Messi sale a calentar y encuentra a su familia, levantan los brazos a lo alto. Sonreímos todos.  El capitán está de arranque y Ángel cuida su espalda desde el banco. Hay clima de Mundial. Aunque es de noche y hace frío. Nada que ver con Diciembre del 2022. Pero emerge el temor por la eliminación, nos susurra que tengamos cuidado. Es el miedo a que se desgarre este velo ganador. Algún día se romperá, pero el destino nos regala un himno más.

Aparecen de arranque Alexis + Enzo y su juego es un Dejavu Qatarí. Siempre está Rodrigo, insoportable motorcito para electrificar la recuperación y el juego. La presión arranca en la izquierda con Nicolás González, y su despliegue contagia y genera errores múltiples en la defensa de Ecuador.

Sufrimos de comienzo a fin. Ellos encuentran la manera de escabullirse y nos lastiman. Messi está quieto y los demás se esfuerzan para que no se note. Su calidad y el pánico que genera en los rivales le permiten jugar todo el partido. Dos o tres toques estáticos lo distinguen. La precisión del córner nos levanta y gritamos el primer gol de Lisandro. Pero su quietud nos limita. El equipo que aprendió a no depender de él toca y toca, cambia de lado y utiliza muy bien el espacio vacío.

Virtud colectiva que nos caracteriza: me encanta como atraemos e hilvanamos desde el fondo. La jugada del primer gol a Francia: tentar al rival, arriesgar en la zona baja y de pronto una estampida de precisión y velocidad.

Lisandro Martinez nivel Premier League. Luego de una temporada cargada de lesiones hoy se entrega puntual y salvador. Un eslabón más de la Scaloneta de los milagros. De cierres precisos, de atajadas míticas, de palos que juegan a favor y rivales que fallan en el último minuto. El final del partido nos lleva a los penales. Algunos piensan que todo está arreglado. El alargue era negocio para Ecuador, pero al finalizar los 90 minutos pasamos al living de confort de Emiliano Martinez.

Nosotros rezamos y volvemos a las cábalas, masticamos uñas y suspiramos mientras caminamos entre los muebles. Intentamos acomodar las cosas y personas como contra Países Bajos y Francia, y al toque Dibu ya tapó dos penales y nos puso en ventaja. Martinez es concentración y danza, el goce y el don de levantar un estadio de 65 mil personas con ese carisma único.

¿Dónde está Messi? preguntaba un mexicano durante el partido de grupos en Qatar. “Ahí lo tenés” le respondían los hinchas argentos luego de aquel zurdazo que destaparía la olla del campeón. Ahora Messi pica su penal, a lo Panenka, a lo Zidane, a lo Abreu. Una elección sorpresiva luego de un partido lleno de limitaciones físicas. El capitán que no deja de sorprender y aprender, aunque tiene todas las experiencias encima.

Nos acostamos el viernes. En Argentina es tarde pero todos queremos besar a Scaloni tal como lo hace ese señor del cuerpo técnico. Cantan los 26 jugadores enlazados. Música para descansar. Entramos saltando al vestuario de las semifinales. Que nadie dude. Sigamos confiando.

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