Cuando se anunció el saneamiento del volcadero, que tiene 30 años de existencia, todos se entusiasmaron. Hasta que entraron las máquinas a hacer lo suyo, y empezaron las débiles explicaciones oficiales.
El 25 de abril pasado, el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático anunció el inicio de "un plan de saneamiento del basural a cielo abierto de San José del Rincón". En enero, la cartera conducida por Enrique Estévez ya había resuelto cerrar el vertedero y promover un convenio con Santa Fe, de forma que a partir de entonces el distrito costero llevara sus residuos al relleno sanitario situado a la vera de la Circunvalación Oeste.
El día del anuncio, el ministro aseveró: “Esta primera etapa consiste en un saneamiento y nivelación del terreno. Trabajamos en un plan para recuperar el espacio y transformarlo en un lugar verde público”.
Sus palabras ilusionaron a todos, pero cuando las máquinas empezaron a entrar en el basural, la preocupación fue in crescendo.
De la ilusión a la decepción
“Nosotros desde antaño venimos denunciando la problemática de los basurales en el Consorcio de la Costa, que nunca se termina de solucionar como corresponde; y el que más ha crecido es el de Callejón Pintos, en Rincón”, contó a Pausa Gabriela Ferrer, integrante del Movimiento Por el Agua (Mopea).
“Apenas asumió el ministro su gestión, le dio la importancia que merecía el tema. Y particularmente a este basural, que es una vergüenza para todos los santafesinos. Es la primera vez que esto sucede y hay que destacarlo”, valoró Ferrer. Pero la controversia no se hizo esperar. Poco después del anuncio de Estévez se vio claramente en qué consistía la primera etapa del “plan de saneamiento”: en enterrar residuos allí mismo. Los vecinos asistieron con ingrata sorpresa al ingreso de retroexcavadoras que hacían grandes cavas en las dos hectáreas delanteras del predio, y la irrupción de palas mecánicas que arrojaban en esas cavas los desechos.
“Desde hace 20 años que no es una opción el enterramiento, ya que así lo dispuso la Ley de Basura Cero. Se habla de relleno sanitario, que es una disposición final de residuos adecuada”, recordó. La normativa que cita (ley provincial N° 13.055, del año 2009) avala sus dichos.
El 30 de abril, un grupo de personas llevó sus inquietudes al Ministerio. La respuesta que recibieron por parte de la directora de Gestión de Residuos y Economía Circular, Cecilia Álvarez no los satisfizo: “Nos dijo que se había decidido enterrar porque ya había habido enterramientos allí. Y el segundo argumento fue que esos residuos ya habían estado bajo agua mucho tiempo, por lo que prácticamente ya no lixiviaban”.
El lixiviado es el proceso por el cual los líquidos que desprenden los desechos se filtran en el suelo, contaminando en mayor o menor medida las napas. Y no ocurre solo con los residuos orgánicos. “Los residuos peligrosos siguen lixiviando ad eternum”, indicó Ferrer. “Pero ellos consideraron que esto se solucionaba echándole tierra arriba. O sea: en la parte superficial, le erraron. Y en lo subterráneo dijeron que no lixiviaba más: también le erraron”.
Palabra de científico
Martín Blettler es investigador del Conicet y Doctor en Ciencias Biológicas. Como tal, asegura que el relleno sanitario es la única modalidad amigable con el ambiente que cabe desarrollar en el basural de Rincón. “El concepto de saneamiento implica acciones que uno puede tomar para reducir riesgos sanitarios y prevenir contaminación, y así mejorar los niveles de salud urbana y ambiental. En este sentido, los trabajos de enterramiento que se están haciendo no corresponden a esta figura”, sentenció.
“Recordemos que se trata de residuos que han sido indiscriminadamente tirados ahí. Se puede encontrar toda la gama posible de residuos domiciliarios, incluyendo peligrosos. Por lo tanto, deberían estar aislados de su medio. Si no van a ser tratados en forma particular, al menos deben ser completamente encapsulados. Así se impide que su toxicidad o su lixiviado puedan llegar y contaminar las napas acuáticas, que es una de las mayores preocupaciones, dada la cercanía a la Laguna Setúbal”, continuó.
Junto a su grupo de estudio, Blettler constató fehacientemente que, entre otros, en el volcadero de Callejón Pintos hay residuos eléctricos y electrónicos. “Se ha argumentado que el lixiviado ya no se da, porque se lo asocia a los productos domiciliarios orgánicos (restos de alimentos, etc.). Pero el lixiviado también ocurre con estos otros residuos. En el caso de los electrónicos, emiten sus propios contaminantes: metales pesados como plomo, mercurio y arsénico, que inevitable-mente van a filtrarse en el suelo y en el agua. Y así con cada uno de los otros residuos: productos de limpieza, medicamentos, tarros de pintura, pilas, envases de pesticidas”. La solución a esto, insiste, es un relleno sanitario, en el que “los residuos quedan encapsulados entre una cubierta superior y un sistema de membranas, lo que impide el contacto de estos productos con el medio”.
“No soy yo quien propone esto”, aclara. “Es lo que dice la normativa más esencial del manejo de residuos sólidos urbanos. Te lo puede decir cualquier persona mínimamente especializada, y sin especialización también”.
Palabra oficial
Pausa entrevistó a la ya mencionada Cecilia Álvarez, directora de Gestión de Residuos y Economía Circular. La funcionaria provincial informó que en el predio de Rincón hay “unas 60 mil toneladas de residuos”, y remarcó la importancia de cerrar el basural y comenzar a enviar la basura a la ciudad capital.
En cuanto a las dos hectáreas del vertedero que son objeto de conflicto, señaló: “a los residuos más nuevos, se planteó llevarlos al relleno sanitario, y en los sectores donde ya hay gran cantidad de residuos viejos sobre el nivel del terreno, se dispuso nivelar y cubrirlos con suelo”.
