La Familia, un lugar donde nos queremos todos es una obra teatral que desentraña los complejos vínculos familiares a través de una puesta en escena cargada de simbolismo.

Una cálida luz rompe la densa oscuridad, perfecta para que Eloísa (Inés Aiello), la ama de llaves, lea en secreto un poema. El escenario está rodeado por filas de cajas de zapatos, y tras la lectura clandestina, Eloísa queda atrapada en el final del poema (Manu Mantica): "El nudo es la sangre". Este verso conecta con los zapatos y también con la familia, que lidia con vacíos que deben llenarse y con la adaptación del cuerpo a su molde. Esto mismo se menciona en la sinopsis al aludir a "eso que ocurre cuando una casa se convierte en una caja de zapatos: cuadrada, pequeña y hermética".

Eloísa es la que no encaja, no le interesa usar zapatos ni comprende esa relación, aunque sí entiende el vacío que debe llenar, al amar a un hijo que no es suyo biológicamente. Aiello da vida a su personaje con gran precisión, destacándose su acento y modulaciones.

"¡Eloísa!" irrumpe una voz rasposa desde algún lugar. Es el grito del padre de familia, un vendedor de zapatos que no para de zapatear. Se queja de los vicios de su esposa, de las decisiones de su hijo y de que Eloísa no le dice dónde está la corbata. Víctor (Gabriel Pandolfo) presume que su nombre tiene raíces en la palabra "vencedor", aunque todo lo que vemos en él son derrotas, al menos en cuanto a sus expectativas sobre la familia. Pandolfo transmite perfectamente la frustración de un hombre que no puede controlar lo que espera de los suyos, con una constante tensión que equilibra entre mantener las apariencias y tratar de guiar al resto.

Desde su estreno en abril hasta mediados de septiembre, La Familia, un lugar donde nos queremos todos ha sido vista por más de mil espectadores, adaptándose según la sala: "en cada lugar la obra fue otra porque son muy diferentes espacialmente", comenta Nicole Chort, su escritora y directora, en una entrevista con Pausa. Esto es evidente, ya que el escenario requiere ser entendido por completo: los cuatro protagonistas están casi todo el tiempo presentes, viviendo sus tramas personales en paralelo. En esos momentos, lejos de los demás, repiten sus rituales más íntimos, como leer poemas, sucumbir al vicio o la obsesión por mantener el bigote perfecto.

Dentro de esas cajas se encuentra la historia de Rafael (Joaquín Mantica), el hijo, atrapado entre lo que es y lo que quiso ser. Esto también se refleja en la elección de las fotos, un juego entre lo que mostramos y lo que ocultamos. A un nivel más profundo, se trata de las negociaciones del amor paterno y materno. Rafael es quien más se mueve entre tratar de complacer a su familia y encontrarse a sí mismo. Aquí destaca la versatilidad de Mantica, que va desde la angustia de ser reprimido por su padre hasta transformarse en una novia en una escena musical. Este proceso refleja el trabajo en equipo de la dirección, liderado por Chort y secundado por Nelda González. “La obra se escribió a partir de improvisaciones, usando el método de ‘dramaturgia del actor’. Los cuerpos de los actores generaron el texto escénico, partiendo de consignas específicas en cada encuentro”, explica Chort.

Como en la vida, la mamá es la mediadora. Marga (Celina Vigetti) lucha contra sus demonios internos, se oculta de su esposo y viste a su hijo como la hija que no pudo tener. Esto contrasta con Eloísa, que aceptó a Rafael tal como es. A pesar de todo, el amor de Marga por su hijo se manifiesta en sus intentos de dejarlo ser.

En suma, La Familia, un lugar donde nos queremos todos presenta una puesta en escena que explora los vínculos familiares desde una óptica íntima y compleja, donde los deseos, las frustraciones y las expectativas se entrelazan en un espacio reducido que refleja tanto lo cotidiano como lo absurdo. Las actuaciones sólidas y la dirección meticulosa logran crear una atmósfera donde lo privado se vuelve público y lo familiar se pone en jaque, haciendo que cada función sea un nuevo desafío tanto para el elenco como para el espectador.

Próximas funciones

Las últimas dos presentaciones del año en Santa Fe van a ser el viernes 27 de septiembre y el viernes 4 de octubre en el Foro Cultural de la UNL (9 de julio 2150).

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