Mientras los casos de dengue crecen velozmente, aumentan las dudas sobre la duración de la problemática y las estrategias para combatirla. ¿Qué pasa cuando hay una epidemia y no hay campañas de prevención?
El verano argentino estuvo caracterizado por una creciente preocupación sobre el incremento exponencial de los casos de dengue. Hoy, ya iniciado el otoño, el dengue sigue marcando el presente. Tal es así que habrá una reunión entre el ministro de Salud de la Nación, Mario Russo, con sus pares provinciales para tratar la problemática.
Los casos registrados de dengue en lo que va del 2024 superaron ampliamente a los del mismo período de 2023. En el medio, el cambio de gestión a nivel nacional dejó al país sin campaña pública de prevención –recién estos días ha comenzado a circular un spot organizado por el Ministerio de Salud de la Nación–, y sin la posibilidad cercana de comprar vacunas y añadir al dengue al calendario de vacunación.
No es menor tampoco el encarecimiento de la vida cotidiana y la dificultad para acceder fundamentalmente a repelentes, por un lado, por su escasez, y por otro lado por su rango cada vez más alto de precios. A estos factores se suman las condiciones climáticas de las últimas semanas con grandes lluvias. Este tipo de escenario complejiza los cuidados que debemos afrontar para poder combatir al mosquito.
En tanto, la enfermedad se hace más tangible si hoy nos acercamos a una guardia, como en mi caso, cuando comencé a sospechar que tenía dengue. Un domingo de tarde empecé con algunos síntomas: dolor de cuerpo y detrás de los ojos, cansancio y un ligero incremento de fiebre. Al otro día, lunes de mañana, las mismas señales comenzaban a hacerse más fuertes y a aparecer otras, como fuerte dolor muscular, náuseas e inapetencia.
En ese preciso momento en el que uno sabe que está enfermo, y aunque uno intente asociar los síntomas a otro cuadro, la coyuntura lleva a sospechar al instante del dengue. El paso siguiente es cómo proceder: ¿debo ir a buscar atención médica o quedarme observando si mi cuadro empeora?
Fue allí cuando empecé a recordar la época del coronavirus. Uno sabía perfectamente cómo actuar ante la aparición de síntomas y cómo proceder en caso de que fuera confirmado el cuadro. En el caso del dengue, no. Fue más evidente que la falta de una campaña masiva de prevención me impedía saber cómo responder.
Decidí ir a una guardia. Ni bien abrí la puerta del sanatorio, me topé con la realidad más tangible de la situación epidemiológica: la sala estaba completamente llena. Y sí, eran casos sospechosos de dengue, porque todos realizamos el mismo circuito: primero, una atención clínica para conocer los síntomas; segundo, unos análisis de sangre en el laboratorio del sanatorio; y tercero, pedir turno con algún profesional de clínica médica para que hiciera un seguimiento del caso.
Al día siguiente y habiendo transcurrido 24 horas de fiebre alta, en la primera consulta médica, la doctora me informó sobre las etapas del virus: la etapa febril y la etapa crítica; cuáles eran los síntomas normales y cuáles podían aparecer como signo de alguna gravedad desarrollada por el dengue. Ese fue el momento donde recuperé la tranquilidad, porque finalmente contaba con la información que necesitaba. Pero hubiera preferido tenerla antes, de tan solo haber existido una campaña masiva sobre dengue.
Datos actuales sobre dengue
En un último boletín, el Ministerio de Salud de la Nación informó sobre la incidencia de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti en Argentina.
“En lo que va de la temporada 2023/2024, de la semana 31 de 2023 –fines de julio y comienzos de agosto– hasta la semana 12 de 2024 –mediados de marzo– se registraron 180.529 casos de dengue, de los cuales 163.419 se registraron desde la semana 1 a la semana 12 de 2024 (90% autóctonos, 7% en investigación y 3% importados), indicaron en el Boletín Epidemiológico Nacional.
En este caso, a pesar de que aún faltan varias semanas para concluir la medición, ya se superó el récord de casos registrados en el país en la temporada anterior que eran algo superiores a 130 mil. También durante la actual temporada se alcanzó el máximo histórico de casos registrados en una semana con 23.723 del 3 al 9 de marzo.
