Matías Moscardi presenta su nueva novela, que sigue los pasos de una niña que, en el afán por escribir un libro, atraviesa un minucioso entrenamiento de artes más fantásticas que marciales. La cita es este sábado a las 16 en la 30º Feria del Libro.
“Marina Maravilla y el Fabuloso Dojo Literario de Katsumoto Hagakure”, la nueva novela del escritor marplatense Matías Moscardi, comienza con una invitación a imaginar. Literal: cerrá los ojos y pensá en una cara, la primera que se te ocurra, nos dice el narrador del libro. Un poco después, nos vamos a enterar de que Marina Maravilla, la protagonista de la historia, una nena de diez años muy lectora y avispada, no es muy fan de los narradores.
¿Por qué muchas grandes heroínas como Alicia, Matilda o Wendy no escribieron ellas mismas su propia historia?, señala Marina Maravilla, entre un montón de otras preguntas. Su principal preocupación es escribir una gran novela, una maravillosa, como siente que su apellido exige. Por eso, lee todo lo que puede. Sabe muy bien, a su corta edad, que eso de que hay libros para chicos y libros para grandes es bastante engañoso. “Las edades que figuran en las tapas de los libros ¡son inventos para tranquilizar a los adultos!”, se indigna.
Ya sea que los haya leído o no, Marina ejerce los “Derechos del lector” que Daniel Pennac articuló en su decálogo, entre los que se cuentan “leer cualquier cosa” y “leer lo que me gusta”. Sabe que los libros no muerden a los chicos, parafraseando a Laura Devetach, y que la buena literatura brota de la infancia, como dice César Aira en “Contra la literatura infantil”. Uno de sus libros preferidos es “El corazón es un cazador solitario” de Carson McCullers, entre otras razones, porque es la novelista más joven que conoce.
La novela se publicó por la editorial AZ y se presenta este sábado 9 de noviembre a las 16 en el Auditorio Beatriz Vallejos (Planta Alta de la Estación Belgrano), dentro de la programación de la XXX Feria del Libro.
Dentro del catalógo del sello, “Marina Maravilla” se propone para leer en el secundario. Es, ciertamente, una propuesta buenísima para leer en las aulas. Pero también, en un taller, antes de dormir, en una plaza, en el colectivo, en cualquier lado, como cualquier buen libro. Es muy lindo para ser leído entre personas chicas y personas grandes juntas, para preguntarse cosas y compartir la fantasía.
“Me llegaron escenas de todo tipo. Adultos muchos. Una profe se hizo la remera de Marina Maravilla. Se volvió fan y la dio en el colegio. La hija de un amigo me exigió la segunda parte y dibujó los personajes, mi hijo Fermín también”, nos cuenta Moscardi, con quien conversamos por teléfono mientras viaja, camino a Santa Fe. “O sea que la escena es siempre múltiple, porque el texto busca eso: abrir el lugar del lector e hibridarlo, enlazar desde el tono tanto al adulto como a los niños”, agrega.
Las aventuras de Marina Maravilla son, por momentos, más cercanas al absurdo, cuando se sube a un barco que corre peligro de ser comido por sus tripulantes. Otras, a la magia, porque le toca enfrentarse a desafíos enigmáticos como los de Harry Potter. Y los resuelve como toda una Hermione. La novela tiene un montón de referencias literarias, cinéfilas, bastante pop y un poco nerds. Hay algo de camino del héroe o de un temprano coming of age y mucho de superheroína, desde la inicial que se repite en el nombre y el apellido, la aliteración característica de los personajes de Stan Lee.
Es también una novela con mucho humor para todas las edades. Entre otros personajes, aparece el Administrador de Energías, una suerte de electricista cósmico que, “como suele suceder en el mundo humano”, es muy difícil de encontrar. Hay poesía, filosofía budista y apuntes de escritura, que Marina anota en cuadernos que lleva consigo como armas para entrenar. “Yo tomé el modelo del taller literario como dispositivo narrativo. Pero no el taller en términos realistas sino un taller imaginario, concretamente un dojo de artes marciales”, cuenta Matías en ese sentido.
El autor explica que la lógica del relato es la de las enseñanzas budistas: “En el budismo nunca se enseña algo de manera directa. Es una enseñanza sin objeto. La enseñanza es una fuerza vacía. Eso me encanta. El maestro zen es, más o menos, el maestro ignorante: no enseña ‘algo’. Sencillamente enseña. Como si enseñar fuera un verbo intransitivo, sin objeto. Y en este punto se ilumina la interconexión de todas las prácticas. En el budismo, se puede aprender a pelear pintando una cerca o puliendo autos. Con la escritura sucede lo mismo. Auden imaginaba una universidad para poetas con la materia ‘jardinería’ como materia obligatoria”.
Así es que los cuadernos de Marina no reciben, en su entrenamiento, el protagonismo que ella pensaba en un principio. Hay escenas de mucha delicadeza y nostalgia y conflictos profundos, que no vamos a spoilear. Entre todo eso, Marina va descubriendo la importancia de entrenar la imaginación. Aprende que la escritura es una aventura en la que ya estaba inmersa hace rato, una cosa maravillosa y cotidiana. Una práctica y un deseo, antes que el plan de escribir una novela espectacular.
La novela tiene, como decía antes, un narrador, que cuenta la historia con uno tono cercano y juguetón, que le da continuidad al tono trabajado en “El gran Deleuze para pequeñas máquinas infantes” (Beatriz Viterbo, 2021), libro anterior de Moscardi. Ilustrado por Aruki, el título forma parte de la colección “Identidades Bonarenses”, que se distribuye en escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires. Imagínense ustedes, un organismo de Educación y Cultura que compra y distribuye buenos libros de autores locales, ¡una maravilla!
Moscardi nació en Mar del Plata en 1983, es doctor en Letras, investigador del Conicet y docente universitario. Publicó, entre otros, los libros de poesía “Bruma” (VOX, 2012) y “Los misterios del punk rock” (Neutrinos, 2015); “Diarios de limpieza” (Bosque Energético, 2023); y, junto a Andrés Gallina, “Guía maravillosa de la Costa Atlántica “(Sudamericana, 2022), “Diccionario de separación. De Amor a Zombie” (Eterna Cadencia Editora, 2016) y “Museo del Beso” (Reservoir Books, 2024).
“Para Marina ya está lista una segunda parte que sale en mayo. No puedo adelantar mucho. Solo decir que la segunda parte apareció pegada a la primera y de una forma muy clara, muy definida en relación a cómo seguía la historia”, adelanta Matías, para terminar.