Es porque el asesino, al ser cocainómano, es una “persona enferma” y está "en situación de vulnerabilidad". El MPA y las querellas sostienen el pedido de pena máxima. La sentencia es este viernes.
Este viernes 22 de marzo se conocerá la sentencia por el transfemicidio de la militante LGTBI Alejandra Ironici. Las partes llegan a la audiencia definitoria con dos visiones distintas de la condena que debe recibir Héctor Barrero. Para el bloque acusatorio (el MPA y dos querellas) no caben dudas de que al acusado le corresponde la prisión perpetua. En cambio, para la defensa debe “perforarse el mínimo” de esa pena porque el asesino, al tener problemas de consumos problemáticos (cocaína) es una “persona enferma” en “situación de vulnerabilidad”.
Las dispares opiniones se esgrimieron en la audiencia de alegatos finales, realizada el miércoles 20 en los tribunales santafesinos. Durante la misma tomó la palabra en primer lugar la fiscala Alejandra Del Río Ayala, por el MPA, quien tras hacer un detallado informe sobre las pruebas recabadas contra el imputado, pidió que los jueces lo declaren culpable por transfemicidio calificado por violencia de género y por el vínculo (Barrero era pareja de Ironici al momento del hecho), y por abuso sexual con acceso carnal.
En este último cargo radica el principal punto de controversia entre las partes: el carpintero de 33 años admite haber matado a Alejandra, pero no haber abusado de ella. Tanto en la jornada inicial del proceso, el 12 de marzo pasado, como en esta nueva oportunidad, Barrero confesó el crimen, pero rechazó el ataque sexual.
Acto seguido, las abogadas Laura Gerard y Vivian Galeano, del Centro de Acceso a la Justicia, centraron su alegato en lo “cruel, desmedido y lleno de odio” que fue el asesinato. A su entender, la saña con la que fue cometido, el lugar que eligió el transfemicida (la vivienda de la víctima), las partes del cuerpo que eligió apuñalar reiteradamente y su comportamiento posterior (lavar el cuchillo y guardarlo, quemar el cadáver) hablan claramente del odio del victimario hacia la identidad de género de Alejandra. En la misma línea, para las letradas querellantes el acusado no tiene problemas en asumir el crimen pero niega el abuso sexual porque “lo único que le importa es reafirmar su masculinidad”. En este punto, Galeano fue contundente: “No es lo mismo matar un cuerpo socialmente desechable que abusar sexualmente de una mujer trans”, argumentó.
Es por ello también, dijeron, que Barrero destrataba cotidianamente a su pareja. “La ocultaba, no la presentaba a sus padres. La tenía controlada. La ‘vivía’ económicamente. La identidad de Alejandra lo avergonzaba”, aseguraron.
A su turno, las letradas de la Asociación de Abogadas Translesbofeministas y Asociación Civil para las Políticas Públicas LGBT, Sofía Basso y Marcela Mansini, se expresaron en similares términos que sus antecesoras, pero solicitaron asimismo que se agregue el agravante de que el transfemicidio se dio en un contexto de travesticidio social. Todas las integrantes del bloque acusatorio coincidieron en que Barrero debe ser sentenciado a prisión perpetua.
“Habíamos pasado un día lindo”
Tras un cuarto intermedio en la audiencia, y minutos antes de las palabras de clausura del defensor público Nicolás Mosconi, Héctor Barrero hizo declaraciones. Como ya lo había hecho anteriormente, dijo no saber por qué hizo lo qué hizo. “Yo no sé por qué actué como actué. Habíamos pasado un día lindo. Habíamos ido a comer a la casa de una pareja amiga de Alejandra. Yo estaba en consumo (de cocaína). Hacía tiempo que estaba en consumo. Ella nunca me hizo nada malo. Al contrario, me estaba ayudando para ver a mis hijos. Quise tapar todo por miedo. Sabía que había hecho algo malo”, se justificó, entre lágrimas.
Luego, fue Mosconi el encargado de hacer el último alegato de la jornada. Para el abogado defensor, el ataque sexual “es una posibilidad” pero no está comprobado, por lo que solicitó la absolución en este delito. Además, argumentó que Barrero es “una persona enferma”, y esa “situación de vulnerabilidad quita reprochabilidad penal”. Por ello, solicitó a los jueces que “perforen los mínimos y que se aplique una pena temporal”. Es decir, que por ser cocainómano y por lo tanto sufrir una enfermedad de salud mental, a Barrero no debería dársele prisión perpetua sino una condena menor. “No le puede corresponder el mismo reproche jurídico que a una persona que no padece esta enfermedad”, insistió.
La definición está a manos del tribunal pluripersonal compuesto por los magistrados Pablo Busaniche (presidente), Sebastián Szeifert y Susana Luna, quienes dictarán sentencia este viernes 22 de marzo a partir de las 8:30.