Una relectura de los fallos penal y civil de la Corte Suprema en 2024 les permite a los inundados abrigar una esperanza: no está todo dicho. Y la lucha continúa. Siempre.

El 25 de junio de 2024, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia absolvió a Ricardo Fratti y dejó sin condenados a la causa penal abierta 21 años antes para establecer los responsables políticos por la inundación de 2003 en Santa Fe, fenómeno que no solo afectó a 130.000 personas y produjo 158 muertos, sino que estampó una marca indeleble en la ciudad. 

La desazón entre los inundados, y sobre todo en los actores civiles del expediente (Milagros Demiryi y Jorge ‘el Negro’ Castro) era palpable en la conferencia de prensa que dieron pocos días después de conocerse ese fallo. Pero hoy, la situación es otra, porque más allá de esa resolución en lo penal, también hubo otra del máximo tribunal en lo civil, y en esa, sienten, ganaron. 

Y aunque así no haya sido, la lucha es una, y es colectiva, dicen "la Mila" y "el Negro". Y la esperanza en el otro es lo último que se pierde.     

Un racconto de la causa

El 5 de mayo de 2003, la titular del Sindicato de Amas de Casa, Ana Isabel “Chabela” Zanutigh, presentó una denuncia ante el fiscal Ricardo Favaretto para que se investigaran presuntos ilícitos cometidos por funcionarios durante la inundación del 29 de abril. El juez era Diego De la Torre.

Todo el proceso estuvo regido por el Código Procesal Penal viejo, ese oscurantista sistema que funcionó hasta 2014 en la provincia, en el que los expedientes se dirimían por escrito y solamente con la participación de jueces, fiscales y abogados, sin querellas y por lo tanto, sin participación de las víctimas. Sin embargo, el matrimonio de Milagros Demiryi y Jorge Castro consiguió ser incluido como actores civiles, una figura que les permitió involucrarse en lo penal, pero al mismo tiempo reclamar en lo civil a la Provincia y el Municipio.

De 2003 a 2005, De la Torre llamó a declarar a 34 personas. El ministro de Obras Públicas Edgardo Berli, el director de Hidráulica, Ricardo Fratti y el intendente de Santa Fe Marcelo Álvarez, más otros siete servidores públicos, debieron atravesar indagatorias.

En cambio, quienes son considerados por los damnificados como los máximos responsables del desastre, nunca fueron imputados: Carlos Alberto Reutemann, gobernador durante la inundación, Jorge Obeid, el mandatario que en 1997 inauguró la defensa inconclusa por la que irrumpió el agua, y el pluriministro Juan Carlos Mercier. Los tres fueron citados solamente en tanto testigos. 

El 19 de abril de 2006, el juez Jorge Patrizi procesó a Berli, Fratti y Álvarez por el delito de estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas, y en un repudiable apartado, aseveró: “No existen elementos suficientes como para sospechar que Carlos Alberto Reutemann ha participado de los hechos”. Hasta el día de hoy persiste la duda: ¿por qué el magistrado dispensó de responsabilidades a alguien que nunca fue indagado y que no estaba entre los imputados? 

Reutemann hizo su primera declaración testimonial el 12 de abril de 2004, por escrito, como se lo permitían sus fueros de senador nacional. “Ningún organismo técnico ni ninguna autoridad o persona, dio aviso de la magnitud que alcanzaría el hecho, que constituyó una verdadera catástrofe imprevisible”, escribió. Sus palabras refritaron la tristemente célebre frase “A mí nadie me avisó que había pronunciado en mayo de 2003. En 2013 hizo su segunda declaración. En ella adujo que no recordaba lo sucedido y reprodujo en un 68% el texto anterior: a él, insistió, nadie le había avisado nada. El exmandatario murió el 7 de julio de 2021. 

El 5 de marzo de 2008, el fiscal Norberto Nisnevich pidió que se eleve a juicio el expediente. Fue el primer funcionario judicial que se animó a decir que los procesados “se desempeñaron en forma negligente”, y en dar “por probado que la inundación del Salado era previsible”. 

En 2013 fue asignada a la causa la fiscal Mariela Jiménez, quien consiguió que fueran llamados a declarar Obeid y Mercier. El paso de ambos por Tribunales no sirvió para nada a los efectos de la causa, pero tuvo un gran valor simbólico. El 28 de enero de 2014, Obeid falleció.

El 1° de febrero de 2019 el magistrado Octavio Silva condenó a Berli y Fratti a tres años de prisión condicional por el delito de estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas. El tercer imputado, Marcelo Álvarez, había muerto el 9 de abril de 2018.

La resolución de Silva fue apelada por Fratti y Berli, que perdieron también en segunda instancia. El ex ministro murió de coronavirus el 12 de mayo de 2021. Fratti, el único condenado que quedaba con vida, interpuso un recurso de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema, que en 2024 le dio la razón: el máximo tribunal anuló los fallos de primera y segunda instancia y dejó sin responsables políticos a la causa penal por la inundación. 

No está todo dicho

Si el fallo penal del 25 de junio de 2024 es difícil de comprender, el civil es directamente ininteligible, aún para ojos avezados en materia judicial. Los jueces de la Corte Suprema de Santa Fe se ocuparon, de manera claramente intencional y muy minuciosamente, de que así fuera. Ninguna resolución vinculada al abultado expediente de la inundación (que a esta altura debe tener ya unos 30 cuerpos de papeles y un armario rebalsado de pruebas) se le compara. Es Messi en el Barcelona: intratable. 

