Taylor Fest: una fiesta dónde las chicas solo quieren divertirse y tener un lugar seguro para ser ellas mismas.
I'm so sick of running as fast as I can, wondering if I'd get there quicker if I was a man… Una marea de brazos se alza entre las luces neón que iluminan el pequeño espacio, paredes de ladrillos vistos se ciernen sobre los cabellos alborotados que se mueven de adelante hacia atrás. Hacia el final del edificio, una proyección muestra a Taylor Swift en The Eras Tour con un blazer plateado brilloso, cuando la artista gira su cabeza, un coro de voces eufóricas retumban por encima de la música: "and I'm so sick of them coming at me again, ‘cause if I was a man, then I'd be the man".
Es 27 de julio, en el Centro Cultural Demos se lleva acabo la Taylor Fest, la temática para esta noche invernal de sábado es “Taylor and Friends” y la consigna, basada en la frase “Like a rainbow with all of the colors”, invita a vestir las prendas más groovys, divertidas y llenas de color. Con la puntualidad de fanáticos entusiastas, alrededor de las 22 el espacio ya cuenta con la presencia de diversas Swifties, quienes fieles al concepto, llevan pantalones acampanados, camisas floreadas, blazers coloridos y maquillajes inspirados en la icónica Sharon Tate. Entre la multitud, algún varón llama la atención.
Cerca de la puerta, tres chicas revisan documentos, entregan tickets para el ropero y saludan amablemente, en sus rostros se expresa una combinación entre cansancio y euforia. Mientras tanto, quienes llegan se dispersan por el Centro Cultural, algunos van directo a pedir un trago, otros recorren los puestos de merch ubicados en el lateral izquierdo. En el lado derecho, una fila de mujeres aguarda pacientemente para recibir su comida.
It’s Nice to Have a Friend
“Yo en su momento cité un Tweet y puse: Che loco, quién para juntarnos las treinta que creo que somos en Rosario en un bar y pedir que pasen una playlist de Spotify con canciones de Taylor y cantar, porque estoy cansada de no poder cantar sus canciones como a mí me gustaría”, cuenta Sol, una de las organizadoras quien, junto a sus compañeras Antonella y Leila, viaja desde Rosario para estar presente en cada una de las Taylor Fest.
Las rosarinas narran que, cuando en la pandemia la nocturnidad seguía restringida en Argentina, Swifties alrededor del mundo organizaban sus propias fiestas para poder cantar las canciones de Taylor a todo pulmón. Por lo que, en 2021, a través de una comunidad creada en Twitter, las chicas comenzaron a gestar, poco a poco, la fiesta que hoy en día desarrollan tanto en su ciudad natal como en Santa Fe capital.
“Nosotros instalamos siempre que en la Taylor Fest somos todos amigos y es un lugar seguro, vos podés ir como quieras, vos podés ser quien quieras, podés estar como se te cante, que vas a ser bienvenido igual y la vas a pasar bien”, remarca Antonella y es que, poner un pie en la Taylor Fest implica encontrarse con las más variadas personalidades.
Alrededor de las 23, el espacio delante del escenario, que funciona a modo de pista de baile, comienza a llenarse. En un principio, los grupos de chicas se cierran en sí mismos, forman círculos sobre su propio eje y bailan entre sí. Diferentes proyecciones ambientan la oscuridad bolichesca de la pista, edits con música de Taylor Swift en las que aparecen ingleses icónicos al compás de London Boy, recortes de partidos de la Selección Argentina generan una sensación de gloria si se los ve acompañados de The Prophecy. La cadencia de la música es interrumpida por una gastada máquina que suelta toses de humo cada 20 minutos, mientras, celulares se alzan para documentar la emoción de un enorme grupo de amigos que cantan, saltan y bailan, mientras se abrazan y hacen señas con cada canción.
Abril cuenta que es la tercera Taylor Fest a la que asiste y remarca: “Siento que es un ambiente más seguro y menos complicado. En otros lugares no lo siento así y creo que no lo siento así, porque el que te guste Taylor Swift, la gente se lo toma en joda”, además destaca que es un lugar seguro para juntarse con gente LGBT. “Eso me gusta mucho también porque me siento parte de una comunidad y siento que soy partícipe en todo”, explica maravillada.
