La segunda marcha universitaria del año llenó las calles de Santa Fe en el reclamo por la defensa de la educación y la universidad pública. Un llamado de atención al Gobierno que intenta aplastar los derechos conquistados.
Una tarde de apariencia normal, como todas las tardes santafesinas. Vehículos que aparecían de a poco e iban y venían por las principales calles de la ciudad. El horario de la siesta, el corte obligado para muchos que luego deben retomar la jornada. De repente, llegando al Bulevar, el ruido lejano de los aplausos y una marea de gente caminando en el mismo sentido, hacia el Rectorado de la Universidad Nacional del Litoral.
Eran apenas las 17 y ya había dos cuadras de columna preparadas para avanzar hacia El Molino, Fábrica Cultural. Tal vez, una escena que resultaba algo diferente a la última marcha universitaria, con un Rectorado en donde no entraba ni un alfiler de la cantidad de gente y con la broma recurrente circulando de “no salten que nos hundimos todos”.
En esta oportunidad, las dos cuadras estaban conformadas por entidades sindicales, salvo por el frente de la columna que desplegaba una bandera blanca con el lema “En defensa de la educación y la universidad pública” y era llevada por autoridades y docentes universitarios. Es decir, un completo acompañamiento institucional al reclamo.
De alguna manera, para muchos y muchas la marcha en defensa de la universidad pública comenzó desde temprano, cuando recibieron un mail institucional que invitaba a participar de la movilización por parte de la facultad. Un hecho que no es para nada cotidiano, sino todo lo contrario: absolutamente extraordinario. Esto habla de la urgencia, de la importancia de la situación actual.
Con una precisión quirúrgica, a las 17:30 comenzó a avanzar esta columna hacia El Molino. Entre todas las banderas, un hombre llevaba desplegada de brazo en brazo una que tenía escrito con letra bien clara: “Otilia vive”. El recuerdo de Otilia Acuña, quien nos dejó ayer, más vivo que nunca en las calles que hoy desbordaron por la defensa de un derecho humano como el acceso a la educación pública.
Mientras a paso firme se marchaba por las dos cuadras que separan el Rectorado de El Molino, desde el otro extremo del bulevar miles de personas más se acercaban al punto de encuentro. "Somos cerca de cinco cuadras", reportaban quienes venían en la movilización convocada en la Ciudad Universitaria, que recorrió de este a oeste la ciudad.
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— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) October 2, 2024
"Díganle a la UNL que a la próxima la hagamos en la cancha de Colón", le gritó un hombre a otro apoyado sobre las vallas que separaban a la gente del escenario montado en la explanada de El Molino. Era cierto. Se calcula que más de 15 mil personas marcharon este 2 de octubre en Santa Fe para defender la universidad y la educación pública.
Y en la calle estuvimos todos y todas. La comunidad educativa y más allá de ella también. Las personas que transitaron por la universidad, las que ya tienen carrera, las que ansían tener una carrera, las que recién comienzan con su carrera. Las que ven a sus papás o mamás tener carrera, las que hubieran querido terminar la carrera. Las que desean ser las primeras personas graduadas en su familia. Las que ya tienen asignado el lugar donde colgar el cuadro. Las que votaron a uno y las que votaron a otro. Las que militaron en la universidad y las que nunca militaron.
Queda claro que el ataque del Gobierno nacional a la universidad pública es un ataque contra una idea que tienen sobre la universidad pública, contra un tipo de conocimiento que impugnan, contra un tipo de docente y contra un tipo de estudiante. Le alcanzaría con observar desprejuiciadamente las calles santafesinas para comprender la diversidad y la heterogeneidad que comprende este reclamo.
Pero para mantener esa diversidad, se requiere de un acompañamiento estatal. Estamos frente a un contexto que vuelve a la universidad pública más inaccesible, al mismo tiempo que la desfinancia. Entonces, el reclamo en la calle es redoblar el esfuerzo por defenderla y por expandirla.
