El Independiente campeón intercontinental de 1984 es el disparador que rescata el valor de las divisiones formativas. Pausa dialogó con un profesional del tema para saber cómo se trabaja día a día con los chicos, la “materia prima” del fútbol.
Cuando era chico, Independiente me había ganado parte de mi corazón futbolero. Para el Rojo fueron los gloriosos años ochenta, los del “Bocha” como director de una orquesta muy afinada, fueron tiempos de títulos nacionales, de Libertadores y de la inolvidable Intercontinental de 1984.
Con apenas 10 años de edad me desperté muy temprano, con mi viejo nos instalamos en la cocina, prendí el televisor y a esperar que empiece la final de la Copa Intercontinental que se jugaba en Tokio. Independiente, campeón de la Libertadores, y Liverpool de Inglaterra, campeón de la Copa de Campeones de Europa, jugaban 90 minutos para ver quién se quedaba con el título más importante de clubes.
El contexto de este partido era áspero, fue el primer cruce entre argentinos e ingleses luego de la guerra de Malvinas, apenas dos años después. Fue el primer club argentino en volver a jugar una final del mundo en el regreso a la democracia, y casualmente se trataba del equipo que era hincha Raúl Alfonsín, presidente en ese momento.
En ese ambiente de sensaciones alteradas por enfrentar a un equipo inglés, el fútbol argentino tenía al mejor representante de la época.
Claudio Marangoni –el 5 más importante de la historia roja– metió un pase profundo para José Percudani, el delantero controló el balón en velocidad, encaró hacia el área y ante la salida del arquero cruzó la pelota con un zurdazo preciso. Gol.
La corrida hacia el córner, el salto con los brazos al cielo y la caída para terminar arrodillado en el césped del Estadio Nacional de Tokio fue el festejo eterno de una de las finales más recordadas en la historia de nuestro fútbol. El domingo 9 de diciembre de 1984 Independiente se consagraba campeón de la Copa Intercontinental
Carlos Goyén; Néstor Clausen, Hugo Villaverde, Enzo Trossero y Carlos Enrique; Ricardo Giusti, Claudio Marangoni, Jorge Burruchaga y Ricardo Bochini; José Percudani y Alejandro Barberón. Esa fue la formación que puso José Omar Pastoriza en Japón, un equipazo que todavía sale de memoria.
Made in Argentina
A 40 años de ese logro para el Rojo y el fútbol argentino, entre tantos puntos a destacar, hay que acentuar que ese equipo fue formado en las divisiones menores de nuestro país y la gran mayoría de esos jugadores se quedaron jugando en los campeonatos argentinos.
En ese contexto de los años 80, y en las antípodas del histórico paladar futbolístico de Independiente, Carlos Bilardo se alzaba con la Copa del Mundo en 1986, también con una base de futbolistas que todos los domingos los veíamos jugar en nuestras canchas.
El deterioro económico del país y las posibilidades que se abrieron en el mercado del fútbol internacional provocaron una migración masiva de los mejores jugadores en una primera oleada, que comenzó a mediados de los años 80, aumentó en los 90 y se multiplicó en este siglo.
En estos cuarenta años hay un dato que es el sustento de este deporte/negocio: la materia prima. En 1986 Maradona y en 2022 Messi. La lista de grandes jugadores en el medio es tan amplia como el territorio nacional, eso confirma que seguimos teniendo material para ilusionarnos con más estrellas en el escudo de AFA.
Independiente y los chicos: la fábrica
La materia prima está, pero en tiempos de “mercado salvaje” y “sálvese quien pueda”, la pregunta es: ¿cómo funciona la fábrica de jugadores?
Con Pausa fuimos a una de las “fábricas” más importantes, y a modo de homenaje a ese equipo del 1984 y desde la emoción de la infancia, llegamos a las inferiores del Rojo para hablar con Fabián Nicolai, coordinador del área de metodología del fútbol infantil del Club Atlético Independiente.

–¿Si tomamos a las divisiones inferiores como una fábrica de jugadores, cómo se los fabrica, cuáles son los pasos indispensables que deben respetar los formadores?
–Yo siempre utilizo la palabra construcción, en lo que se refiere a las bases de la pirámide del futbol. Contesto desde el lugar que me toca estar, un club de los grandes del país, como es Independiente. Previo a que el jugador nos llegue, está el primer eslabón y el más importante, las ligas del interior, donde el niño deportista decide jugar al fútbol. Nosotros los tomamos luego de una capacitación, que tiene procedimientos y pasos. Luego es sumado a la estructura del fútbol infantil y ahí comienza el proceso de construcción, donde se respeta a rajatabla lo que trae el jugador y por lo que fue captado. Su historia. No se deja librado a la voluntad del entrenador construcción del jugador. Desde el modelo de formación que tenemos y que es informado al entrenador se va desarrollando la vida el niño deportista. Se toma al juego del fútbol como base de la enseñanza, basándonos en la historia y mística del club. Gambeta, juego asociado, trabajo de la técnica con método propio: secuencia geométrica. Todos los jugadores tienen esos aspectos como base, no solo los que juegan bien (como se dice habitualmente) son los que se les pide gambetear o tener una técnica de excelencia, sino que a todos se los desarrolla con estas herramientas.