Quizás por eso Demiryi y Castro no le prestaron suficiente atención apenas emitido. Porque además, el golpe ante la decisión de los máximos jueces en lo penal fue fuerte, y costó sobreponerse. Lo que decían los ministros Rafael Gutiérrez, Daniel Erbetta, Roberto Falistocco, María Angélica Gastaldi y Eduardo Spuler, más el agregado del juez de Cámara Daniel Acosta, es que la causa inundación no se manejó con un “plazo razonable” (por los 21 años que en ese entonces llevaba tramitándose) y que ello perjudicó al único sentenciado que quedaba, Ricardo Fratti. ¿Y las víctimas? Bien, gracias. 

El fallo decía asimismo que se debía constituir un “tribunal subrogante” que determine lo ocurrido “según los lineamientos” de la propia resolución. O sea: se volvió a foja cero. El limbo. Pero un limbo con una lucecita de esperanza allá a lo lejos. 

“Cambiar no cambió nada, lo que cambió es que hicimos una mirada más profunda de las dos resoluciones de la Corte Suprema de Justicia en lo penal y en lo civil”, explicó a Pausa Jorge Castro. “En lo penal siempre tuvimos un cuadro de acusación restringido: los máximos responsables no eran los que estaban implicados, pero así y todo se logró involucrar a Berli, Álvarez y Fratti”, valoró. ¿Por qué no fueron a la Corte nacional? “Porque la causa no está cerrada; está abierta”, asevera el activista, basándose en ese “tribunal subrogante” que aún debe dar sus conclusiones, y el cual, según los actores civiles pudieron conocer, ya está constituido, aunque no saben por quiénes.

Pero además, en ese otro fallo inextricable que es el civil “hay un reconocimiento de que la Provincia no cumplió con sus deberes ni tomó las medidas que tenía que tomar. Y está detallado casi a pies juntillas como está en la pericia nuestra y en la oficial”, remarca Milagros Demiryi. Y en efecto, es lo que consta en la resolución civil. 

Para que se entienda (si es que eso es posible): “hay dos fallos diferentes con alcances diferentes (uno civil y uno penal). En uno se reconoce que los funcionarios no cumplieron con lo que tenían que hacer pero en el otro los jueces aducen que nadie fue responsable”. 

“Esa contradicción que la descifre alguien que pueda explicar lo que la Corte no puede explicar, en relación a que si hubo una inundación con más de 150 muertos y se reconoce que no se cumplió con lo que se debía cumplir desde la responsabilidad de los funcionarios, algún responsable penal hay. Pero bueno, para ellos no lo hay. En función de esto, hay un fallo a favor si se quiere, que es el civil, y uno penal en contra, porque no hay responsables”. Insólito. 

Como sea, los inundados ven esta situación con alguna expectativa: “en cierto modo está dicho que la Justicia tiene una deuda con el pueblo santafesino”.  

“Lo institucional y la impunidad ganó en lo penal. Pero los vencimos en lo civil”, asegura con firmeza Castro. 

“Nosotros vamos a seguir peleando. La causa sigue viva por esta dicotomía que hay entre un fallo y otro. Uno que nos favorece y otro que no”, insistió Demiryi. 

—¿Cómo hicieron para recomponerse del golpe que fue el fallo de 2024, y cómo hacen para seguir con una lucha siempre tan desigual? 

—Nosotros tuvimos que asumir una derrota en manos del enemigo. Y nos tuvimos que mantener íntegros y no negarnos ni ideológica ni políticamente. Nosotros asumíamos ante los militares que éramos del ERP y del PRT. Eso es duro –dijo el Negro.

Milagros y el Negro fueron secuestrados en 1974 y recién liberados en 1983 y 1982, tras haber sufrido toda suerte de torturas y vejámenes. A eso se refiere. 

—Tenemos confianza en el factor subjetivo —agrega Demiryi—. En las condiciones que tienen las sociedades para transformar la sociedad, que lo demuestra la historia. Más allá de que sea una esperanza estratégica. Que vos sabés que vos no lo vas a ver, tus hijos no lo van a ver, a lo mejor tus nietos tampoco. Nosotros tenemos ideales y convicciones por las cuales luchamos. Pasamos la cárcel, la tortura, la desaparición de compañeros, la muerte. Son las situaciones límites en las que uno no lo ha vivido solo, ha sido un colectivo que lo ha vivido. Y más allá de que no hay una síntesis de lo que pasó en la década del 70, de lo que sí no estamos arrepentidos es de haber enfrentado el poder y haberlo puesto en cuestión en ese momento. Tampoco imaginamos que íbanms a poder juzgar a los militares y todavía seguimos en esa lucha, a pesar del negacionismo seguimos con los juicios y las investigaciones. Hay algo que va más allá de la cuestión inmediata, que tiene que ver con una coherencia. Uno no sale solo de ninguna situación, sabe que la construcción tiene que ser colectiva. Que los dolores hay que transformarlos de alguna manera y el dolor se transforma en lucha y en siembra. 

En la misma sintonía, el Negro sentenció: “En los momentos más difíciles a uno lo salva el amor y las relaciones humanas más simples”.

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