Con la ayuda de los arrastrados que nos gobiernan, Estados Unidos insiste en el disciplinamiento y busca meterle un baldazo de agua fría a la relación entre Argentina y China, que sí trajo beneficios en infraestructura y finanzas. 兄弟之道是团结同心.
“Argentina es la joya más preciada de la Corona Británica”, dijo el vicepresidente Julito Argentino Roca, hijo del presidente y general, celebrando la firma pacto con Walter Runciman, que aseguraba para los ganaderos locales exportaciones al imperio británico, en condiciones infames de intercambio. Como sucediera hace casi 91 años, nuestro país otra vez está bajo el mando de una banda de oligarcas y advenedizos endogámicos, que se arrastran con tal de complacer al bando del imperio en decadencia, que ahora es Estados Unidos.
La incipiente cuarentena argentina llevaba poco más de 20 días cuando llegó al país el primer cargamento de insumos médicos provenientes de China. Entre otros elementos, venían cinco mil trajes de protección, 10 mil máscaras protectoras para uso médico, 50 mil máscaras quirúrgicas y 200 termómetros digitales. Fue el primer lote de muchos más. A partir de marzo de 2021, los envíos masivos de dosis de la vacuna Sinopharm permitieron que la campaña de inmunización por fin pudiera despegar a pleno.
Ese debería ser el punto de partida para ubicar cuál es la deuda que tiene nuestro país con China, que hoy es la principal potencia mundial y que ya está liderando la transición energética, la producción de vehículos eléctricos, superconductores e inteligencia artificial. China es hoy el primer o segundo socio comercial de todas las naciones del mundo (literalmente, todas y cada una). Cerca del 60% de la población mundial vive en o alrededor de China, en naciones que no están en proceso de decrecimiento demográfico, como las occidentales. Y en nuestro peor momento, quienes nos extendieron la mano a nosotros y a todos nuestros vecinos sudamericanos fueron los chinos.
Hundir fierros
China ha clavado inversiones en todas las provincias de nuestro país. No impuso condiciones que no fueran las vigentes por ley, ni presionó por excepciones. Tiene uno de los puertos más importantes en San Lorenzo. Tiene trenes. Tiene empresas mineras en litio. Tiene termoeléctricas y parques de energía solar y apuntó a la construcción, con transferencia tecnológica, de dos centrales nucleares. Estaba en camino de renovar toda la conectividad a través de la instalación del 5G de Huawei. Desde los tiempos de CFK, China financió a Argentina por miles de millones a través de swaps de monedas, sin ningún condicionamiento a nuestra política económica.
Durante el gobierno de Alberto Fernández, Argentina había logrado dar dos saltos decisivos para profundizar el proceso de integración con China. En primer lugar, la inserción en la Franja y la Ruta de la Seda, una política de incremento de las inversiones extranjeras por parte de China, que en 2022 significó compromisos para obras en nuestro país por 23.700 millones de dólares. En segundo lugar, el ingreso a los BRICS, que en 2023 representaron el 30% del destino de las exportaciones argentinas y una porción del PBI global superior a la del G7.
Todo eso está detenido o caído. Diana Mondino llegó a cancelar la entrada a los BRICS, por la que tanto habían trabajado Lula Da Silva y Dilma Rousseff. Mondino hizo el anuncio a través de Twitter. La canciller troll de un gobierno troll.
Las dos inversiones emblemáticas de China en Argentina son las centrales hidroeléctricas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, en Santa Cruz. Son emblemáticas por motivos dispares. Por un lado, representan la mayor inversión extranjera en Argentina en curso y una de las mayores que China tiene en el mundo. Por otro lado, su construcción expresa cabalmente la torpeza de los gobiernos libertarios.
En febrero de 2015, CFK y Xi Jinping firmaron el convenio para las obras, que debían terminarse en cinco años. Hoy la Cepernic está al 40% y la Kirchner al 20%. En el medio, Estados Unidos y el macrismo hicieron todo lo posible para detener los trabajos, luego hubo dos años de pandemia y ahora, de nuevo, están paralizados con la llegada de Javier Milei. Hay 1800 obreros que perdieron el laburo.
