La organización denunció que fue atacada y amenazada de muerte por dos personas que luego pintaron la sigla VLLC –Viva la libertad carajo-. Para la agrupación, los hechos “tienen un claro correlato” con la incitación a la violencia del gobierno. Dialogamos con Diego López Torres, de H.I.J.O.S. Santa Fe.
La Red Nacional de H.I.J.O.S. denunció que una de sus militantes fue atada, golpeada, abusada sexualmente y amenazada de muerte por dos personas que habían ingresado ilegalmente a su casa.
“No vinimos a robarte, vinimos a matarte: a nosotros nos pagan por esto”, afirmaron los agresores, que luego de perpetrar el ataque se llevaron carpetas con información de la agrupación y pintaron en la pared la sigla “VLLC” (Viva la libertad carajo).
En un comunicado, H.I.J.O.S. afirmó que el atentado “es un ataque político, motivado por su militancia en derechos humanos y feminista”, y consideró que el mismo tiene “un claro correlato con las acciones y discursos de odio” y la incitación cotidiana “a la violencia contra quienes militamos por los derechos humanos” por parte del gobierno nacional, a quien hicieron responsable. En este sentido, exigieron el “inmediato esclarecimiento del hecho por parte del Poder Judicial”.
“A días de cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado, afirmamos que nuestro pueblo dijo: Nunca Más, Memoria, Verdad y Justicia, siempre”, concluye el texto.
"El miedo no se tiene que convertir en terror"
En diálogo con Pausa, Diego López Torres, de H.I.J.O.S. Santa Fe, dio detalles acerca de los hechos:
—Esto sucedió hace aproximadamente 15 días, y lo mantuvimos en mucho silencio para resguardar la integridad de la compañera y poder sacarla del lugar donde residía. Le conseguimos lugar en la casa de compañeros, y el sábado a la noche logramos trasladarla a su entorno familiar.
—¿Y cómo fue el circuito de la denuncia?
—La denuncia entró en un juzgado que en primera instancia se declaró incompetente, lo que no nos daba muchas herramientas para trabajar en la investigación de la prueba. Hicimos un trabajo de hormiga de investigación y logramos encontrar testigos que testimoniaron cómo fue el trabajo de inteligencia previo: se equivocaron de departamento, preguntaron si ahí vivía la compañera, eso sucedió varias veces durante la semana previa. También recogimos testimonios posteriores de verlos salir del lugar del hecho. La Defensoría de la Nación está analizando tomar el caso, así que supongo que entre hoy y mañana nos van a dar una definición. Su casa quedó deshabitada, tuvimos custodia policial durante 10 días hasta que la policía de un día para el otro decidió irse. Todo el proceso se demoró muchísimo, ella logró entrar a su casa ocho o nueve días después del hecho a constatar qué faltaba y qué no faltaba.
—¿Qué se habían llevado?
—Sólo se llevaron carpetas con información interna de nuestra organización, cuestiones que nosotros ya hemos publicado, conclusiones de nuestros encuentros nacionales. Por eso entendemos que el mensaje es completamente político. La compañera fue atada, encapuchada, golpeada y abusada. Cuando se van logra soltarse la mano y atada de pies y manos llega hasta el baño, que da a la calle, y empieza a pedir socorro. Llega la Policía y llama a los bomberos, que rompen la puerta y llaman a una ambulancia que se la lleva a un policlínico. Todo esto nos generó mucho temor interno como organización: nunca imaginamos que en democracia podíamos volver a vivir estas cosas. Cuando vimos que habíamos avanzado en el resguardo decidimos hacerlo público.
—¿Los agresores le dijeron que les habían pagado por llevar a cabo el ataque?
—Ella pensó que era un delito común y les dijo “no tengo plata, pero llévense lo que quieran”, y le respondieron “mirá, a nosotros ya nos pagaron por estar acá, nosotros no somos choros, venimos a traerte un mensaje, callate la boca, sabemos que trabajás en derechos humanos, esto es un primer mensaje y en el próximo te matamos”. Y después dejaron una leyenda en la pared con la consigna “VLLC (Viva la libertad carajo) ñoqui”. Este es el testimonio que dio la compañera. Es cierto que los discursos de odio generan estas cuestiones, por eso le pedimos a La Libertad Avanza que salga rápidamente a repudiar el hecho. Luego, será la Justicia quien determine los autores intelectuales del hecho.
—¿En qué estado los deja este hecho como organización, más teniendo en cuenta que se dio de cara al 24 de marzo?
—Desde las organizaciones históricamente hemos recibido ataques, amenazas, ni hablar cada vez que estamos en víspera de los juicios de lesa humanidad. Pero este hecho tan puntual y con tanta saña nos sorprendió a todos. Obvio que tenemos miedo, pero sabemos que ese miedo no se tiene que convertir en terror; al contrario, la mejor forma de sentirnos cuidados es exponiendo el hecho, comunicándolo y sobre todo estar el 24 de marzo en la plaza, gritando nunca más.