Todos los candidatos resaltaron el carácter histórico de esta elección, camino a la nueva Constitución provincial. Pero la ciudadanía dijo otra cosa: la participación superó apenas el 55% del padrón. ¿Faltó difusión de lo que se jugaba en esta elección? ¿Fue una estrategia la “desinformación”? ¿O la gente está preocupada por, básicamente, cómo llenar la heladera y pagar el alquiler?
Debería haber sido una elección histórica, si. Porque reformar una Constitución, la ley fundamental que establece cómo se organiza un Estado y define los derechos de las personas, es importante. Pero en Santa Fe, este domingo, la ciudadanía expresó otra cosa.
En un rápido scrolleo por las redes sociales de las y los candidatos que había este domingo, todos remarcaban el carácter “histórico” de esta elección. Y los números de participación, apenas por arriba del 55%, reafirman una sensación que ya es más que una sensación: la abismal distancia entre lo que enuncia y muestra la clase política y las preocupaciones, sueños y necesidades de aquellos a quienes dicen o pretenden representar.
Las preguntas que se abren ante este escenario son muchas: ¿a qué respondió el nulo clima electoral? ¿Por qué hubo tan poco conocimiento de lo que se votaba y de su relevancia? ¿Fue una estrategia del gobierno de Pullaro esta “falta de difusión”, como acusó buena parte de la oposición? ¿O será que quizás “la gente” está más preocupada por cómo le va a pegar a su ya golpeados bolsillos la probable devaluación de este mismo lunes?
Un primer análisis de los resultados de este domingo arroja una respuesta inquietante: no ganó con contundencia ningún oficialismo. El gobernador, como cabeza de lista para constitucional constituyente, cosechó casi 20 puntos menos que en la elección de 2023 que lo llevó a ocupar el sillón del Brigadier. Un llamado de atención sobre las expectativas no cumplidas en este año y medio de gestión.
Este mismo análisis le cabe, también, al intendente Juan Pablo Poletti: su candidata María Luengo fue la más votada en la ciudad, camino al Concejo, pero sus guarismos quedaron muy lejos de los que obtuvo “el doctor” en 2023.
Si desde el gobierno nacional de Javier Milei estuvieron siguiendo la elección santafesina, pasó lo que auguraba el ministro Cúneo Libarona: sus candidatos tuvieron magros resultados. Nicolás Mayoraz quedó tercero, detrás de Pullaro y Juan Monteverde. Quizás lo que van a mostrar como triunfo sea el primer puesto de Juan Pedro Aleart como convencional departamental de Rosario. “El próximo intendente de Rosario”, se animó a decir la diputada Romina Diez desde el bunker libertario.
El peronismo, en tanto, tiene una buena elección para mostrar: tras los cuatro años de un, por lo menos, deslucido gobierno de Omar Perotti, la fuerza se quedó con el segundo puesto, superando al libertario Mayoraz y a Amalia Granata. Mucho más de lo proyectado en la previa. El detalle: el peronismo hizo una buena elección sin un peronista encabezando la lista. Juan Monteverde fue la figura que el PJ provincial logró meter en sus filas para apuntar a una renovación demandada y tan esquiva. El concejal de Ciudad Futura cosechó el 15% de los votos como convencional de distrito único y quedó solo seis puntos abajo de Pullaro en las de convencional departamental.
Mientras tanto, al menos la mitad de la sociedad santafesina, este domingo estuvo en otra. El descontento con la clase política (que no es nuevo) parece profundizarse en medio de una crisis que se agudiza y que este lunes puede pegar un nuevo sablazo cuando abran los mercados y la devaluación (una más con la firma de Toto Caputo) se coma el 30% del poder adquisitivo.
La clase política santafesina debe tomar nota de este mensaje, porque si la democracia se legitima y fortalece con el voto del pueblo, la apatía es un mensaje muy contundente y peligroso. O salen del cumple en el que parecen vivir o los topos destruyendo el Estado desde adentro también se van a llevar puesta la democracia.