ANUARIO 2024 | El ajuste de Milei destruyó las finanzas locales y lo pagó la gente.
El ajuste feroz y las reformas estructurales que llevó adelante Javier Milei en su primer año de gestión no hubiesen sido posibles sin el acompañamiento de los gobiernos provinciales, que en mayor o menor medida se plegaron a la política económica nacional.
El gobierno central no modificó el esquema de coparticipación, pero aplicó motosierra a fondo sobre las transferencias no automáticas a las provincias: redujo a cero la obra pública, eliminó el incentivo docente y los fondos para subsidiar el transporte público, aumentó tarifas –con impacto directo en las provincias– y canceló el envío de fondos para cubrir el déficit de las Cajas de Jubilaciones que no fueron transferidas a la órbita nacional.
Esos ajustes obligaron a los gobiernos locales a revisar sus propias políticas de gasto público, lo que se tradujo en tarifas más caras y reformas estructurales. En Santa Fe, por caso, el gobierno de Maximiliano Pullaro puso en marcha la emergencia del sistema previsional que apunta a reducir gradualmente el déficit jubilatorio del sector público.
Si bien provincias y municipios intentaron en 2024 cubrir con fondos propios los recortes que hizo Nación, el resultado fue negativo. Un ejemplo al paso: el boleto de colectivos en la ciudad de Santa Fe se multiplicó por seis en menos de 12 meses –de 220 a 1200 pesos– y antes de finalizar el año las empresas ya pidieron una nueva actualización para llevarlo a un valor de entre 1400 y 1500 pesos.
El acompañamiento de la mayoría de los bloques políticos del Congreso a la Ley Bases no tuvo ningún efecto favorable en las provincias: una lección que deberían tener en cuenta gobernadores y legisladores para los tres años que restan del experimento libertario.