Por decreto, el Gobierno actualizó el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos y el Impuesto al Dióxido de Carbono que impactarán tanto en la nafta como en el gasoil a partir de junio.
Javier Milei ha llegado con impuestos bajo el brazo. A partir del 1° de junio vuelven a aumentar los precios de los combustibles por una actualización de entre 1% y 1,5% en los impuestos a la nafta y el gasoil.
La decisión fue tomada por el Decreto 466/24 firmado por Milei, el saliente Nicolás Posse y el ministro de Economía, Luis Caputo. Sin embargo, el aumento total se ubicaría entre 3,5% y 5%.
Según el decreto, el aumento de combustibles a partir del 1° de junio será de $10,74 por cada litro de nafta y de $9,18 para el gasoil, sin zonas diferenciales. Si a éste último valor se le agrega la zona diferencial el impuesto total al gasoil llega a $13,644.
Las petroleras definirán si a estos porcentajes de aumento, de entre 1% y 1,5%, se le agregará a partir del sábado la devaluación mensual habilitada por el Gobierno de 2% mensual (crawling peg) y la variación del precio internacional del barril de crudo Brent, el de referencia para la Argentina y Vaca Muerta.
En último caso, el petróleo cayó de u$s89,94 en abril a los actuales u$s82,13, con lo cual las empresas no trasladarían en total más del 2% o 3,5% al precio final de los combustibles a partir del sábado.
Pero a este 3,5% también se le puede incorporar un ajuste más por la suba del precio de los biocombustibles. Semanas atrás, la Secretaría de Energía dispuso que el litro de bioetanol elaborado a base de caña de azúcar tiene un precio de $622 desde mayo, mientras que el elaborado a base de maíz, de $570. A su vez, estableció que el biodiesel que se utiliza para su mezcla obligatoria con gasoil sube a un precio mínimo de adquisición de $938.540 por tonelada.
Hoy las petroleras están evaluando cuánto trasladar al surtidor el sábado. Según pudo saber Energy Report, si se tienen en cuenta los impuestos, la caída del petróleo internacional, la devaluación mensual y los nuevos precios de los biocombustibles, el incremento a partir de junio debería ser de entre 3,5% y 5% para los combustibles. Con el objetivo de no revetir la desaceleración de la inflación, el Gobierno no permitiría más que ese tope.