Ham Compañía estrenó “La distancia que une”, una obra nacida en pandemia que reflexiona sobre todo eso que nos separa y, a la vez, nos junta. Charlamos con su directora, Cecilia Romero Kucharuk.

La soledad, la desconexión. Las paredes, las fronteras. La luz y la oscuridad. Dos personas enfrentadas: ¿se miran entre sí? ¿O su mirada sigue de largo, como si allí enfrente no hubiera nadie? “¿La distancia será una forma de cerrar los ojos por un momento?”, se escucha desde el parlante, mientras una serie de cuerpos se desplazan por el espacio, arrastran una pared transparente, se tiran al piso, tiemblan, alumbran con linternas en la oscuridad, como autómatas que, de a poco, están aprendiendo a sentir.

“¿Qué es distancia? ¿Cuántas formas de distancia existen? ¿Existe la distancia que nos une?”. Esas son algunas de las inquietudes que dispararon “La distancia que une”, la nueva obra de Ham Compañía, que se estrenó el pasado domingo 4 de agosto en el Teatro Municipal. La función contó, además, con la presencia de bailarines de Proyecto Cía, la escuela de formación preprofesional de Ham, y de la compañía We Love Dancing, como invitados.

Ham fue creada en 2009 por la bailarina, profesora y coreógrafa Cecilia Romero Kucharuk, y ha compartido escenario y capacitaciones con diversos bailarines y coreógrafos de Argentina y el exterior. La compañía fue declarada de Interés Cultural por el Concejo de la ciudad de Santa Fe en 2019 y por la Provincia en 2022. De sus seminarios y workshops salieron más de 15 becas de estudio a diferentes ciudades como Buenos Aires, São Paulo y Nueva York.

Desde su creación, Ham ha estrenado más de 10 obras, tales como "Triada" (2010), "Marcas" (2012, ganadora de la 10º Bienal de Arte Joven de Santa Fe), "Dual" (2016), "Ser humanos, ser en el otro" (2018) y "Micelio" (2023). “La distancia que une”, la última, nació en 2020, propiciada por un contexto pandémico ambivalente. Por un lado, la soledad del encierro. Por otro, todo el género humano estaba viviendo una experiencia común. La pandemia nos atravesaba absolutamente a todos: era una distancia que nos unía.

En ese marco, Cecilia Romero Kucharuk comenzó un intercambio creativo con un ex bailarín de Ham, Facundo Ebenegger, que estaba pasando la pandemia en Italia. En un momento se dieron cuenta de que ahí había una obra, y empezaron a tirar de ese hilito hasta desplegar todo un universo. Hoy, después de cuatro años y muchos cambios, la obra sigue resultando actual.

Inasible, a veces abrasiva, la obra atraviesa los sentidos y el corazón del público, que experimenta un cambio al mismo ritmo en el que se van transformando sus protagonistas. Entonces sucede algo maravilloso: cuando los bailarines atraviesan la pared, el público la atraviesa con ellos. Y eso es el arte.

distancia
Foto: Magdalena Medina

"La persona que ve también se mueve"

En diálogo con Pausa, Cecilia Romero Kucharuk, directora de “La distancia que une”, narró los pormenores detrás de la obra.

—¿Cómo surge la primera idea de “La distancia que une”?

—Era 2020, compartíamos con toda la humanidad el sentimiento de estar encerrados y distantes, y me contacto con un ex bailarín de Ham que es Facundo Ebenegger, que estaba pasando la pandemia en Italia solo y no daba más. Empezamos un proceso creativo y nos pusimos a trabajar sobre la distancia, porque sentíamos que había algo en ella que nos estaba uniendo a todos. Les propusimos a los bailarines que desarrollen qué era para ellos la distancia y qué cosas los distanciaban de otras cosas, situaciones o personas. Con eso desarrollamos un texto y empezamos a pensar cómo representar la distancia en el espacio. Cuando pudimos reunirnos comenzamos a ensayar de forma grupal. Las escenas daban cuenta de un grupo con movimientos totalmente automatizados, con nada de interacción, los bailarines ni siquiera se miraban entre sí. Esas coreografías eran el símbolo de una distancia que había entre las personas en ese momento.

—¿Y después?

