El 2024 fue el segundo año más caluroso desde 1961, y presentó un rango térmico notablemente amplio en comparación con el resto de los períodos registrados. El dato: el informe no habla del cambio climático, por expreso pedido del Ministerio de Defensa.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) publicó esta semana un informe que revela importantes anomalías térmicas registradas a lo largo de 2024. El año pasado fue el segundo más caluroso desde 1961, solo superado por 2023, y presentó un rango térmico notablemente amplio en comparación con otros períodos registrados.
Una anomalía climática se define como un comportamiento fuera de lo habitual en las temperaturas. Esto puede implicar tanto valores elevados como muy bajos, y en 2024 se observaron ambos extremos en distintas regiones del país.
Un año de extremos: calor histórico y frío intenso
Además de las altas temperaturas, 2024 sorprendió por registrar una de las olas polares más extensas de las últimas décadas. De hecho, mayo fue el más frío en 64 años. Si bien las anomalías térmicas no son infrecuentes, no se reportaba una por frío desde 2011.
La Patagonia fue una de las zonas más afectadas: cerca del 60% de su territorio quedó cubierto de nieve. Santa Cruz, particularmente golpeada, vivió el período de frío extremo más prolongado desde 1992, con una ola polar que se extendió por 10 días consecutivos.
Sequía sin alarma
Otro dato destacado por el SMN es que 2024 fue el año más seco en relación con el promedio de los últimos 30 años. Sin embargo, no se considera una situación alarmante: fue el menos seco de los últimos seis años, con lluvias intensas en varias regiones. El centro del país, en cambio, fue la zona con menores precipitaciones.
El cambio climático, presente pero silenciado
Pese a estos fenómenos extremos, el informe oficial no hace referencia a la influencia del cambio climático. Según fuentes del SMN, esta omisión responde a una directiva del Ministerio de Defensa —y en consecuencia de Presidencia— que busca evitar el uso de ese término.
Aun así, desde el organismo sostienen que el cambio climático sí incide en el clima argentino. Se registraron aumentos en los niveles de dióxido de carbono y metano en estaciones de Ushuaia y Marambio, mientras que en La Quiaca, Buenos Aires, Comodoro Rivadavia y nuevamente Ushuaia se detectó una suba en la concentración de ozono. Como resultado, el agujero en la capa de ozono fue el más reducido de los últimos cinco años.