La principal ciudad uruguaya hasta la fundación de Montevideo, puerto de llegada de esclavos para el Río de la Plata y punto de escape de la dictadura para los exiliados de Argentina, Colonia del Sacramento convoca a multitudes por su historia y su belleza.
Por Juan Pablo Gauna
El sol toca las piedras irregulares que dan forma a callecitas milenarias. El amplio Río de la Plata baña las costas y se confunde entre la arena, las piedras, las embarcaciones y los muelles. Colonia del Sacramento es la ciudad que alguna vez fue fortaleza y puerto, y actualmente recibe a los viajeros para mostrar sus pintorescos recovecos y narrar sus leyendas. Caminos adoquinados, farolas en esquinas y construcciones bajas ambientan su caso histórico. Colonia, como la llaman los locales, se destaca de entre los 1100 kilómetros de costa fronteriza que tiene la República Oriental del Uruguay, ya que es uno de los emplazamientos de mayor intercambio con Argentina.
En el departamento Colonia, ubicada a 52 kilómetros de Buenos Aires por río, y a 190 kilómetros de Montevideo, Colonia del Sacramento es una ciudad con aproximadamente 30.000 habitantes; como nos explica un lugareño: “está ubicada sobre el cabo que forman las puntas de San Pedro y Santa Rita, y su casco antiguo tiene aproximadamente 12 hectáreas”.
En este territorio se entrelazaron a lo largo del tiempo historias de pueblos originarios, esclavos, criollos, portugueses, españoles, uruguayos y argentinos. Colonia del Sacramento fue el principal puerto de la margen Este en el Río de la Plata hasta la fundación de Montevideo, resultando un enclave de vanguardia por su estratégica posición militar, por las oportunidades para comerciar y por la circulación de viajeros. Colonia, que presenta una rica historia de sincretismo e hibridación cultural, fue una ciudad de refugio para los exiliados argentinos durante el Siglo XX. Con una costa atractiva, que incluye balnearios, muelle, paseo costanero y los rastros de una zona amurallada, este territorio resulta un imán para el turismo internacional, ya que las huellas de los tiempos de la colonia combinan su pintoresquismo con un bello paisaje natural.
Iniciando la caminata por el casco histórico —declarado por la Patrimonio de la Humanidad UNESCO en 1995—, sobresale el Portón de campo, puerta de entrada de la antigua muralla que rodeaba a la ciudad y que fue construida en el 1745. Transportados imaginariamente a la época colonial, contemplamos la Calle de los suspiros, que combina pavimento adoquinado original, casas con fachadas coloridas y comercios locales típicos.
La denominación de sus arterias aviva el interés por mayor información histórica. Los nombres propios se suceden… Manuel de Lobo, General Flores, Avenida Artigas, Franklin D. Roosevelt., intercalados con los de las calles: Real, Comerio, De las flores, Del colegio, De la playa, De España y 18 de julio. Las explicaciones vienen de la mano de su propia intendencia, precisando que: “La Colonia del Sacramento fue fundada por don Manuel Lobo, Gobernador de Río de Janeiro, designado por el Príncipe Pedro II de Portugal, para crear un punto de defensa sobre la costa este del Río de la Plata. El 20 de enero Manuel Lobo desembarcó en la Isla San Gabriel, y allí asentó su punto estratégico para la toma de tierra firme, hecho que concretó unos días después, fundando la ciudad el 28 de enero de 1680”.
Cubiertos por sombreros, anteojos oscuros y protectores solares, los transeúntes avanzan sorprendidos rumbo al Faro de Colonia, que con sus 160 años de antigüedad invita a visitarlo para ascender por una escalera caracol y observar la vista panorámica de 360°; junto al mismo se aprecian las ruinas del Convento de San Francisco, construido en el año 1690 según estimaciones de los especialistas.
Haciendo una pausa frente al Palacio Municipal, observamos la estatua de José Gervasio Artigas, el “Jefe de los Orientales”, y recordamos a una emisora de radio emblemática del lugar: AM 550 Radio Colonia. La misma fue fundada en 1933, y durante la segunda mitad del siglo XX cumplió un papel destacado como fuente de información alternativa sobre la realidad argentina, ya que al transmitir desde territorio uruguayo se podía eludir a la censura de los diferentes gobiernos autoritarios que se imponían en la otra orilla del río. Por allí transitaron artistas y políticos proscriptos, que alzaron su voz y aportaron otra mirada sobre la realidad argentina.
Retomando nuestro recorrido, advertimos que la variedad de museos sacia los diversos intereses, y si se realiza una caminata relajada se puede recorrer: el Museo de Colonia, el Museo Indígena, el Museo Portugués, el Museo Español, el Museo del Ferrocarril, el Museo del Azulejo y el Museo del Origami. Nuestro recorrido culmina en el Centro Cultural Bastión del Carmen, que formaba parte de los cuatro bastiones que tenía la muralla de defensa de la ciudad, la cual fue construida para protegerse de las invasiones de los enemigos españoles. Este escenario tiene un parque de descanso, donde tomamos mate uruguayo, retratamos las postales naturales, apreciamos las esculturas y exposiciones lindantes y saludamos al imponente Río de la Plata.