El ex ministro de Salud durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y actual diputado nacional y presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara baja dialogó con Pausa sobre la crisis que atraviesa el sector producto del ajuste de Milei.
Daniel Gollán, ex ministro de Salud durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2015 y actual diputado nacional y presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara baja, dialogó con Pausa sobre la crisis a la que está siendo sometido el sector por el gobierno de Javier Milei.
Gollán, que también fue ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires entre 2019 y 2021 bajo la administración de Axel Kicillof, llegó a Santa Fe de la mano de la Mesa Federal de Ciencia y Tecnología. Militante histórico de la Juventud Universitaria Peronista y secuestrado por la última dictadura militar, el diputado, que algo sabe de resistencia, sentenció: “Hay que conformar un gran movimiento científico-técnico nacional para conectar con la población”.
—El ajuste en los organismos de ciencia y técnica del país son impactantes: desde el CONICET hasta el Banco Nacional de Datos Genéticos, pasando por la Agencia I+D+I o el INTI. ¿Qué cifras maneja usted, como presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados?
—El gobierno está enviando un presupuesto que supone una consolidación de un brutal ajuste de casi un tercio de los recursos que estaban asignados a la ciencia y la tecnología. Es un promedio, porque a la Agencia de Innovación Ciencia y Tecnología le bajan un 65% de los recursos para el año que viene. Y esta es la principal herramienta de financiamiento para los proyectos desplegados en esta materia a nivel nacional. Es un achique que incrementa en 10 puntos (de 30 a 40 porcentuales) el desfinanciamiento de 2023, y si lo medimos con lo que marca la Ley 27.614 de Financiamiento del Sistema de Ciencias -que para el año que viene tenía que representar el 0,45% del PBI- el ajuste va a ser de casi el 55%, porque como mucho quedará en un 0,22%. Hay parámetros que van a afectar de mal modo, como la inflación, que va a ser superior a la prevista en el presupuesto, y la recaudación, que va a seguir cayendo producto de una recesión sin piso: viene bajando entre 10% y 14% todos los meses. Ahí entra a tallar el artículo de la regla fiscal que determina que los recursos son primero para pagar a los acreedores, y lo que sobre será poco, quizás mucho menos de lo que prevé el proyecto de ley de leyes. Sin contar que hay recursos devengados que hoy están listos para ser transferidos y eso no pasa. Este gobierno no garantiza nada, ni siquiera el cumplimiento de las leyes que manda.
—Como en muchos otros rubros, Ciencia y Tecnología tendrá el menor presupuesto en 10 años. ¿Adónde cree usted que pega más fuerte el recorte?
—Sin dudas en los salarios, que han bajado entre un 20% y 30% en estos primeros nueve meses. Sacando esto, queda cada vez menos para todo tipo de inversiones y cuestiones operativas, mantenimiento de herramientas y equipos, nuevas compras, insumos, programas, etc. Es un combo mortífero de bajos salarios y recursos deficientes para investigar. Nuestros profesionales se están yendo por decenas: por primera vez en la historia hay un 30% menos de aspirantes a ingresar para la carrera de investigador, una problemática que se ve claramente en los centros de los organismos nacionales radicados en el interior del país.
Nota: Los recortes previstos en términos reales por el Proyecto de Presupuesto 2025, en los principales organismos de ciencia y técnica son: CONICET (-41%), Agencia I+D+i (-67%), INTI (-46,6%), CONAE (-40%), INTA (-39,6%) y Banco Nacional de Datos Genéticos (-50,4%).
—En Santa Fe se va a encontrar con integrantes de esos organismos (CONICET, INTA, INTI) que han sufrido recortes por encima del promedio del 55,4% en términos reales. ¿Qué se les dice a esos trabajadores y a las organizaciones que los agrupan para detener esta ofensiva gubernamental?
—A nivel legislativo, uno de los compromisos que tenemos es reunir la mayoría de votos necesaria para voltear el artículo 27 del presupuesto, que es el que determina que por un año no se van a cumplir las leyes vigentes del sector científico-tecnológico. Son cuatro leyes de financiamiento que hay que defender. Vos me dirás “Gollán, el presidente puede hacer lo que quiera igualmente, lo ha hecho a golpe de vetos hasta ahora”; pero si viola leyes sigue incumpliendo los deberes de funcionario público y será pasible de juicios penales, incluso por malversación de fondos, que si no van para la ciencia hay que pedir explicaciones sobre adónde los gastan. Por el lado de las respuestas políticas, nosotros creemos que hay que conformar un gran movimiento (que se está formando) del sector científico-tecnológico a nivel nacional, que pueda potenciar la visibilización del problema y la comprensión por parte de la ciudadanía.
Muchos piensan que es algo muy lejano, pero mañana vamos a presentar un test de dengue íntegramente producido en el país: son divisas que nos ahorramos, no hará falta traerlos de afuera. Es un instrumento imprescindible para el problemón que vamos a tener con ésta enfermedad por desidia y falta de planificación del gobierno. Es un desarrollo que será orgullo nacional, como lo fue la vacuna del COVID, que fue un aporte esencial para uno de los momentos más delicados del sistema público de salud. También fue un hito el desarrollo de un reactor para el cáncer de origen neurológico, diseñado por la Comisión Nacional de Energía Atómica con aporte del INVAP y en acuerdo con la UBA, para el Centro Argentino de Protón Terapia. Es un desarrollo institucional que no existe en Latinoamérica y muchos países desarrollados: tenemos que poner en valor eso para que la gente nos ayude a defender nuestras instituciones y a los trabajadores de ciencias. Esas son las líneas de avance necesarias, aunque no suficientes, porque la resolución final es eminentemente política. Nosotros sacamos una ley o modificamos el presupuesto y después el Poder Ejecutivo la veta con el tercio del parlamento que lo acompaña. Hay que trabajar sobre la conciencia popular para que en las próximas elecciones sientan el castigo del voto.
“Yo nunca le di mucha bola al partido, soy militante de un movimiento”
—Usted fue ministro de Salud nacional con Cristina Fernández y en la provincia de Buenos Aires con Axel Kicillof. ¿Cómo ve al peronismo? ¿Qué le parece esto de disputar una interna por el control del PJ mientras la gente y los trabajadores estatales ven cómo sus derechos y garantías se pulverizan casi a diario?
—Yo creo que los roces entre Cristina y Axel se van a subsanar. Va a llevar más o menos tiempo pero va a suceder porque tiene proyectos de país muy similares. Personalmente yo nunca le dí mucha bolilla al PJ, siempre fui militante de un movimiento capaz de generar espacios de participación política más amplios. Me parece que es ahí adonde hay que esforzarse, en la construcción de un movimiento que haga que la herramienta electoral -sea cual fuere- funcione mejor y no repita los errores lamentables de la última experiencia ejecutiva que protagonizamos.
—Uno se lo imagina a usted como un puente, amigo y compañero de trabajo de Nicolás Kreplak, que también trabajó con ambos, colaborando con el Patria y como ministro de Kicillof.
—Hay que mantener la calma. Yo nunca jamás voy a hablar mal de ningún compañero o compañera, con Nicolás y con muchos otros seguimos trabajando con todos. El 16 de noviembre, tenemos en Rosario el Encuentro Nacional de Salud, estamos generando cosas permanentemente. Las internas, al lado de lo que le está pasando a nuestro pueblo, son un asunto absolutamente secundario. Lo que hay que hacer es dejar de desgastarnos mutuamente, dejar de prometer y contarle a nuestro pueblo cómo les vamos a mejorar la vida cuando volvamos a ser gobierno. Este es un sistema perverso con poderosas herramientas de difusión para generar desunión y odio; nosotros tenemos que parecer y ser otra cosa. Yo trabajo en eso, el partido se lo dejo a los que juntan las fichas y cuentan las afiliaciones. Perón lo definió muy bien: esa es la herramienta electoral y hay que hacerlo, pero hay que construir otro proyecto de futuro.