La Selección Argentina en su momento de gloria histórica con su decimosexta conquista continental, la pésima organización de los tipos que juegan “soccer” en el imperio decadente y un Loco Bielsa en modo fuego.
Los goles suelen ser bellos por definiciones o concepciones colectivas. El de Lautaro Martínez contra Colombia ingresa en la segunda opción. El nivel de precisión y destreza de Leandro Paredes es para aplaudir hasta la próxima Copa América. El tipo se tira al piso, estira la pierna derecha como si fuera una coreografía de comedia musical, quita la pelota al jugador colombiano como un punguista de recitales, se levanta en menos de dos segundos (literal) con la pelota al pie, mira a su compañero y le da un pase vertical a un “Toro” que, en ese sector, parecía que no dañaba a nadie.
En ese quite está la foto, está el motor intacto de esta Selección Argentina. El “Toro” se desprende del torero colombiano, para el balón, amaga que sale con una gambeta, pero los toros no gambetean. El Toro toca y encara, lo pierde un torero, lo pierden dos, los pierden. El “Toro” sale de la escena, corre como el animal salvaje del área que es.
La pelota es ese elemento hipnótico que los deja en otro plano a los jugadores colombianos. Ya no son toreros, son boludos que miran y corren atrás de una pelota. Paredes, el del quite para el póster, cinco segundos después ya estaba dispuesto a mostrar el camino glorioso. Recibe, para y toca. Y aparece Giovani Lo Celso en modo “10”.
La velocidad mental para resolver un pase al corazón de la defensa es tan dolorosa como ese estoque que les siguen clavando a los toros en la Plaza la Santamaría de Bogotá.
Gio mete el pase en el momento que la historia lo indica. El Toro tiene la mejor de sus corridas, no hay torero que lo pueda detener. Corre ciego de gol, pero con los ojos hermosamente abiertos, corre con la potencia de un campeón, corre y piensa, detiene levemente su andar, la pelota nuevamente está con él, la controla y dispara. El Toro mira como el arquero levanta las manos, pide piedad, pero ya es tarde, el disparo lo atraviesa, no hay resistencia en esos guantes, la red se infla y desde el piso, como un torero herido, observa la corrida feliz de un animal del gol.
Consagración y transición
La Copa América tuvo ese momento de éxtasis argentino, el gol de Lautaro coronó un ciclo que hasta el momento no conoce de techos. Argentina gritó “campeón” otra vez con la conducción de Scaloni, el cuarto título en cuatro años. Esos números no son casuales, los campeones nunca son casuales.
El trabajo del muchacho que nació en Pujato pasó una nueva fase, primero fue la del conocimiento y confianza con los jugadores, la segunda etapa fue la de ejecutar en la cancha la idea que le trasladaba en los ensayos, la tercera fue la de mantenerse con los buenos resultados, la cuarta fue la coronación en la Copa América 2021, un año después derrotó a Italia en la Finalísima, la quinta fase fue el campeonato del mundo en Qatar 2022. Y recién termina de defender con éxito la corona de América. ¿Y ahora?
Y ahora es el momento del recambio, una transición que el DT ya empezó a recorrer, los nuevos apellidos comenzaron a ser citados y los históricos empiezan a decir adiós. Con Di María y Otamendi a la cabeza, el seleccionado empieza a cambiar la cara. Nadie se atreve a decir cuánto tiempo le queda a Messi, pero todos y todas sabemos que las “últimas batallas”, como dijo el propio Lionel, las estamos viendo.
La inteligencia de saber armar la transición en plena gloria es una característica más de la muy buena conducción de Scaloni y su cuerpo técnico. En ese lapso de cambios aparecen apellidos como Garnacho, Carboni y Barco. Y no sería sorpresa que algunos de los futbolistas que están en los Juegos Olímpicos aparezcan en las próximas convocatorias de AFA.
Desastre
La alegría que nos regala nuestra selección supera los límites de lo imaginado, como los límites de la inoperancia y desorganización en la Copa América que dejaron en evidencia miles de hinchas en el ingreso al Hard Rock Stadium de Miami, o los que rompió Marcelo Bielsa en conferencia de prensa, a horas de jugar por el tercer puesto. El Loco, que está más cuerdo que nunca, anticipó algunas verdades que pudimos ver durante la previa de la final.
Mucho antes de llegar a esa explosiva conferencia de prensa y repasar los pocos pasajes de buen fútbol que pudimos observar en el país del paraíso capitalista, la Copa América lisa y llanamente fue un quilombo de principio a fin. Comenzó con una biblia en la mano a cargo de un pastor evangélico homofóbico (Emilio Agüero Esgaib), amigo de Alejandro Domínguez, el millonario presidente de la Conmebol que se hizo televisar en su palco antes del minuto diez de cada partido, pero esas visualizaciones nunca alcanzaron el grado de viralización que tuvo la imagen de “Chiqui” Tapia con el dirigente de AFA aliviando el “calor/fiebre” en la nunca del emperador de Barracas.
“Menos mal que ganamos, si hubiésemos perdido diría lo mismo: hace siete meses sabemos que vamos a jugar acá y hace dos días cambiaron el césped”, así arremetió Scaloni al comenzar su conferencia de prensa después del partido inaugural. “El estadio es hermoso, pero con el césped de hoy no está a la altura para este tipo de jugadores. Hoy le ganamos al rival y la cancha”, dijo después de ganar en el debut.
