¿Será que hay algún problema en cómo medimos la pobreza? El Indec va a reportar hoy que la pobreza del segundo semestre de 2024 está más o menos en el mismo nivel que en 2023. Sin embargo, todos los indicadores oficiales de consumo de alimentos están en su mínimo histórico.
En el primer semestre de 2024 la pobreza alcanzó el 52,9%. El incremento respecto de diciembre de 2023, cuando estaba en 41,7%, fue uno de los saltos más bruscos desde la crisis de 2001. Sin embargo, atendiendo a la evolución de la canasta básica que mide el Indec, la inflación y los salarios, se prevé que para el segundo semestre de 2024 haya una pobreza incluso menor a la de diciembre de 2023. Todo esto, mientras el consumo per cápita de carne, leche y yerba está en su mínimo histórico, según los datos oficiales.
¿Cómo puede ser posible? ¿Será que la canasta básica ya no refleja ni de lejos la realidad?
Se trata de lo que se puede medir: el consumo per cápita. Toda la carne, la leche y la yerba vendida al mercado interno, tanto la que se produjo en el país y no se exportó como la que se importó, dividida la cantidad de habitantes. Seguro que hay alguien que se comió los dos pollos, dos quesos y un paquete de yerba que vos no consumiste. Por eso, una caída en un consumo per cápita es algo muy significativo: quiere decir que lo que pierden los que más pierden ni siquiera se compensa con lo que ganan los que más ganan.
Proteína animal
En 2024, el consumo per cápita de proteína animal de vaca, pollo y cerdo (no hay cifras del pescado) cayó un 4,1% y fue el más bajo desde 2014. En total, se consumieron 110 kilos de proteína animal en el año, contra 114,7 en 2023.
Específicamente, la carne vacuna se derrumbó, quedando su consumo por primera vez abajo de los 50 kilos, compitiendo palmo a palmo con la carne de pollo que, junto al cerdo, van ocupando cada vez más lugar, sustituyendo por precio.
Se consumieron 47,6 kilos de vaca per cápita en 2024, contra 52,2 kilos en 2023. Es una diferencia de 8,7% para abajo. Comer asado es un lujo cada vez más restringido, pero la pobreza baja.
Lacteos
Lo mismo sucede con los lácteos. En 2024, el consumo per cápita de lácteos –incluye leches, quesos y otros productos como dulce de leche, manteca y demases– estuvo en 42,2 kilos y litros por persona en todo el año. En 2023, esa cifra fue de 47,3%. La caída fue de 10,4%. Es muchísimo y, además, es el consumo per cápita más bajo de toda la serie.
El consumo insignia del sector, las leches fluidas, alcanzó los 22,3 litros per cápita en 2024. En 2023, cada argentino en promedio tomó 24,5 litros. Parece poco, pero es una caída del 9,1%. También es el consumo per cápita más bajo de toda la serie.
Yerba
Por último, lo más inelástico, la cena de los humildes, el mate. Hasta el consumo de yerba cayó en 2024 y, también, quedó como el consumo per cápita más bajo de toda la serie. Se consumieron 5,5 kilos de yerba por cabeza, contra 6,1 en 2023. Otra vez, es una caída de 10%.