–¿Seguimos teniendo la misma materia prima que hace 40 o 50 años atrás?
–Sigue estando la misma materia prima. En nuestro país, a diferencia de otros, el fútbol es un hecho cultural. Los que nos tenemos que adaptar y capacitar somos los que nos llamamos formadores, directores técnicos, entrenadores, etc.
–¿Los chicos se divierten jugando al fútbol o desde pequeños lo toman como una competencia que no le da lugar al divertimento?
–Siempre los chicos se divierten jugando, no solo al fútbol, y son competitivos por naturaleza. En la iniciación deportiva y pedagógica sabemos que son puro instinto, es por eso que son competitivos. Los adultos pensamos que sabemos que es competir, quizás porque queremos recrear la competencia que el niño va a tener cuando le toque ser un deportista de elite. Reírse, llorar, enojarse y querer ganar es la naturaleza propia de las vivencias del niño. El entrenador solo debe ser facilitador de la tarea, dejar señas, no puede ser el que escribe la historia de cada niño.
–¿Con los teléfonos celulares casi como un miembro más de nuestro cuerpo, hasta donde influye en el proceso formativo?
–No se puede ir contra algo que es fabuloso, estar comunicados todos en tiempo real. Se debe buscar en los momentos deportivos que solo sea la herramienta de comunicación, concentraciones, pretemporadas, entrenamientos, viajes. Se debe consensuar su uso. Los niños deportistas, aunque la gran mayoría piense que cuando se les pide el teléfono se enojan, como cuando se los piden los padres, no tienen ningún problema en entregarlo y saben que tienen otras cosas para hacer, como relacionarse con sus pares.
–¿Hasta dónde influye el contexto familiar en la formación de un chico?
–En infantiles, es determinante, es muy amplio el tema para poder decir que a veces es muy bueno y otras en contraproducente, porque la familia uno la elige. Ir en contra de ella es una locura. Es construir junto a la familia una comunicación acertada para poder ir juntos con los niños. No es tarea fácil, pero se trata. Hoy tenemos la posibilidad de tener profesionales que son de suma importancia en estas etapas. Trabajador social, psicólogos y más cercano a estos tiempos los coach deportivos.
–¿En al año 2025 sigue siendo un problema ese padre que grita desde atrás del alambrado?
–El fútbol infantil de AFA no cobra entrada y se ponen normas de convivencia que deben ser respetadas, los que están encargados de eso son los árbitros que tienen la potestad de poder hacer retirar de la cancha a un padre que no las respete.
–¿Qué lugar tiene la educación escolar en los procesos formativos?
–Hoy ya no existe en los clubes el niño deportista que no está escolarizado. La educación nos da herramientas múltiples y nadie la puede cuestionar. Jardín de infantes, primaria y secundaria tienen que estar en la vida del niño deportista. Lo universitario ya es una decisión del jugador en su etapa de elite.
–¿La idea de “llegar a Primera” como una salvación económica es un mito o aparece cuando el jugador se acerca a las categorías más grandes?
–Estamos en un mundo donde el querer tener todo rápido y fácil es lo que le bajan como información y reciben día a día los niños y la familia. El futbol, hoy y siempre, es un camino rápido, corto y supuestamente fácil para llegar a lo que llaman sueños.
–¿Cuáles son los principales cambios entre aquellas inferiores de los años ochenta y las actuales?
–Los cambios de paradigma entre el enseñante y el deportista. Hoy los niños encuentran con facilidad la información, lo que determina adultos mejores preparados, no solo en los aspectos que demanda el futbol, sino también los que hacen a las relaciones humanas de comunicación. Como siempre expresó el maestro de maestros, César Luis Menotti: “Ante el conocimiento el jugador se rinde”.
–¿Cuándo sabe un formador que está ante un talentoso?
–Acá se debe considerar y dimensionar la definición de talento. Talento: especial capacidad intelectual o aptitud que una persona tiene para aprender las cosas con facilidad o para desarrollar con mucha habilidad una actividad. Se puede confundir talento con atractivo o gustos o jugador que deslumbra desde la habilidad técnica. Para nosotros los enseñantes, es de suma importancia darnos cuenta y considerar en todos los puestos ese talento que se busca. Después está el que nos gusta a todos, estamos en un país que nos brinda una gran cantidad de jugadores que deslumbran, en cada pueblo de Argentina está el ídolo, la leyenda y también está el que nos deslumbra por televisión.
–¿Seguirán saliendo más Bochini, Alonso, Maradona, Riquelme o Messi?
–Uno que camina el país, sabe que seguirán saliendo y que no se repiten, son otros los apellidos y otras las habilidades.
Al final de la charla Fabián Nicolai subraya que en la actualidad a los niños comienzan a meterlos en las estructuras de construcción de jugadores de futbol desde muy pequeños. Se pregunta y no tiene respuesta: ¿Está bien? No lo sé. Lo que sé es que solo es en nuestro país donde encontramos baby fútbol, fútbol formal en los clubes, ligas federadas, ligas barriales, etc. Todos juegan, por eso la base de la pirámide es muy amplia. “Nosotros recibimos a los mejores y moldeamos el diamante”.