“Esta técnica es utilizada en el país para clausurar basurales a cielo abierto”, argumentó, y admitió: “tenemos en claro que no es una medida de remediación que vuelva el daño ya producido en ese ecosistema, pero entendemos que la principal ventaja es la mitigación del efecto que genera el basural”.
—¿Y qué va a pasar con el lixiviado? —preguntamos—. Me refiero a lo que no es orgánico: los residuos sólidos van a seguir filtrando por mucho tiempo.
—El basural ya se encuentra altamente impactado, suelo y agua. Por eso ponemos el foco en separar los residuos más nuevos, para tratar de disminuir ese efecto.
—Pero si lo que se sacó fue lo de más arriba, se está admitiendo que hay una parte de residuos sólidos que ha quedado abajo, y eso va a seguir afectando las napas.
—Sí, por eso te digo que no es un proceso de remediación, solo busca mitigar el efecto negativo.
—¿Y no era posible apuntar a una remediación, hacer un relleno sanitario?
—No, porque significaría excavar ocho hectáreas de suelo e ir en profundidad, en algunos lugares con hasta tres metros de residuos. Quedaría un agujero de ocho hectáreas.
—¿Y por qué no trasladar todos los residuos a Santa Fe? No entiendo por qué están produciendo un enterramiento.
—Es que el enterramiento ya está, no es que lo estamos produciendo.
—Sí, previamente se hizo, pregunto por qué ahora lo están haciendo más.
—No lo estamos haciendo más: en el sector que tiene residuos más antiguos, no los estamos retirando, buscamos los que están superficiales y los sacamos.
—¿Se hicieron desde el Ministerio estudios de suelo y de los residuos que había?
—Hicimos una estimación de los residuos, que son en su mayoría domiciliarios, por lo menos eso es lo que se aprecia en el lugar. Con el equipo técnico hicimos como un relevamiento, buscando identificar los potenciales riesgos de la basura allí dispuesta: principalmente es residuo domicilia-rio, junto con restos de poda y de mantenimiento de la ciudad.
—Si me decís ‘en su mayoría’ o ‘principalmente’, yo entiendo entonces que también en alguna medida hay residuo electrónico, patológico, pilas, baterías.
—Sí, los vecinos lo expusieron en la reunión que tuvimos.
—Cuando te planteaba lo del relleno sanitario me decías que no es factible ¿por qué no apuntar a la solución de máxima?
—Porque hay un montón de criterios que la norma establece para hacer de cero un relleno sanitario, y está claro que ese no es el lugar óptimo.
—Pero vos entendés que el enterramiento está muy lejos de ser una opción ambientalmente ideal.
—Pero el enterramiento ya está realizado ahí, durante décadas.
—Bueno, pero se está enterrando más sobre lo ya enterrado, con el argumento de que ahí ya había cosas enterradas.
—Pero te estoy diciendo que nosotros vamos a retirar residuos.
—Sí, pero el resto lo van a seguir enterrando.
—Vuelvo sobre lo mismo, la primera gran cuestión es que ahí no se disponen más residuos desde que se cerró. Y para nosotros es una cuestión de suma importancia.
—Está bien, pero ¿por qué en un proyecto tan importante, tan esperado y esforzado, en una de sus fases refuerza una técnica de disposición final que no es la ideal?
—Bueno, está claro que lo ideal no sucedió ahí. Pero en las otras seis hectáreas vamos a intervenir de otra manera.
—Y en estas dos hectáreas, ¿por qué no trasladar todo al relleno sanitario de Santa Fe, en vez de hacer parte de retiro y parte de enterramiento?
—Porque hay tres metros de residuos dispuestos en esas dos hectáreas.
—Pero, ¿por qué? ¿Porque son demasiados? ¿Porque no es posible trasladarlos? ¿Por una cuestión de costos?
—De nuevo: partimos de encontrar un lugar que tiene un impacto desde hace 30 años. Entendemos que el plan de acción tiene que ser viable en términos del contexto en el que estamos.
—“Viable” económicamente.
—No, a veces viable es desde todo, desde lo técnico también, porque vos te llevás algunas cuestiones y el impacto que tiene el suelo y el agua en ese sector… A veces las recomendaciones son no mover determinados residuos porque el daño puede ser peor.
—¿Y este es el caso?
—Y…, sí.
—¿Decís que generaría peores efectos trasladar esos residuos al relleno sanitario que dejarlos enterrados?
—Lo que pasa es que nosotros partimos de la premisa de que ahí ya hay un gran impacto generado.
—Claro, pero yo parto de la premisa de que sería mejor no empeorarlo.
—No creemos que lo estamos empeorando ¿cómo voy a empeorar una situación que hoy ya tiene residuos dispuestos desde hace 30 años, si yo ya resolví que no se dispongan más residuos en ese lugar, retirando parte de los residuos, acomodando…?
La última consulta a Álvarez fue sobre la creación de un espacio público en el predio, que fue anunciada por el ministro Estévez. Pero aparentemente no es la intención.
—No, hacer un espacio público no. Poner especies nativas sí. Es un lugar que va quedar delimitado, con la salvedad del caso de lo que es. Va a tener un cerco.
Una pena. La idea de que allí se genere un parque entusiasma hasta a los científicos: “Vos imagínate el mensaje que se daría: lo que era un basural a cielo abierto pasó a ser una plaza. Sería maravilloso”, celebró Blettler. “Pero no podemos hacer eso si uno va con una pala, cava unos pocos metros y empieza a encontrar toda la basura abajo. Es como barrer debajo de la alfombra”. Y no, claro. Tiene razón.