A los 94 años, nos dejó la cofundadora de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y militante incansable por los derechos humanos. Desde que en 1977 la dictadura asesina desapareció a su hijo hasta su último aliento, jamás abandonó la calle.
Nora Morales de Cortiñas, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y luchadora incansable por los derechos humanos, falleció a los 94 años. El pasado 17 de mayo había sido intervenida quirúrgicamente por una hernia en el Hospital de la localidad Morón y permanecía en terapia intensiva desde entonces.
Costurera y ama de casa, la vida de Norita dio un vuelco con la desaparición de su hijo Gustavo Cortiñas el 15 de abril de 1977. Militante de la Juventud Peronista en la Villa 31, Gustavo estaba casado y tenía un hijo de dos años: lo chuparon en la estación de trenes de Castelar. Al mes siguiente, Nora ya estaba en la Plaza de Mayo, lugar que jamás abandonaría.
Con el tiempo, se convirtió en una de las referentas más importantes de la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo. Siguió participando de las rondas hasta hace unas pocas semanas; el pasado 24 de marzo, en la marcha por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, el sol volvió a iluminar su rostro infatigable por última vez.
Psicóloga social y profesora en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Norita brindó su apoyo en un sinfín de causas por los derechos humanos. Se puso al frente de la marea verde y al pañuelo blanco en la cabeza le añadió el pañuelo verde en la muñeca. Con el puño apretado, fue una de las oradoras en la marcha a favor del aborto legal el 4 de junio de 2018, y celebró su sanción en 2020.
"Las Madres fuimos feministas sin saberlo, porque salimos a la calle a enfrentar a los militares genocidas sin medir nada", expresó en 2019 en Santa Fe durante la presentación del libro "Norita. La madre de todas las batallas" del periodista Gerardo Szalkowicz, realizada en un ciclo de entrevistas organizado por Sadop. "Dejamos la casa, dejamos de tener en horario la comida, de tener la mesa puesta: éramos desobedientes civiles que enfrentamos la furia de los represores", enfatizó.
En diálogo con Pausa aquel día, Norita dejó palabras que hoy cobran más vigencia que nunca: "La calle es la expresión más genuina del pueblo y tenemos que seguir, no tener miedo cuando algunos políticos nos dicen que con eso se obstruye la democracia. La democracia se defiende en la calle".
"Muchas veces cuando caminábamos en la Plaza nos mirábamos y decíamos ‘por qué se llevaron a nuestros hijos’. Se los llevaron porque lucharon por una patria libre, por una patria con justicia social. Y después: ‘para qué se los llevaron’, y nos volvíamos a mirar. Se los llevaron para implementar estas políticas neocoloniales. Por eso las madres recogimos las banderas de lucha de nuestros hijos e hijas".
Hoy, que el neocolonialismo más atroz vuelve a ser gobierno, su voz y su ejemplo resuenan y se vuelven, más que nunca, una obligación: recoger las banderas de lucha de Norita, esa será la mejor manera de honrarla.