La biología no es destino

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El concepto de género plantea que lo natural no es normativo. Las declaraciones de Cúneo Libarona y la amenaza por un retorno al orden conservador nos empujan a la política, a ampliar la sensibilidad feminista y a habitar las redes del afecto vital.

Por Oscar Vallejos, secretario general de ADUL, secretario adjunto de CONADU Histórica, y secretario de Formación de la CTA.

"La biología no es destino" es una consigna feminista con efectos profundos y duraderos en mí. Además de hacerme feminista, me hizo pensar y me organizó en la disputa con los conservadores.

Hay muchas otras consignas, pero esta tiene la potencia de ir al núcleo del argumento conservador en un mundo secularizado. Antes, los conservadores apoyaban su posición en el mandato divino: el plan que Dios tiene para nosotros (¿?) es heteropatriarcal. Ante la inminencia del retiro de la obligatoriedad de la creencia religiosa aparece la biología (la naturaleza) como dadora (determinismo) del plan heteropatriarcal. Ahora es la biología la que nos compele a ser lo que somos o, mejor, lo que debemos ser.

El feminismo larga así la consigna: la biología no es destino; ahí nos convoca a desbaratar esa concepción de lo natural y ese proyecto político de restringir al máximo el ámbito de acción política o, al revés, de implantar un proyecto minimalista de la política.

La biología no es destino es una consigna que pone el cuerpo en primer plano. El cuerpo tiene una materialidad biológica: ¿significa eso que la biología impone un patrón de conducta, una identidad, una esencialidad, una manera de ser? Los conservadores responden que sí y esa conducta coincide con la norma heteropatriarcal. Los núcleos son la maternidad, los cuidados y la homosexualidad.

Nosotros respondemos que no, porque lo natural no es normativo y porque lo peculiar de lo humano es inventar el ser social y sus atributos. El concepto de género hace ese trabajo: aquello que hace a lo social es, dijo históricamente Teresa, una tecnología de producción de sujetos, de agentes. Esa tecnología es política y, con ello, entendemos que la política ingresa a niveles más profundos de lo natural. Ese es el horizonte de lucha política porque ahí se cifran nuestras vidas.

El Ministro de Justicia reafirma el programa conservador; claro que me alarma. Pero debo decir que esa consigna feminista nos organizó para este momento. Sabemos como hacerle frente en el plano de la argumentación pública. Sabemos como hacerle frente en el plano del vivir; tenemos redes solidarias, tenemos redes de sostenimiento. Lo aprendimos, por ejemplo, de las socorristas.

Son tiempos de odio intenso y a eso le oponemos el amor que nos nace de haber inventado una vida disidente y feminista digna. Cómo no nos va a asustar las amenazas del Ministro de Justicia y del Presidente. Yo mismo con todo lo valiente que soy viví con el temor a que me quitaran a mi hija si me descubría el Estado criándola con mi compañero. Ahora entiendo más, por las luchas compartidas, que esos temores o miedos se los tramita y enfrenta colectivamente.

Quisiéramos vivir en un Estado que nos ampare y valore; ¿cómo va a ocurrir eso con un Gobierno con este nivel de crueldad? De allí la importancia del concepto de interseccionalidad y cómo nos organiza para intervenir en este momento: género, clase y etnia. Las amenazas del.Ministro de Justicia nos empujan una vez más a la política, a la ampliación de la sensibilidad feminista, y a habitar las redes del afecto vital. La biología no es destino.

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