— La obra en ningún momento se cerró. Presentamos fragmentos en un montón de lugares, pero quedó ahí. Pasaron tres años y se sumó otra coreógrafa maravillosa, que es Maia Roldán. Reformulamos la dramaturgia, sintetizamos a los personajes y le dimos un final diferente. Desde aquel 2020 hasta hoy también hubo una distancia. Yo creo que todas las obras están vivas, y hoy podemos tener mayor claridad. La obra en sí misma, muy sabiamente, nos hizo esperar tres años para terminarla, y estamos contentos con el resultado.

—¿Cómo trabajaron en los ensayos el concepto de distancia?

—A través de la exploración, la investigación. Por ejemplo, ¿qué distancia había entre las partes de nuestro cuerpo? ¿Qué distancia había entre un movimiento y la emoción? En un inicio, cuando estábamos confinados, trabajábamos en los hogares, con las paredes, el piso, el aire, la luz que entraba por una ventana. Cuando nos pudimos encontrar trabajamos con el otro. Usamos estructuras de metal con cortinas transparentes, espejos, linternas. Hay escenas totalmente a oscuras. Además, toda la música es distante entre sí, no tiene nada que ver una canción con la otra; eso también fue pensado.

distancia
Foto: Magdalena Medina

—¿Cuántas obras ha estrenado ya la compañía? ¿Qué han ido aprendiendo con el paso de los años y con la experiencia en ese sentido?

—Estrenamos unas 10 obras. La experiencia y el aprendizaje son continuos. Nos vamos reconstruyendo, deconstruyendo de muchas lógicas. Para nosotros la atmósfera que se genera es fundamental. El texto del bailarín es el cuerpo. Y cuando vas a ver danza, vas a ver moverse y a moverte. La persona que ve también se mueve. Pero es algo distante de lo que la gente hace todos los días, porque estamos llenos de estímulos, pero no observamos cómo nos movemos, cómo caminamos, cómo bailamos, cómo decimos con el cuerpo. Entonces ya hay una distancia con el espectador. En la compañía tratamos de achicar esa distancia.

—¿Tienen ya otras funciones planificadas para el futuro?

—Luego del estreno vamos a ir al Festival Danzar. Estamos previendo nuevas funciones, hay fechas pedidas para octubre. Estamos terminando de evaluarlo, porque hoy en día los costos de producir cambiaron un montón y es muy difícil. Estamos presentándonos en convocatorias porque realmente es muy costoso poner una obra en escena.

—¿Cómo observás la escena de la danza a nivel local?

—La veo próspera, cada vez más grande. Hay cada vez más grupos que buscan profesionalizarse, hay muchísimas escuelas, cada vez hay más compañías haciendo trabajos alucinantes. Cada uno busca su identidad, y eso hace que se enriquezca la biodiversidad del bosque de la danza.

—¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las y los trabajadores de la danza? 

—Básicamente, la precarización laboral. No tenemos ningún parámetro para cuidar nuestras condiciones laborales; por ejemplo, que se exija que los lugares tengan determinados pisos para cuidar los cuerpos, los pies, las columnas, los rebotes. Tampoco hay una referencia de lo que se tiene que cobrar. Ni siquiera existe una categoría en la AFIP para registrar lo que hacemos. Estamos todos en la lucha por una ley que contemple estas situaciones, pero hay poco apoyo en estos momentos. No existe como política de Estado el apoyo a la cultura. Necesitamos de la música, del movimiento, de la fantasía, de poder crear mundos distintos. El arte es fundamental para generar un mundo un poquito más bello y más amable para todos, y lamentablemente no se le da la importancia que tiene.

Ficha Técnica de “La distancia que une”

  • Dirección General: Cecilia Romero Kucharuk
  • Coreografía: Facundo Ebenegger, Cecilia Romero Kucharuk y Maia Roldán
  • Asistentes de Coreografías: David Leonhardt y Lucía Mazuquín
  • Producción General: Ham Espacio
  • Producción Ejecutiva: Cecilia Romero Kucharuk
  • Escenografía: Facundo Ebenegger, Viviana Walker, Marta Bocchieri
  • Utilería: Fernanda Nallim
  • Dramaturgia: Cecilia Romero Kucharuk
  • Diseño de iluminación: Cecilia Romero Kucharuk, Sergio Robinet
  • Vestuario: Belén Sifón, Ham Compañía
  • Fotografía: Magdalena Medina
  • Elenco: Agustina Cejas, Amparo Gallo Capdevila, Belén Cicerchia, David Leonhardt, Giuliana Albano, Jésica Diaz, Lucía Mazuquín, Martina Sarto y Yael Pioli.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí