Marchar ya es batalla ganada

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En CABA la Marcha Federal Universitaria convocó a más de un millón de personas. Todas sabían que el veto de Milei era inminente, pero ninguna estaba dispuesta a abandonar una lucha que recién comenzaba.

Una vez más, la Marcha Federal Universitaria fue contundente a lo largo y a lo ancho del país. Y donde más se hizo sentir esa contundencia es en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde los cálculos de los gremios estiman que la concurrencia fue de 1,2 millones de personas.

Suena descabellado, pero no lo es. En el momento más álgido de la concentración, no solo la Plaza del Congreso y las dos calles que la bordean (Hipólito Yrigoyen y Rivadavia) estaban colmadas, sino que además un tumulto de gente quedó estancado a lo largo de varias cuadras de la anchísima Avenida de Mayo.

Cada agrupación o partido tenía contemplado un punto de encuentro en espacios verdes o esquinas de CABA situadas a no más de seis o siete cuadras de la plaza. Las convocatorias se fijaron entre las 12:30 y las 14. El acto estaba previsto recién para las 17 pero la intención era no quedarse sin un lugar cerca del escenario, montado de cara al edificio del Parlamento.

A las 13:30 se concentró en Entre Ríos y Alsina la columna principal, que portaba la enorme pancarta con el lema “En defensa de la universidad pública”, firmada por FATUN, Conadu Histórica, Conadu, FEDU, UDA, FAGDUT, FUL, Frente Malvinas Argentinas y el CIN; es decir, por las entidades que representan a cada uno de los sectores de la comunidad académica, desde los docentes, pasando por los estudiantes, siguiendo por los no docentes y terminando incluso en los rectores. “En esta estamos todos juntos”, le dijo a Pausa una fuente vinculada a autoridades de la UNL. “Lo importante es mantener la universidad viva y que siga funcionando como corresponde”, refrendó Fernando Aras, representante de la Asociación de Docentes Universitarixs Fueguinxs, gremio de base de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego.

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Foto: Edgardo Gómez - Tiempo Argentino

Media hora después se empezó a avanzar. La idea era hacer los escasos 150 metros que separan ese punto geográfico del Congreso, pero por algún motivo el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires incumplió lo convenido y valló la avenida, por lo que hubo que doblar por Alsina y tomar Solís, donde el tránsito era normal, ya que no era una de las calles de circulación acordadas.

Degenerados y silbados

A las 14:30 la Plaza del Congreso mostraba unos pocos manchones de pasto libres. El folklore característico de este tipo de jornadas ya se respiraba. Los 20°C de temperatura y el sol que calentaba despacito colaboraban con la llegada de cada vez más gente. El cielo celeste solo era interrumpido por el humo que largaban los puestos de choripanes, hamburguesas o vacío. Para las 15:30 era difícil caminar por la zona. Una hora después, realmente imposible.

Quince minutos antes de lo previsto se inició el acto central. Lo primero, como es de rigor, fue saludar a las agrupaciones, partidos y gremios que adherían a la marcha. Uno solo de ellos se llevó una silbatina memorable que retumbó en toda la plaza: la Unión Cívica Radical. Lo secundó Patricia Bullrich, que recibió también fuertes chiflidos. Javier Milei fue tantas veces nombrado en los discursos que emitir sonidos en su contra hubiera sido una pérdida de tiempo.

“Este no es un acto golpista, es un acto de la más pura democracia”, se escuchó decir a uno de los sindicalistas que hablaron desde el escenario. “No se trata de ser degenerados fiscales, sino de no ser degenerados sociales”, remarcó otro. La gente aplaudía rabiosa, mientras los bombos se activaban. Luego vino el documento consensuado a nivel nacional, leído por la dirigencia de la Federación Universitaria Argentina. Fue un poco largo para una audiencia que se mantuvo por horas parada bajo el sol, pero apenas terminó, en los parlantes estalló “Fanático” de Lali, y la Plaza explotó.

Desde un inicio, y sobre todo durante la desconcentración, sobrevolaba cierto temor ante la posibilidad de que se buscara cualquier excusa para aplicar el protocolo antipiquetes de Bullrich. No tenía lógica porque nadie le dio el gusto de contar con esa excusa, y porque la cantidad de gente la hubiera obligado a perpetrar injustificadas medidas extremas. Pero si vamos al caso, tampoco tiene lógica que la ministra que ahora goza de reprimir universitarios sea la misma persona que en septiembre de 2023, cuando aún era candidata a presidenta, se sacó una foto con 16 rectores en un tuit que tituló “Educación pública, gratuita y de calidad”. Así que el peligro de ser gaseados o baleados por fuerzas federales o por la Policía de CABA estaba latente.

Pero a nadie le importaba. Como tampoco importaba la certeza de que al día siguiente el Presidente iba a vetar la Ley de Financiamiento Universitario, unida a la profunda desconfianza en los diputados y senadores, de los que se sospechaba fuertemente que ratificarían la medida de Javier Milei. Lo que sí importaba era la batalla que se estaba dando. Nos lo había enseñado la entrañable Madre de Plaza de Mayo Otilia Acuña, fallecida un día antes de la marcha: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.

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Foto: Diego Martínez - Tiempo Argentino

El pueblo unido…

“Soy de clase obrera, me recibí en la Universidad de Quilmes en un hogar humilde. Mis hijas se recibieron también en la Universidad de Varela. Defiendo la salud pública porque soy enfermera y estoy acá por al apoyo a los chicos, los estudiantes, para que no pierdan esto, que fue un derecho que con mucho esfuerzo se pudo lograr, que ellos tuvieran una universidad pública y gratuita”, contó a Pausa María del Carmen Aguirre, una de las manifestantes. Portaba un cartel a favor de los jubilados. “Soy una futura jubilada, con 62 años sigo trabajando y todo esto que está pasando, a todos nos va a afectar, tenemos que estar peleando, unidos y no desunidos”, agregó.

María del Carmen encarnaba el espíritu de la marcha. No se trataba de reclamar por un solo motivo, ni por un solo sector, aunque la consigna que motorizó la jornada fuera la de la defensa de la educación pública. Desde su madura juventud, una militante del Juventud del PTS de La Plata reafirmaba lo dicho por la enfermera, y expresaba: “Entendemos que los docentes están por debajo de la línea de pobreza, el presupuesto educativo es una miseria, que se quiera vetar es terrible, pero también están acá los trabajadores de Aerolíneas, los jubilados, y nos parece que la clave es unir las luchas, porque el ataque a la educación es brutal, pero también el ataque a las jubilaciones, el ataque a Aerolíneas, que ya lo vimos en los 90, ya sabemos cómo termina eso”.

La batalla, entonces, tiene muchas aristas, pero en el fondo es una sola: la de los sectores populares, que el Gobierno nacional desprecia y busca asfixiar de todas las maneras posibles. “Estamos acá para demostrar que fuerza hay, lo demostramos el 23 (de abril, en la primera marcha universitaria), lo volvemos a demostrar hoy. Un millón de pibes en las calles algo mueve. Pero si lo unimos a los trabajadores no es nada más que un millón de pibes, sino una millonada de trabajadores, estudiantes, jubilados. Necesitamos un plan de lucha, porque la pelea recién comienza y el ataque de Milei no va a terminar hoy, como no terminó el 23”.

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Foto: Matías Cervilla - Tiempo Argentino

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