También del último gobierno de CFK data el inicio de la construcción en Neuquén de la Estación de Espacio Profundo, que fue terminada durante el gobierno de Mauricio Macri. Es lo que los lamebotas llaman “la base militar china”.
“La base militar china” es una antena de exploración del espacio, que forma parte de los avances aeroespaciales de China en vistas a viajes a la Luna y a Marte. En esa estación hay ocho proyectos de investigación activos de la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales). No tiene inmunidad diplomática ni fuerza militar alguna, por convenio ratificado por el Congreso y por ambas cancillerías. “La seguridad del predio está a cargo de la Policía de Neuquén y hace unos años atrás de una empresa privada, nunca de soldados chinos”, “El personal chino de la estación está compuesto por cinco científicos, un electricista y un cocinero”, tuvo que aclarar la diplomacia china.
El lugar fue visitado unas 40 veces por todo tipo de figuras políticas, diplomáticas y científicas de todo el mundo. Incluso, en agosto de 2019 recibió como visitante al agregado científico de la Embajada de Estados Unidos.
Backyard
En 2019, el Comando Sur de los Estados Unidos actualizó su estrategia para “las Américas”, que sería lo mismo que ellos llaman “el patio trasero”. Esa actualización renueva los enemigos de la democracia y de Estados Unidos –que fueron primero las izquierdas y después el narcotráfico– a un nuevo comodín: los corruptos. En el documento, titulado “Promesa duradera para las Américas”, la corrupción y los “gobiernos débiles” son equiparados a otras amenazas a la seguridad de Estados Unidos y el hemisferio, como “el tráfico de drogas, la migración, el crimen violento y la influencia estatal nociva”.
Con ese ariete, Estados Unidos sostuvo los ataques persistentes e incesantes que hubo contra las fuerzas políticas que buscaron correrse medio centímetro del sometimiento histórico hacia los “aliados del norte”. Fue y es una estrategia orquestada, que ahora avanza hacia un segundo paso, explícitamente planteado en el documento:
“La gobernanza débil y la corrupción proveen ambientes permisivos para que actores estatales malignos expandan su influencia y pongan en riesgo los intereses de Estados Unidos, sus aliados y sus socios. Mientras que Estados Unidos todavía es el mayor socio comercial de la región, China está incrementando rápidamente su comercio y sus inversiones, y ahora es el sostén financiero más importante de la región. La corrupción incentiva a los políticos a acordar condiciones económicamente predatorias y acuerdos de seguridad con China que ponen la prosperidad y la soberanía de sus naciones en riesgo”.
Lo que en verdad sucede es el proceso inverso: a aquellas fuerzas políticas que propicien una integración inteligente con China se las corre catalogándolas de corruptas y no al revés. No importa en cuantas empresas off shore estén empantanados, los funcionarios acólitos a la Embajada siempre tendrán prístino su CV.
Estados Unidos "preocupado" por la presencia rusa y china en el Triángulo del Litio
Quien traduce el documento en acciones concretas es la generala Laura Richardson, quien desde octubre de 2021 es la Jefa del Comando Sur. Richardson fue quien escuchó cómo la orquesta del Ejército argentino ejecutó el Star Spangled Banner en Ushuaia, mientras el presidente y el ministro de Defensa, Luis Petri hacían cosplay militar.
Como los documentos norteamericanos, Richardson es transparente. Una y otra vez insiste en foros de todo el hemisferio en que las principales amenazas para nuestra región son China y Rusia y en que hay prestar especial atención al Triángulo de Litio que comparten Argentina, Chile y Bolivia.
Richardson tiene una adecuada percepción de la política China en la región, aunque la presente de modo avieso. La generala llegó a advertir en 2022 que el problema es que la inversión china “superó los 50 mil millones de dólares” que “podrían ser incluso cerca de 100 mil millones” y que es “preocupante” que 21 de los 31 países que cubre el Comando Sur, el patio trasero, ya firmaron la iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, que involucra al gobierno chino en el desarrollo de infraestructura local.