“Hay que estar acá para resistir el veto de Milei, para que los legisladores confirmen la Ley de Financiamiento Universitario, y para que en el presupuesto del año que viene se cambie radicalmente el plan de ajuste que tiene el Gobierno para con la universidad pública y la educación”, reflexionó Enzo Vicentin, secretario gremial de ADUL y docente de la FHUC-UNL.
En la misma línea se expresó Lucas Nieva, de la Agrupación Salvador Allende del Instituto Superior de Música, en referencia al posible veto de Milei: “Seguiremos dándole el mensaje que le estamos dando en la calle, organizándonos en comunidad, defendiendo a la universidad pública desde todas las unidades académicas. También defenderemos la cultura y todo sobre lo que este Gobierno quiere arrasar”.
Con un cartel que decía “Ciencia para todxs, progreso para todxs”, becarias de la Agencia I+D+I llevaron los reclamos del sistema científico ante el Gobierno nacional. “Nos parece muy importante estar acá y esperamos que esta lucha tome mucha fuerza, y que se tome en cuenta lo que cada estudiante y cada científico necesita. Plata hay. Oportunidad tiene que haber”, expresó una de ellas.
“Que a los becarios nos tomen como trabajadores también, porque merecemos salarios dignos al igual que todos los derechos”, comentó otra becaria.
El acto contó con la presencia de las autoridades universitarias, dirigentes sindicales, legisladores provinciales, concejales y hasta funcionarios provinciales. El largo listado de adhesiones encontró aplausos y algunos silbidos al mencionar el acompañamiento de sectores que votaron días atrás la reforma previsional en la provincia. La voz detrás de la lectura del documento fue solamente de un referente de la Federación Universitaria del Litoral, para remarcar la fuerte presencia estudiantil.
“Para toda la comunidad estudiantil, lo que meses atrás era una profunda preocupación por el ajuste presupuestario, hoy es una emergencia que pone en riesgo la esencia misma de la educación pública argentina. Una realidad cada vez más difícil donde el acceso irrestricto está amenazado por la crisis económica y social que se profundiza con cada medida y afecta particularmente a estudiantes de todo el país. El acceso y la permanencia para los hijos e hijas de familias trabajadoras se convierten en una realidad cada vez más lejana”, menciona un pasaje del documento.
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El esfuerzo es cada vez más grande. Para muchos y muchas la posibilidad de contar con una universidad pública con una vasta oferta académica en el mismo lugar donde te criaste, viviste y generaste tus vínculos, no es posible. Por eso, migramos internamente, quienes tuvimos el privilegio. Y hoy más que nunca, es un gran privilegio.
Por este motivo, el desfinanciamiento es doblemente peor para quienes el costo y el esfuerzo de estudiar en una universidad es mayor. A este aspecto se le suma la multiplicidad de formas de retracción del Estado que empeoran estas condiciones, ya sea los aumentos reiterados del boleto de colectivo o los montos completamente desactualizados de becas.
Todos y todas las personas que transitamos la universidad tenemos críticas. Tenemos ideas para mejorarla, o en todo caso, para hacerla aún mejor. No es la misma idea que tiene el Gobierno nacional, que frente a un dolor de cuello propone un degüello.
El presupuesto es la herramienta de gestión central que determina la planificación de los ingresos de un gobierno y la asignación de esos recursos a satisfacer determinadas necesidades de la población, de acuerdo a una definición de prioridades. Lo que debe demostrar el Gobierno nacional es si la educación universitaria es una prioridad o no.
“Que no apaguen las vocaciones más nobles vinculadas al conocimiento y al trabajo con niñas, niños, jóvenes y adultos que transitan nuestras aulas y laboratorios. Los deseos, las aspiraciones y las luchas de generación tras generación consagradas en derechos, imponen una responsabilidad en el presente para que el futuro sea posible. Sigamos defendiendo a la universidad pública argentina, siempre”, cerró el discurso al grito en conjunto por una universidad pública, laica, gratuita y de calidad.
DOCUMENTO MARCHA 2O_241001_180022