“Perdimos el 50% de nuestro cine”

cine argentino
El sector audiovisual teme cada vez más por el destino de todo el patrimonio fílmico que permanecía almacenado en los depósitos del INCAA.

Los recortes en cultura reavivaron la preocupación de realizadores y del sector audiovisual en general sobre los destinos del archivo cinematográfico nacional. Sobre esto, charlamos con Fernando Martín Peña.

El panorama del cine argentino está tomado por la incertidumbre y la preocupación tras la decisión del presidente Javier Milei de cerrar el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Esta medida, tomada en el marco de una política de reducción del “costo presupuestario” de algunas dependencias estatales, asusta al palo audiovisual que teme cada vez más por el destino del patrimonio fílmico que permanecía almacenado en los depósitos del organismo.

Ante la falta de información clara por parte del gobierno sobre el futuro de este material (no digital), diversas organizaciones del sector levantaron la voz para exigir respuestas y garantías. “¿Dónde están las miles de películas que tenía el Incaa depositadas en su cinemateca?” preguntan desde la Asociación General de Directores Autores Cinematográficos y Audiovisuales (DAC), en un comunicado conjunto con otras entidades como la Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales (Apima), el Proyecto Cine Independiente (PCI), la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores) y la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica (CAIC), donde han expresado su profunda preocupación por el destino de las miles de películas que se encontraban bajo resguardo del INCAA.

“Los creadores de las miles de películas que se encuentran en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) solicitamos saber cuántas son hoy, en qué lugar están y en qué estado se encuentran”, reclaman en el manifiesto difundido el domingo 7 de julio.

La importancia de la preservación

Los creadores audiovisuales, en su comunicado, hacen hincapié en la importancia de este patrimonio para la memoria del cine y la cultura argentina. Señalan que, de acuerdo a la Ley de Cine 17.741, todo titular de un largometraje financiado con aportes del INCAA debe entregar la primera copia de la obra terminada al instituto, lo que ha permitido conformar una valiosa colección de películas que representan la historia del cine nacional.

Es difícil pensar, mientras estamos mirando una película, en la cantidad de tareas invisibles que hacen falta para que esa historia se reproduzca. Más allá de los intérpretes que encarnan y del director que orquesta la visión creativa, existe una multitud de talentos que operan fuera de plano, pero que son esenciales para la existencia de una película.

Fernando Martín Peña encarna la importancia de este último grupo que, sin buscar el reconocimiento, labura y se calienta cuando de la conservación del cine argentino se trata. Nos hace acordar a nuestros amigos del Cine América.

Hasta acá, la presentación pomposa, porque cuando charlamos con Peña nos encontramos con una visión más mundana: “Soy el vocero de una situación espantosa”, dice en charla con Pausa cuando repasamos la situación del archivo de esas películas que el mismo Estado financia desde hace más de 75 años y que siguen sin políticas públicas de conservación.

“¿Cómo el Estado no se va a ocupar de cuidar lo que financia?”, pregunta Peña, que se va ofuscando a medida que pronuncia la paradoja.

“La ley de 1999 prevé la creación de la Cinemateca Nacional, aunque recién esto fue reglamentado en 2010. Pero nunca se puso en marcha y así llegamos hasta hoy, sin ese ente autárquico cuyos recursos deberían provenir del INCAA y de la Secretaría de Cultura de la Nación. En la normativa estaba todo detallado como para que se cuente con los recursos suficientes como para empezar a paliar el desastre que es la situación de la preservación del acervo audiovisual. En Argentina nunca ha habido políticas públicas consistentes respecto de este tema”, comenta Peña, ya con la resignación dominando su tono.

