Javier Milei desfinanció el Plan ENIA, que desde 2017 redujo un 50% los embarazos no intencionales en adolescentes. La batalla cultural y material contra la “ideología de género” que nos volvió modelo en ampliar derechos.
Sí, esto es exactamente lo que votaron. Porque ya desde su campaña Javier Milei puso como uno de sus principales objetivos destruir todo eso que él y la ultraderecha conservadora mundial denominan “la ideología de género”.
De esta forma peyorativa hacen referencia a las conquistas y derechos por la igualdad de género y la diversidad sexual, por los que los feminismos y los movimientos LGBTIQ+ vienen luchando desde hace décadas y que llevaron a posicionar a Argentina como un país modelo en la ampliación de derechos.
Mientras el presidente repite que su único objetivo es conseguir el déficit cero, de este lado decimos, con datos concretos, que el camino a ese cero implica un ajuste brutal en políticas y asistencia vital para millones de personas.
Hace dos meses dimos cuenta de lo que implicaba la desaparición del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad y el desmantelamiento de todos sus programas mientras crecen los discursos de odio y dos de cada tres personas con menores ingresos son mujeres.
Según el gobierno, el Ministerio “fue creado y utilizado por la administración anterior con fines políticos-partidarios” y “ninguna de sus acciones concluyó en la baja del índice del delito”, en alusión a los femicidios.
Si el interés por resultados concretos y tangibles es real, no se entiende entonces el desfinanciamiento a un programa que hoy es un ejemplo regional de política exitosa, reconocida por gobiernos y expertos: el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA).
Qué es el ENIA
El ENIA se creó en 2017 para promover el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en la población adolescente. Mediante el trabajo conjunto de Ministerios nacionales y autoridades provinciales con competencias en salud, desarrollo social y educación, el Plan ha facilitado el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, educación sexual integral (ESI) y acciones para la prevención del abuso y la violencia sexual.
Esta política se implementó a través de diversas estrategias, como el fortalecimiento de la implementación de la ESI; asesorías en salud integral en escuelas y comunidades, en las que equipos interdisciplinarios de psicólogas, trabajadoras sociales, enfermeras, médicas y obstétricas realizaban acompañamientos y gestionaban turnos protegidos en los centros de salud; las consejerías y el acceso a la atención de la salud sexual y reproductiva, en especial a métodos anticonceptivos de larga duración.
El 26 de septiembre es el Día Mundial de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia. En este marco, la Red de Acceso al Aborto Seguro, el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad elaboraron un informe dando cuenta del impacto del ENIA.
Acá tenés los números
Desde 2018 hasta 2023, el Plan ENIA se implementó en 36 departamentos de 12 provincias del Noreste y del Noroeste y en la provincia de Buenos Aires, lugares priorizados por la magnitud y gravedad del problema. En 2023, reconociendo los logros alcanzados por el Plan y la relevancia de extender su aplicación a todo el país, el gobierno nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires firmaron un Convenio Marco de Adhesión.
Los números dan cuenta del valor de esta política pública. En 2018, 7 de cada 10 embarazos en adolescentes de entre 15 y 19 años eran no intencionales y la cifra aumentaba a 8 de cada 10 en niñas menores de 15 años, la mayoría por abuso sexual y violación. Para 2021, se lograron reducir estas estadísticas a 5 de cada 10 embarazos en adolescentes de 15 a 19 años, y a 7 de cada 10 en niñas menores de 15 años.
Según datos del Proyecto Mirar, entre 2018 y 2022 la tasa específica de fecundidad de adolescentes de 15 a 19 años se redujo de 49 nacidos vivos por mil adolescentes a 27, un descenso de casi el 50%. En ese mismo período, también se redujo 57% la fecundidad de las niñas menores de 15 años, grupo en el cual la mayoría de las gestaciones son consecuencia de abuso o coerción sexual o violación.
El Censo 2022 arroja una reducción del 50% en la cantidad de adolescentes con hijos. Según UNICEF y la Sociedad Argentina de Pediatría, en las provincias en las que se implementó el Plan se observa una mayor reducción en la tasa de fecundidad adolescente en comparación con aquellas en las que no.
El costo de no invertir en prevención es significativamente mayor que los recursos destinados al Plan ENIA. Según un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas, el Estado argentino utiliza U$S 200 millones para afrontar costos asociados con la atención de embarazos y partos en adolescentes. En contraste, el financiamiento del Plan ENIA representa solo U$S 17,7 millones. El mismo estudio señala que el Estado podría ahorrar cerca de 140 millones de dólares mediante la prevención de estos embarazos, lo que equivale a ocho veces la inversión en el Plan ENIA.
También se trata de una política fundamental para prevenir el abuso y la violencia sexual. Un informe elaborado por el Ministerio Público Tutelar de CABA revela que las clases de educación sexual integral permitieron que entre el 70 y 80% de niños, niñas y adolescentes de entre 12 y 14 años que pasaron por la Sala de Entrevistas Especializadas del organismo comprendieran que habían sufrido abuso sexual.
Ajuste brutal
El gobierno de Milei suspendió los fondos destinados a sostener las oficinas en las que funcionaba el Plan ENIA en cinco provincias, desfinanció la compra de insumos, despidió a 619 personas que se desempeñaban en 12 jurisdicciones y sólo ejecutó el 15% del presupuesto.
Según el proyecto de Presupuesto 2025, los fondos destinados al ENIA van a caer un 27%: serán 1.800 millones de pesos. En 2024, ajustado por inflación, el presupuesto fue de 2.500 millones, y eso ya significó una reducción respecto de 2023, cuando fue de 8.000 millones. Es decir: entre los presupuestos 2023 y 2025 hay una caída del 78% en los fondos.
“Cada vez crecía más el número de adolescentes que llegaban y siguen llegando. El último mensaje que me llegó por una asesoría fue ayer”, contaba en junio Luz Noli, trabajadora del Plan, en la Cámara de Diputados, donde se discutía una ley específica para resguardar esta política. Y agregaba: “El ENIA ha dejado un vacío enorme que nadie está pudiendo cubrir, no hay dispositivo en las provincias, por lo menos en Tucumán las 62 personas que trabajábamos en el Plan hemos quedado desvinculadas. No hay nadie que hoy por hoy pueda dar una respuesta y no hay ningún otro dispositivo que hoy pueda asumir eso. Seguimos recibiendo mensajes de referentes comunitarios de los espacios de salud, de las escuelas, nos siguen preguntando cuándo volvemos y hay una desesperación de no poder dar respuestas”.