigencia y que dependía de estos comedores para poder comer”, agrega Saldaña.
Desde el Movimiento Nuestramérica, Caio Abad explica: “Las organizaciones que tenemos un entramado grande o importante de comedores comunitarios generalmente estructuramos el sistema de asistencia alimentaria a través de la articulación de políticas de los tres estamentos estatales: municipalidad, provincia y nación. La situación o escenario general es de extrema preocupación, de desabastecimiento de los comedores comunitarios y de desborde de la demanda en los barrios populares”.
Nuestramérica tiene 18 comedores en la ciudad, donde sirven 9600 raciones tres veces a la semana para 3200 personas. El Movimiento de Trabajadores Excluidos tiene seis, donde sirve de 3500 a 4000 raciones. Su referente, Marta Amado, cuenta lo mismo que todos: “Lo de Nación está parado, no llega el camión desde septiembre. Nos estamos manteniendo con los convenios de provincia y del municipio. Pero que siguen con los montos del año pasado, o sea que podemos comprar menos cosas”.
Nahuel Zentner, del Movimiento Evita, expone el mismo panorama: “La escalada de precios obviamente llevó a que con los recursos que nos da el Estado provincial y la Municipalidad no alcance ni siquiera para cubrir un cuarto de la demanda. Sumale a eso que cada vez más gente se está sumando a buscar un plato de comida, se les hace cada vez más difícil”. El Evita atiende 15 comedores y 30 merenderos, con 700 raciones por comedor. “Están funcionando cada vez menos, ya estamos cerrando comedores porque no llegamos a satisfacer toda la demanda”.
Emergencia
“Queremos la emergencia alimentaria a nivel provincial y municipal”, cuenta Albornoz. Se trata de un impacto más de nivel local del ajuste del gobierno libertario, del que las organizaciones ya nada esperan. La alimentación de los más necesitados necesita que ahora la ciudad y la provincia cubran el bache de la Nación.
“Petovello cerró el programa de abastecimiento a comedores bajo una falsa iniciativa de auditar a los comedores comunitarios para que reciban una ayuda individual”, explica Abad. “Es mentira, de los 41.000 comedores comunitarios inscriptos en el registro nacional de comedores no han auditado absolutamente ninguno. Llevaría más de un año construir un esquema de semejante magnitud”. Las cifras, además, pegan saltos abrumadores. En el comedor de Barrio Jesuitas de Nuestramérica la demanda pasó de 300 a 1200 raciones en los últimos dos meses.
“El gobierno nacional recorta el gasto público, que no somos ni más ni menos que las personas que vivimos sobre todo en los barrios populares de la Argentina”, grafica didácticamente Albornoz. “Ya el año pasado diez millones de personas comían en comedores comunitarios, hoy esa cantidad va creciendo enormemente y nosotros no tenemos mercadería para cocinar. Es una medida realmente perversa”.
¿Quieren pudrirla?
Una pregunta cae por sí sola: ¿son o se hacen? ¿Están llevando el ajuste al punto de eliminar la base más rasa de la contención social, el plato de comida del comedor? ¿Quieren pudrirla adrede? ¿Qué están buscando?
Para Saldaña, son sencillamente ignorantes: “A nosotros nos da una sensación de falta de conocimiento del territorio, del trabajo que realizan diferentes cooperativas, asociaciones civiles, organizaciones sociales. Es un desconocimiento total. Con esto creen que van a desorganizar o a eliminar lo que son los ámbitos comunitarios, organizativos, de base, que son los que hoy venimos enfrentando estas políticas de ajuste hacia el pueblo, desde los primeros acuerdos con el FMI de Mauricio Macri y con los diferentes ministros de economía de Alberto Fernández. Creen que la necesidad de la gente no se va a expresar en la calle o piensan que van a contenerla en forma represiva”.
Para Abad, se trata de una cuestión de estricta coherencia ideológica: “¿Por qué Nación cortó todo de golpe? Porque es un gobierno de ultraderecha fascista manejado por las corporaciones, las principales corporaciones y los capitales concentrados nacionales y transnacionales a los que poco les importa las consecuencias de sus políticas de su voracidad y acumulación. En segundo lugar, creo que lo hacen para desarticular en parte la capacidad de organización de los movimientos populares, que han sabido ser uno de los actores más dinámicos en la resistencia al macrismo y a toda la política que pretenda cargar el ajuste sobre la clase trabajadora y los humildes de la patria. Necesitan desarticular al sindicalismo combativo y a los movimientos populares que le van a ponen resistencia a sus políticas”.
Para la Negra Albornoz estamos en una etapa previa: “Y la sensación hoy… no sé si es que se va a pudrir, sobre todo la sensación es de desesperación. Antes la gente venía a buscar su ración de comida, su porción para la familia. Eso es lo que hace La Poderosa: cocina y cada uno viene con un recipiente y se lleva la porción para toda la familia. Ahora llegan a pedir azúcar, leche, yerba, aceite, porque realmente no pueden cocinar nada. Antes, si tenías harina hacías un poco de pan en tu casa, o una torta asada con leña, pero ahora ni eso. No hay harina, no hay leche, no hay para comprar nada, porque los ingresos que podemos generar a través de la economía popular ya no te alcanzan para nada en el supermercado”.
Amado va al punto más práctico: la protesta de los movimientos sociales es siempre ordenada y pacífica. "El corte de las cosas así tan en seco es para que nosotros te reaccionemos y vayamos a hacer quilombo, vayamos a hacer piquete, vayamos a hacer cortes, quema de ruedas, entonces ellos tienen la posibilidad de reprimirnos. Nosotros hasta ahora no hemos salido no a ningún lado, pero cuando salimos siempre vamos hacerlo pacíficamente, nunca le dimos motivos para que ellos nos repriman".
Zentner observa el escenario más oscuro: “El gobierno de Javier Milei vino a ajustar a los sectores más populares y a los trabajadores. No se le ha tocado ni un derecho, ni un privilegio a la supuesta casta que él vino a combatir; se la ha beneficiado con todas las medidas que se están tomando y que se quieren tomar. Mientras tanto, los trabajadores formales e informales pagan cada vez más caros los alimentos, la nafta, el transporte público, los impuestos. Me da la sensación de que sí, la quieren pudrir. Todos estos ajustes no cierran sin represión, por eso la han puesto ahí a Patricia Bullrich. Nosotros siempre pensamos que la salida es política, que a esto lo vamos a enfrentar en el Congreso, votando, en la calle, movilizando, exigiendo nuestros derechos”.