En la misma línea declaró Emiliano “Dibu” Martínez: “La cancha fue un desastre, parecía un trampolín”.
El DT santafesino, el extraordinario arquero y también el mejor jugador del mundo hablaron del pésimo estado de los campos de juego. Además, la Copa también convivió con temperaturas insoportables hechos de violencia donde la seguridad se llevó buena parte de las responsabilidades.
Mientras el “soccer” giraba por todo el país y los latinos le metían más temperatura de la que ya marcaba el sofocante verano del norte, para los estadounidenses sigue siendo un deporte de segundo o tercer plano. La pasión en EEUU va por otro lado, entre el fútbol americano, el básquet y las toneladas de comida chatarra que consumen, ellos, fieles a un estilo de vida, disfrutan de una cultura perfectamente inmortalizada por el cine hollywoodense.
Decilo Loco, decilo
La Copa América seguía, en secreto muchos se quejaban, pero en la superficie nadie debatía nada. Hasta que llegó el mismo Loco de siempre, el que cumplió 69 años el pasado 22 de julio, el de la familia donde todos los hermanos suelen tirar verdades incómodas. Marcelo Bielsa rompió el “sueño americano”, donde todo transcurre entre buenos y malos, blancos y negros, ricos y pobres, héroes y villanos. El Loco le puso complejidad a una película de pésima calidad, cuando nadie lo esperaba empezó a vomitar verdades en la casa de los organizadores.
La chispa que provocó el fuego bielsista fue la pregunta de Rodrigo Vázquez (Radio Sport 890). “¿Le preocupa lo que pueda recaer lo que puedan ser las sanciones pensando en lo que puedan ser las Eliminatorias?”.
La consulta llegó como consecuencia de los graves incidentes luego del partido entre Uruguay y Colombia. “¡¿Cómo me pueden preguntar eso cuando la única lógica que impera es que hubo madres de familia, con bebés en brazos, mujeres, hermanas, madres, agredidas por los espectadores, la protección del espectador no tiene nada que ver con el espectáculo?! Lo que me tendrían que preguntar es si los jugadores han recibido la disculpa por no haber salvaguardado a sus familias. ¡Cómo voy a temer a una sanción que es imposible que suceda porque, si usted ve que los responsables de un aspecto del espectáculo que se monta…”.
Llegó un tenso cruce con parte de la prensa uruguaya, a esa altura Bielsa estaba dispuesto a ir hasta el hueso. Mirando a la cara, el DT señaló que “las preguntas actúan de manera cómplice”. “Todo esto es lo que tienen que decir ustedes, no lo que tengo que decir yo a riesgo de abrir la boca”, comentó, de cara a los periodistas.
El DT empezaba a exponer a una parte del periodismo. “Todo esto ustedes no lo ignoran, lo saben perfectamente, pero siempre viene acá algunos de estos infelices que estamos de este lado para que abramos la boca, no vaya a ser que los señales a ustedes y después se vean afectados de alguna manera”.
Había más verdades incómodas para esta conferencia. “Hay periodistas que se callan la boca según a que parte del poder quieren favorecer o perjudicar”. El Loco la “picó” de verdad y dejó al desnudo las limitaciones del periodismo para informar sobre un negocio que, muchas veces, lo tiene como socio.
El DT ya estaba absolutamente expuesto ante la organización: “Los norteamericanos hicieron un desastre con los campos de entrenamientos. Más claro es imposible. Estados Unidos, cuando sintió que sus intereses estaban atacados, creó el FIFAgate, con el FBI. Pero era por sus intereses. Acá no pasó nada, esto fue una fiesta extraordinaria a estadios llenos… No hay nada de lo que quejarse, pero no se puede seguir engañando que las canchas están perfectas. Pero no podemos hacer una conferencia de prensa para decir que los campos de juego están bien”.
Claramente fastidiado y tras decir “viejo” en varias ocasiones, dijo que la situación era “bebé de pecho” comparado a los 6 años que trabajó en Argentina. “Y sé una cosa”, dijo mirando a los periodistas. “¿Vio esta exaltación? Me quita la razón, es un energúmeno, un loco”.
Más cuerdo que nunca tiró: “Lo que corresponde es señalar a los responsables, para que no sigan elaborando el procedimiento que elaboran hasta ahora. El que habla, si los pone en evidencia, aunque sea con la verdad, castigo, castigo deportivo, disciplinamiento, temor a lo que vamos a hacer desde Asunción (donde está la sede de Conmebol)”.
Volveremos
Después de esta Copa América llegará el Mundial 2026, con el debut de un nuevo formato, 48 selecciones, 16 más de lo habitual y 104 partidos. Canadá, México y EEUU serán los anfitriones.
Los organizadores del “soccer” pochoclero nuevamente estarán en el centro de la escena. ¿Qué sorpresa nos deparará?, a lo sumo estará Donald Trump dando una bienvenida a los tiros y Milei haciendo un show judeocapitalista, con la careta de Enzo Fernández, en el entretiempo de Francia ante Angola.