De acuerdo al Ministerio de Salud, “en la presente temporada se han identificado hasta el momento 3 serotipos circulando en el país: DEN-1, DEN-2 y DEN-3, con predominio de DEN-2 seguido de DEN-1”.
Hay una diferencia también con respecto a otras temporadas de dengue: actualmente contamos con una vacuna. La vacuna Qdenga contra el virus del dengue es la única aprobada hasta el momento en Argentina. Desarrollada por el laboratorio japonés Takeda, fue aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) en abril del año pasado.
Para comprender un poco más la situación epidemiológica a nivel nacional, las dudas sobre la vacunación contra el dengue y el escenario que propone a futuro, dialogamos con María Florencia Prieto, médica especialista en Infectología.
—Estamos viviendo un incremento bastante grande de casos en todo el país, ¿a qué considerás que se debe este crecimiento tan abrupto?
—Nuestro país está teniendo situaciones de cambio climático que hacen que este tipo de enfermedades proliferen con mayor facilidad. En el caso de las enfermedades transmitidas por vectores, justamente para que exista la enfermedad, debe existir previamente el vector, y en el caso del dengue, le estamos brindando al Aedes todas las condiciones para que pueda subsistir. Es un mosquito que se adaptó a vivir entre seres humanos, en ambientes domiciliarios y peridomiciliarios. Porque le damos las condiciones para que pueda desovar, juntamos muchos cacharros y cosas que acumulan agua, y de esa manera luego el mosquito puede continuar reproduciendo su especie.
—Si bien el Gobierno nacional no tiene en sus planes incluir a la vacuna contra el dengue en el calendario nacional, ¿sería recomendable añadir esta vacuna?
—En este momento, no. Es una vacuna que requiere 2 dosis separadas por 3 meses una de otra y por ello ya no hay tiempo para poder implementarla. Con respecto a la vacuna, hay que tener en cuenta muchas otras cosas. Es una vacuna a virus vivos atenuados, lo cual desde el principio nos hace saber que no se puede colocar a cierto tipo de personas (está contraindicada en embarazadas, mujeres que pueden embarazarse en los 2 meses posteriores a haberse colocado la vacuna, inmunosuprimidos). No cuenta con estudios en mayores de 60 años, solamente fue probada en una población de 4-16 años y se extrapoló la eficacia en personas de 17 a 59 años. Es mucho más efectiva contra el serotipo 1 y 2 que los otros y más aún si la persona tuvo dengue antes que si no lo tuvo. La eficacia es de aproximadamente unos 4 años, no es nada económica tampoco. La eficacia se da luego de la segunda dosis
—Ya que no se busca la vacunación, ¿qué otras medidas son imprescindibles dado el estado de situación?
—Precisamente lo que hay que hacer es poner fin a los criaderos, descacharrizar y limpiar los patios, quitar todo aquello que tarde o temprano acumulará agua. Luego de las lluvias hay que ir al patio y buscar lo que junta agua y tirarlo en caso de que no se utilice, en caso de que se utilice, colocarlo hacia abajo de manera que el agua no pueda ingresar. Limpiar con cepillo los bebederos de animales y cambiar el agua de manera continua. Evitar exponerse a los momentos donde mayor chance hay de Aedes, si por motivos laborales vamos a tener que exponernos, entonces utilizar manga larga y pantalón largo, usar repelente que cuente con 25% de DEET y renovarlo cada 4 hs.
—Por último, nuestro clima está cambiando y los períodos de calor parecen extenderse cada vez más. ¿Qué escenario plantea para el dengue?
—Justamente lo que había comentado del cambio climático. Recordemos que el invierno pasado tuvimos períodos que alternaron con días calurosos. Los huevos tienen gran resistencia al frío y cuentan con la capacidad de eclosionar cuando hay momentos de calor, lo cual hace que todas las medidas de higiene y descacharrización se tornen fundamentales en cuanto a la prevención durante todo el año. Lo que hagamos hoy y sigamos haciendo, nos servirá para los próximos meses.