Estamos terminando el mes y nuestra percepción está aniquilada. El cerebro de quienes habitamos suelo argentino está frito en un aceite de fonda precarizada. La mente, esa construcción ideada para alimentar cuentas de couch, pide un cambio de espacio tiempo.
Una lobotomía, pero sin taladrar el cerebro. Hay quienes aseguran un raro pesar: transitan el mes de septiembre, pero de 2025. El cambio climático no ayuda, a la humedad que brota del piso se les pegan las hojas de un otoño desgastado. El aroma de la Setúbal invade con aires de cámara séptica y ese pozo se hace ciudad, donde los socavones brotan como hongos. A este hermoso paisaje sensorial se le pueden sumar una economía de guerra, sin planes de bienestar por delante, donde todos los males argentum pueden corporizar y cobrar vida como en una buena película clase z: Cavallo vs Zombies; Perón caza vampiros o Capitalistam, el día de mañana.
El sueño de los 90 tomando envión para hacernos caer en una remake de plataforma tan mala que se convierte de culto. Volverá el 1500 a 1 y nos inundaremos de mercadería global. Javier jugará al basquet y recibirá a los Rolling Stones. O todo esto ya pasó y nuestro Mick es Musk.
Todo este panorama no puede ser más alentador para gritar desde este púlpito del cuarto poder a viva voz y antes de convertirnos en calabaza: peor es tener una guerra. Pero incluso en ella se hacen grandes negocios. Es por eso que un vano intento por cambiar el mundo, pero sin generar modificaciones estructurales en la distribución de la riqueza vamos a obsequiarle cinco tretas, fullerías, argucias, artimañas o consejos... para llegar al invierno. Vuela vuela no te hace falta equipaje.
1.- Nuevas formas de precarización, perdón reformas laborales que se avecinan. Al patrón ni cabida, aunque sea una app que deposita sus impuestos en Países Bajos mientras pedaleas esquivando baches.
2.- Si se siente adulto mayor pero aún le faltan muchos años de aporte no intente simular. Acepte con hidalguía el paso del tiempo, deje de perrear hasta abajo (si puede) y trate de tener hepato protectores a mano. Recuerde que el estómago es como Karina.
3.- Evite frases tales como: “yo a tu edad”. Si le faltan 20 años de aportes, es probable que haya visto Jugate Conmigo o haya dicho: tu ruta es mi ruta. Si escuchó el estribillo de Gomazo, no tiene altura moral ni estética para agitar banderas revolucionarias aleccionadoras.
4.- Ante fakes o argumentos falopa responda con frases sobre la abundancia o échele la culpa a la resonancia de Schumann.
5.- Por nada del mundo deje de reírse. Es mejor estar enojado que triste. Ante el primer gas lacrimógeno: ¡corra!