Entusiasmo, libertad y cero prejuicios parece ser lo que caracteriza el ambiente en el que se desarrolla la fiesta. “Siento que es un lugar seguro”, la voz de Abril hace eco en la imagen que se reproduce frente al escenario: cuerpos apretados saltan en simultáneo, el suelo parece temblar bajo los pies cansados de la gente, una oda a la vorágine del arrebato compartido.
You Need To Calm Down
You just need to take several seats and then try to restore the peace and control your urges to scream about all the people you hate, el clímax de la canción se extiende entre el sudor y los gritos desenfrenados. Un varón con camisa setentera llena sus pulmones de aire y agarra a su amiga de la mano, juntos exclaman: "'Cause shade never made anybody less gay".
Las diversas escenas llevan a preguntarse: ¿Qué hay en Taylor Swift que transmite seguridad, confianza y sobre todo que representa a mujeres y hombres gays? ¿Cómo es posible que una figura que, durante años fue marcada como abanderada de un feminismo plástico, marque las juventudes de mujeres de diferentes colores y preferencias sexuales? ¿Cómo se ha constituido un evento en el que los hombres heterosexuales son, literalmente, una minoría?
Algo de lo que transmite como figura, como artista musical, hace que las chicas y los gays puedan encontrar en ella algo con lo que identificarse, aunque al mismo tiempo tengan esa necesidad de encontrar “un lugar seguro” donde cantar sus canciones. Quizás, tiene que ver con que, como lo dijo la misma Taylor, hay un diferente vocabulario para cuando una mujer hace algo y cuando lo hace un hombre. ¿Acaso alguien cuestiona de manera obsesiva las prácticas de los hinchas de fútbol de la misma manera en que se ridiculizan las preferencias del público femenino?
“Todo el debate y la controversia que pasó con Taylor fue que antes, al ella no hablar sobre política, se especulaba justamente que era todo lo contrario a lo que realmente piensa”, explica Anto sobre la pronunciación política de Swift en 2018, cuando la artista se manifestó a través de una publicación en Instagram en contra de la candidata republicana Marsha Blackburn.
En el posteo, podía leerse: “No puedo apoyar a Marsha Blackburn. Su récord de votación en el Congreso me horroriza y me aterroriza. Ella votó en contra de la igualdad de salario para las mujeres. Votó en contra de la Reautorización de la Ley de Violencia contra la Mujer, que intenta proteger a las mujeres de la violencia doméstica, el acoso y la violación en una cita. Ella cree que las empresas tienen derecho a rechazar el servicio a parejas gays. Ella también cree que no deberían tener derecho a casarse. Estos no son MIS valores de Tennessee”.
Para la comunidad Swiftie, este fue un antes y un después en la construcción de Taylor como ícono, sobre todo luego de que se especulara que You Need To Calm Down era otro intento de monetizar a la comunidad LGBT. Pero, ¿qué valoran sus fans?
“Ella sabe bien el lugar de privilegio que tiene, uno de los ejemplos claros es que cuando ganó el MTV Award a mejor video con mensaje por You Need To Calm Down ella se corre y dejó hablar a su bailarín, Todrick Hall, coproductor del video, negro y de la comunidad LGBT”, explica Anto.
Who's afraid of little old me?
En algún momento sobre la mitad de la jornada, la imagen de una Taylor con un vestido blanco corre sobre la pared de ladrillo, al ritmo de los cortes saturados de la música resuenan los gritos. I wanna snarl and show you just how disturbed this has made me… La instrumental rompe el aire acalorado, las bocas de los presentes se abren y las pupilas se dilatan, poseídas por el éxtasis del momento. Luego de un microsegundo de silencio, se alzan nuevamente las voces: You wouldn't last an hour in the asylum where they raised me.
Además de identificarse con su pronunciación por la defensa de los derechos de la mujer y personas LGBT, Bruno, varón miembro de la comunidad, cuenta: “Lo que más me atrapó de la música de Taylor cuando la escuché, fue más que nada el storytelling, el lore de la de las canciones, las referencias que tiene. La loca tiene una canción para todo, porque no sé si las vivió a todas o tiene una mente que comprende y te puede hacer sentir entendido”.
Algo en el ambiente indica que los pies cansados seguirán bailando, los brazos largos de desconocidos seguirán entrelazándose en el bridge de una canción, mientras en el pasillo del baño dos desconocidas intercambian sonrisas y números de teléfono, la música seguirá retumbando los cimientos del nicho oscuro en el que se ha transformado Demos. En el silencio de 9 de julio, seguirán retumbando los chillidos agitados: Who's afraid of little old me? Well, you should be.