Cayastá
Canoas y pescadores. El río San Javier ofrece sus cursos para transporte, paseo y pesca.

La curiosidad arqueológica y la belleza natural hacen de Cayastá una especie de síntesis de Santa Fe. El río San Javier, las ruinas, y el infaltable menú de pescado, en un paseo para volver después de la clásica visita de la escuela primaria.

Por Juan Pablo Gauna

“Mano franca, voz amiga,
mate, alero, asao y trago
venga cumpa está en mi pago
aquí en Punta Cayastá”. 

Punta Cayastá (1985), Orlando Vera Cruz y Julio Migno.

El cielo aparece dividido por una sutil franja verde compuesta por islas litoraleñas. El río San Javier refleja el sobrevuelo de los pájaros y salpica tras el salto de pequeños peces. El atardecer va formando una postal realizada por el ancho horizonte, el alejamiento de la luz solar, el aparecer de las estrellas, la actividad del coro de pájaros y la presencia de un espejo de agua imponente.

Nos hallamos en Cayastá, pequeño poblado de la Provincia de Santa Fe sobre la Ruta Provincial N°1. Esta comuna perteneciente al departamento Garay, preserva dos tesoros de nuestro patrimonio: por un lado, el Parque Provincial Cayastá, área ecológica con una rica biodiversidad; por otro lado, el Parque Arqueológico Santa Fe La Vieja, área que conserva las huellas del período colonial y los rastros de la Santa Fe de fines del Siglo XVI. 

Rodeada por un afluente del río Paraná y asentada sobre el Acuífero Guaraní, Cayastá ofrece un entorno natural majestuoso, que combina paisajes ribereños y una tranquilidad interrumpida intermitentemente por la fauna del lugar y los vehículos del corredor vial provincial. En la zona se realizan encuentros para avistar pájaros, donde se puede admirar a las siguientes aves: tacuaritas, gorriones, tijeretas, cardenales, picaflores, horneros, zorzales, patos, garzas blancas, palomas, loros, búhos, teros, horneros, calandrias, pájaros carpinteros y tordos, entre otras. 

El Parque Provincial de Cayastá, que tiene una extensión de 300 hectáreas, conserva sectores de bosques ribereños, pastizales y vegetación costera. Esta Área Natural Protegida tiene un papel central en la conservación de numerosas especies que realizan su ciclo vital en el lugar. Las lagunas, arroyos y el río forman parte de los trayectos migratorias de los peces, dentro y fuera de este humedal.

El entorno natural cuenta con una red de islas y bañados que invitan a recorrerlo de forma sigilosa. Durante estos paseos, se pueden observar aves, reptiles y mamíferos típicos del litoral argentino, así como aprender sobre la biodiversidad de la región.

En la zona se puede realizar una variedad de actividades recreativas, como: pesca deportiva, avistaje de flora y fauna, caminatas, visitas guiadas, paseos y deportes náuticos, fotografía, o simplemente obtener un buen descanso en un medio calmo y con su toque agreste.

Cayastá
Menú de pescado de río. Los comedores de la zona los realizan a precios convenientes.

En el centro de la comuna se puede transitar sus calles de arena, descansar en la Plaza Central José de San Martín, visitar la histórica Parroquia de la Natividad de la Virgen, pasear por la costanera “Mario Lartiga” y degustar la gastronomía local ―que incluye platos a base de pescado de río y pastelería variada.

Alejándose del radio urbano, en dirección hacia el Norte, se encuentra Punta Arena, donde se puede acceder a un amplio complejo turístico que cuenta con: una zona de camping, playa, pileta, zona de pesca, un vivero con flores exóticas y un bosque híbrido con especies nativas y foráneas. 

Cayastá
Huellas de la colonia. En el Museo de Santa Fe la Vieja se preservan objetos de los siglos XVI y XVII.

En el extremo sur de Cayastá, y como contrapunto de las experiencias antes descriptas, se halla el Parque Arqueológico Ruinas de Santa Fe La Vieja, donde se encuentran los restos de la primera fundación de la ciudad de Santa Fe, realizada por Juan de Garay en 1573. Este predio brinda la posibilidad de recorrer construcciones coloniales, conventos, viviendas, e instituciones de gobierno. También alberga réplicas de objetos cotidianos y restos humanos que cuentan cómo era la vida en aquellos tiempos.

Este predio se puede recorrer a pie o en automóvil, apreciando objetos y construcciones, leyendo los códigos QR indicativos y asistiendo a los tres recorridos guiados ubicados en los principales puntos de interés. Para quien gusta de la exploración constituye un viaje en el tiempo que aporta interrogantes como: ¿por qué fue Santa Fe una de las primeras ciudades virreinales del Sur fundada con forma de damero?, ¿por qué se asentaron 9 órdenes religiosas en un poblado tan pequeño?, ¿qué funciones sociales cumplió cada una?, ¿cómo fue la hibridación cultural entre pueblos originarios y colonizadores? Las preguntas y las ganas de conocer pueden multiplicarse exponencialmente a medida que se va conociendo la historia rescatada en este parque arqueológico.

Cayastá
Trazado en damero. Santa Fe fue una de las primeras ciudades de la época colonial en organizase con una cuadrícula.

Finalizamos nuestro trajinar apreciando los paisajes de la Ruta de la Costa, donde se alternan puentes sobre cursos de agua, curvas y contracurvas arboladas, se divisa campos con cultivos frutihortícolas y se recorre pueblos que son atravesados a la mitad por esta arteria vial. Transitamos los caminos que alguna vez fueron los de los pueblos originarios y de los colonizadores, y apreciamos las últimas manifestaciones que nos ofrece naturaleza. 

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