Se llenó la victoria de preguntas

Pullaro empujó una reforma, y se quedó corto: aunque el oficialismo ganó, la provincia de Santa Fe se arrima a su peor elección en términos de participación en décadas, y el gobernador parece haber perdido una palada de votos en su primer año y medio de gestión.

Cuatro estadios completos de Newell's, cuatro llenos de Central hasta la última bandeja, cuatro Cementerios de los Elefantes a reventar, y cuatro Quince de Abril como si se jugara una noche de copa. Todo eso tendrías que sumar para llegar a la cifra aproximada de la cantidad de votos que perdió Pullaro en un año y medio. ¿Cuántos habrán sido empleados públicos? ¿Cuántos trabajadores que estaban cerca de jubilarse o jubilados?

Por estas horas, el gobernador logra llevarse el primer lugar en las elecciones a convencional constituyente en la provincia, pero su desempeño queda muy lejos de aquel histórico 58% de los votos que sacó en 2023, que le alcanzó para marcar el récord como el gobernador más votado de la historia desde la vuelta de la democracia.

Pullaro encabezó la lista y la campaña: en estos meses, el gobernador llenó cada segundo de publicidad en redes sociales, cada esquina de los pueblos y ciudades, cada cartel de ruta con su rostro. Costaba, incluso, encontrar un spot en el que aparecieran sus compañeras y compañeros de lista. Casi tanto como costaba encontrar una campaña oficial que explique cómo, dónde y qué íbamos a votar.

Sobre el cierre de la jornada, la primera lectura que podría hacerse sobre la figura del gobernador es esa: si la idea de no promocionar esta elección con todo el poder a disposición del estado provincial apuntaba a generar una merma en la participación, el objetivo se logró con creces. En la provincia, la participación fue del 55%. Casi siete puntos por debajo de la participación en las primarias del 2023, cuando se registraron un 62% de votantes.

En la ciudad capital ese número es incluso menor: las y los vecinos que emitimos nuestro voto apenas si superamos el 50%. Una tendencia se repite en casi todos los departamentos: Pullaro no logra sacar la misma (o más) cantidad de votos que sus candidatos a congresales constituyentes departamentales. En el caso de La Capital, el actual senador Garibaldi gana en su categoría y le saca más de ocho puntos de diferencia al gobernador (36,74%). En Santo Tomé, la promesa de la obra en el Puente parece no haber alcanzado: Pullaro sacó un 31% de los votos hasta el momento.

En Rosario, la situación es similar: el frente Unidos saca un magro 26%, mientras que Monteverde se arrima con un 23%. La sorpresa es que entre los candidatos a constituyentes departamentales, el oficialismo pierde: el candidato Aleart, de La Libertad Avanza, le sacó cinco puntos a Ciro Seisas, el candidato del pullarismo.

La lectura del oficialismo está lejos de ser derrotista. Desde el búnker de Unidos, el gobernador expresó: "No solo duplicamos al segundo, sino que le estamos sacando más de 20 puntos. Indudablemente, esto es un acompañamiento al esfuerzo que hemos tenido todos quienes trabajamos en el frente. Ese esfuerzo se vio materializado en muchas cosas que hoy en la provincia y en Rosario parecen normales". Además, agregó: "Los fines de semana vemos los parques repletos de familias y hace 16 meses eso no era normal ni en Rosario ni en Santa Fe. Nuestros chicos van a la escuela y, después de 14 años, las clases empezaron el día que tenían que empezar".

Por estas horas, el oficialismo santafesino no estaría logrando su principal objetivo en estas elecciones: queda muy lejos del “número mágico” al que aspiraban para conseguir la mayoría propia, el quórum para sesionar sin siquiera pensar en construir acuerdos.

Mientras el resto de las fuerzas se disputan las bancas que sobran, la pregunta más importante de la hora recae sobre la figura del gobernador: ¿qué dice de su gestión que el resultado de esta campaña, centrada en él y en los frutos de su trabajo, esté tan lejos de lo que se habían propuesto? Allá lejos y hace meses, cuando el oficialismo impulsó el proyecto de reforma en la Legislatura, parecía que esta discusión iba a ser un trámite simple, una suerte de continuación de la gestión de Pullaro que hasta ahora no ha tenido mayores oposiciones más que la que ha encontrado en la calle, en la movilización popular.

Quizás parte de ese descontento migró hacia otras expresiones políticas. Quizás se quedó en su casa, intentando esquivar las publicidades con música épica que muestran una provincia que hoy, al parecer, es más una proyección de deseo que otra cosa.

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