El presidente Javier Milei ordenó la desaparición de los fondos fiduciarios. Entre ellos está el Fondo de Integración Sociourbana, que hace obras en barrios populares y que tuvo una inversión de más de 5500 millones de pesos en nuestra ciudad desde 2021, mejorando las vidas de los más pobres, dando trabajo y sacando pibes de la calle.
Cordones cuneta, conexiones de agua, alumbrado público, un salón de usos múltiples, los juegos de una placita, desagües. Los barrios populares de Santa Fe, como Playa Norte, la cava de Los Hornos, 29 de abril, 12 de octubre, Villa Hipódromo y tantos otros tienen necesidades muy básicas de infraestructura. Allí viven familias que quieren tener una canilla de agua buena, no caminar por el barro, no inundarse tanto, que los pibes tengan un lugar donde festejar el cumpleaños, que el club de fútbol los pueda cobijar. Sin embargo, el gobierno de Javier Milei redujo a cero los fondos específicos para hacer obras para mejorar los barrios más pobres.
Desde 2020, la Municipalidad de Santa Fe había trabado una relación fuerte y fluida con la Secretaría de Integración Sociourbana de la Nación (SISU), que manejaba el Fondo de Integración Sociourbana (FISU), uno de los fondos que Milei buscar eliminar (y que de facto ya está eliminado), como el que sostiene el Procrear o el pago de las becas Progresar.
El FISU financió obras en múltiples barrios abandonados de la ciudad. La plata la ponía la Nación, los proyectos los diseñaba la Municipalidad en conjunto con los movimientos sociales que están asentados en cada barrio, la ejecución era combinada entre el municipio y las organizaciones.
Todo licitado, todo registrado, todo facturado. Las organizaciones, poniendo manos a la obra. Las obras, necesarias para los que menos tienen. Así, entre 2021 y 2023, en la ciudad de Santa Fe la FISU puso 492 millones de pesos en obra terminada y más de cinco mil millones de pesos en obras que se encontraban en ejecución. Y ya habían proyectadas obras por más de tres mil millones.
A escala provincial, el FISU plantó más de mil millones de pesos entre 2021 y 2023, todo en obras en barrios pobres. En ejecución había más de 17.500 millones. Y a ejecutar en el futuro, más de 3600 millones.
Todo eso se perdió con la llegada de Javier Milei. Durante los últimos años fuimos reseñando algunas de estas intervenciones en Pausa:
• La Liga Infantil de los Barrios trabajó con la SISU. En el barrio Yapeyú, para el Club Barca FC, se hizo un salón de usos múltiples, baños, vestuarios, cocina, galerías, gradas, donde actualmente funcionan las prácticas de fútbol, una academia de baile, copa de leche y una extensión áulica para adultos que quieren terminar la escuela primaria. En el Club Apache, de barrio Santa Marta, se hizo un salón de usos múltiples, baños, vestuarios, cocina y un tinglado con un playón para hacer fútbol de salón, básquet, vóley, entre otras actividades. En Alto Verde, el club Arroyito Seco inició la construcción de una pileta semiolímpica.
• "Hace diez años atrás era impensado estar aquí hablando de millones de pesos invertidos para el barrio y garantizar derechos para los vecinos y vecinas", decían los militantes de las organizaciones que trabajaban en Playa Norte. El barrio del noreste tuvo una importante inversión en mejoras de saneamiento, apertura de calles, red eléctrica y la construcción de un salón de usos múltiples.
• 29 de abril es el barrio adonde fueron a parar las familias que perdieron absolutamente todo durante la inundación de 2003. Hasta casi 2010, era inhabitable. En 2022, recibió más de mil millones de pesos para agua potable, construir desagües cloacales y pluviales, cambiar el alumbrado público, mejorar la red vial y peatonal, y dotar equipamiento urbano y comunitario.
• Transporte y Villa Elsa recibieron montos millonarios para poder tener iluminación LED, desagües y pavimento.
• En Los Hornos, una vieja cava que quedó atrapada por el crecimiento urbano y alrededor creció un barrio popular. Ahí se hicieron mejoras viales, desagües pluviales y cloacales, veredas nuevas, alumbrado público y agua potable en diez manzanas habitadas por 460 familias.
Queda fuera de la lista las obras que la SISU financiaba a partir de dinero proveniente de organismos internacionales, no del FISU. Por ejemplo, gracias a su gestión ante el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la SISU envió a la ciudad fondos para que más de 700 familias de La Ranita y Loyola Norte puedan acceder al agua potable. Esas gestiones también están paralizadas, por la simple inacción del Estado nacional.
Hasta la llegada de La Libertad Avanza al poder, la SISU tenía al frente del organismo una mujer de un barrio popular, que construyó su capital político en la militancia territorial: Fernanda Miño, nacida y criada en Villa La Cava, San Isidro. Empleada doméstica desde los doce años, Miño comenzó a trabajar por la urbanización de su barrio y se sumó luego al Movimiento de Trabajadores Excluidos, desde el cual llegó a concejala de su distrito y, luego, a la SISU.
Una ley de Cambiemos
La ley que le dio marco de creación al FISU lleva la firma de creación de los diputados Elisa Carrió (Coalición Cívica), Nicolás Massot (Pro) y Mario Negri (UCR). Fue elaborada junto con los movimientos sociales. Es una ley del gobierno de Mauricio Macri. El decreto de creación del FISU lleva su firma y la de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.
Previamente, en 2017, otra ley del macrismo fue el instrumento para la creación del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), la base de datos donde están todos los barrios más necesitados del país. A partir del Renabap se decidían las inversiones de la SISU.
Según el Registro Nacional de Barrios Populares, existen 5687 barrios populares en el país y 408 en la provincia de Santa Fe y 68 en la ciudad de Santa Fe. En los barrios populares vive habita más del 10% de la población argentina. En el 68% de estos barrios, no hay conexión eléctrica formal; en el 89% la mayoría no tiene agua corriente; en el 98% la mayoría no tiene red cloacal y en el 99% la mayoría no tiene gas natural.