Las responsabilidades sobre esta falencia son compartidas. Por un lado, hay una clara responsabilidad política, dado que la ley existe y fue reglamentada, aunque con un retraso de 11 años. A pesar de esto, sucesivos gobiernos, ministros y directores del INCAA no han tomado las medidas necesarias para poner en marcha la Cinemateca Nacional. Peña critica esta inacción, lamentando que no se invierta ni un centavo del presupuesto oficial en la preservación del patrimonio cinematográfico. “Lo único que tenía que hacer Luis Puenzo (presidente del INCAA entre 2020 y 2022) era gravar la exhibición en plataformas, que es donde más se ven hoy las películas argentinas. Por supuesto que ni antes ni después de la gestión de Puenzo se actualizó este gravamen, lo que derivó en una pauperización del INCAA que hoy les da pie a informar balances de gestión muy abstractos, muy sui generis, con números en el aire que les permite decir cualquier cosa”.

En el mismo reclamo difundido por los realizadores, recordaron que “según la Ley de Cine 17.741, todo titular de un largometraje financiado con aportes del INCAA debe entregar la primera copia de la obra terminada. Se constituye así un verdadero patrimonio y memoria del cine y de la cultura de nuestro país”.

Fernando Martín Peña

“Ante las versiones difundidas sobre el cierre de los depósitos del Incaa, en donde estas miles de películas se encontraban hasta el 10 de diciembre de 2023, todas y todos los creadores que hemos cumplido con lo dispuesto por la ley, en nuestro más pleno derecho, solicitamos a las actuales autoridades del Incaa nos informen sobre este tema”. En esa línea, exigieron “conocer en detalle los títulos que se conservan, el estado en que se encuentra cada uno, el lugar y la forma en que prevén resguardarlos”.

Como ya es costumbre, el mileísmo contesta a la ineficiencia con destrucción, nunca con una solución. Así, se anunció que la motosierra iba a seguir mutilando el patrimonio público: “Lo que me alarmó a mí fue la noticia de que se iban a dejar de alquilar dos edificios que se usan para guardar las películas que el Instituto tiene en su poder, sin el detalle de qué va a pasar con ese material. Solamente rumores conocemos y dicen que los quieren llevar a la Escuela de Cine, en un edificio que es propiedad del INCAA y donde ese material ya estuvo literalmente tirado. Hace 20 años hicimos una movida para sacarlo del segundo sótano de aquel lugar, así que esto es un retroceso catastrófico”.

Más allá de Puenzo (ganador del Óscar en 1986 con La historia oficial), Peña evita cargar las tintas a gestiones puntuales explicando que estos errores se repitieron en gestiones sucesivas y que el problema es más grande que cualquier funcionario: “A esta altura de la historia, yo creo que la mitad de la producción fílmica argentina ya se perdió”. Enfatiza que una cinemateca también debe encargarse de la enseñanza y propagación de conocimientos necesarios para que las futuras generaciones puedan continuar estas tareas. La ausencia de esta institución implica no solo la pérdida de material fílmico, sino también la pérdida de saberes y conocimientos técnicos.

—¿Por qué pensás que se da este desinterés estatal por la preservación del material?

—Mirá, hay una combinación de factores. Yo te diría que, por un lado, Argentina tiene un problema histórico con su memoria, por lo menos desde el fin de la dictadura para acá los archivos en general están desfinanciados, siempre hay problemas de plata y depende de voluntarismo de los empleados del lugar, esa sería una razón. Por otra parte, también cabe una autocrítica del sector, que nunca le ha pedido ni al Instituto ni a la Secretaría de Cultura ni al Ministerio de Cultura en su momento plata para preservar lo que producen, tampoco para difundirlo, de ahí sale la estupidez esta, falaz, de los voceros del gobierno que dicen que las películas son una porquería y que no las ve nadie. El acervo cinematográfico argentino es muy prestigioso, comparable al de México y Brasil, en cantidad y calidad, muy querido por el público, además.

Bio

Fernando Martín Peña es un especialista en cine y creador de la Filmoteca Buenos Aires, una entidad privada dedicada a la preservación y difusión del cine. Además, es uno de los fundadores de la Asociación de Apoyo al Patrimonio Audiovisual (Aprocinain), que ha rescatado cerca de 300 películas argentinas en riesgo de desaparición.

Desde 2006, Peña conduce el ciclo "Filmoteca, temas de cine", emitido por la Televisión Pública Argentina. También es autor del libro "Cien años de cine argentino", una obra fundamental que celebra y documenta la rica historia del cine nacional.

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