Espejitos de colores
La promesa de construcción de una “base militar” en Tierra del Fuego en alianza con Estados Unidos es apenas un insulto hacia China: es imposible su avance sin ratificación del Congreso. Más grave, en todo caso, es el convenio firmado entre la Administración General de Puertos y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército yanqui para que supervisen la hidrovía. O haber comprado 24 cazas F16 vetustos a Estados Unidos, vía Dinamarca, en lugar de los mucho más modernos JF 17 Thunder que ofrecía China y que ya habían sido probados en 2022 por la Fuerza Aérea argentina. O que la canciller Mondino haya coqueteado intensamente con Taiwan.
El giro es triste. En lugar de sostener relaciones pragmáticas con las potencias globales, Javier Milei prefirió un alineamiento servil y completamente jugado a la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales.
Mientras tanto, el gobierno ya recibe respuestas protocolares a sus agravios a través del único canal que parece comprender: Twitter. La Embajada de China en Argentina sale una y otra vez a aclararle cosas por la red social de Elon Musk: que la Estación de Espacio Profundo es una sociedad con Argentina sin ningún aspecto militar, que no se enviaron “camiones para el Covid”, como dijo el gamer Manuel Adorni, sino hospitales móviles de asistencia para el Ministerio de Defensa local.
Una hoja en la tempestad
Argentina es el octavo país en extensión del mundo, con abundantes y valiosísimas riquezas naturales y con una población –un mercado interno– que cabe sin esfuerzo en el aglomerado urbano de Shangai o el de Guangzhou. Argentina supo ubicarse a partir de su neutralidad diplomática y su ubicación geográfica (estamos lejos de todo). Nuestro rango de autonomía depende de cómo decidamos alinearnos internacionalmente pues carecemos casi completamente de capacidad para imponer condiciones.
Términos como “colonialismo” e “imperialismo” no pueden ser ajenos al lenguaje político local. Por eso, son decisivas las políticas que permiten ampliar los márgenes de nuestra autonomía.
En las últimas décadas, el período de mayor amplitud de ese margen transcurrió entre 2006 y 2018, cuando nos sacamos el pie del FMI de encima. Fueron apenas 12 años, contando desde que Arturo Frondizi en 1958 estampara su firma y nos insertara en ese engendro de sometimiento financiero global, tutelado íntegramente por Estado Unidos. Ese período coincide con el ascenso final de China en el mundo y con el fortalecimiento de su presencia en Argentina. Habrá que prestar atención, entonces, a otros juegos que China juega también en nuestra región:
• En marzo, el embajador chino, Wang Wei, mantuvo una reunión directa con CFK en el Instituto Patria, antes de la firma de un convenio oficial con el Instituto de Relaciones Exteriores del Pueblo Chino para capacitaciones y estudios sobre pobreza.
• En febrero y con una concurrencia de 250 mil personas, el año nuevo chino se festejó este año en La Plata, por decisión del embajador y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. El gobernador se reunió mano a mano con Wang, “para continuar fomentando las relaciones de hermandad entre el pueblo chino y el argentino”.
• Más cerca en el tiempo, Kicillof puenteó al gobierno nacional y mantuvo vía zoom una reunión con Dilma Rousseff, titular del Nuevo Banco de Desarrollo, el banco de los BRICS radicado en Shangai, en un busca de financiamiento para inversiones de infraestructura.
• El 3 de abril, de forma inusitada, el Comité Central del Partido Comunista de China mandó una carta para saludar la designación del santafesino Diego Giuliano como nuevo presidente del Frente Renovador.
Aunque se trate de una mera ilusión, debería alegrarse el oficialismo libertariano de que la única oposición realmente existente tenga relaciones normales con China, porque de Estados Unidos lo único que se puede esperar es sometimiento financiero.
兄弟之道是团结同心 decía el envío de insumos chinos que llegó el 13 de abril de 2020 a nuestro país, para enfrentar el coronavirus. Quiere decir “El camino de la hermandad es unirnos y trabajar juntos”. “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”, le agregaron abajo en castellano.
China habla de hermandad, sin bien la distancia que tenemos es abismal. Argentina no llega a tábano, es apenas una mosca sucia jodiendo a una potencia del tamaño de un buey, que de vez en cuando bufa un poco y mueve la cola si se le mezcla el hastío con la incomprensión y el aburrimiento. Cuando pase esta borrasca, quizá entonces podamos volver a ser un alegre pajarito posado sobre su lomo.