Durante los años 90 y 2000, los Comités de Defensa de la Revolución de la isla pusieron en marcha una campaña publicitaria centrada en un simpático personaje para promover buenos hábitos de convivencia. Acá los repasamos.
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) son una organización de masas cubana nacida en 1960 que busca llevar adelante la vigilancia colectiva al interior de cada barrio, velando por la salud, la higiene y la participación ciudadana. Bajo los lemas "Unidos, vigilantes y combativos" y "Con la guardia en alto", los CDR buscan defender los valores de la Revolución en lo cotidiano a través de la promoción del trabajo comunitario.
En los años 90, con el fin de la Guerra Fría y el inicio del Período Especial, los CDR, en una misión ya no tan heroica, pusieron en marcha una curiosa campaña publicitaria centrada en un simpático personaje -Yeyo- con el fin de promover buenos hábitos de convivencia.
Yeyo es un hombre egoísta y haragán, que busca atajos para salirse con la suya utilizando el menor esfuerzo posible, aunque eso termine perjudicando a sus vecinos. Con el tiempo, el latiguillo "Yeyo, ¡compadre!", con el que invariablemente las personas responden a sus triquiñuelas, se inmortalizó entre las y los cubanos.
El personaje fue ideado por Rogelio Jorge Pérez Pagés, editor cinematográfico de Producciones Trimagen, que, ante la petición del coordinador de los CDR, se inspiró en "una persona que conocía de mi juventud en el poblado de Bahía Honda, en Pinar del Río", a quien describe como "indolente y a quien le importaba poco el malestar que pudiera ocasionar".
En un artículo publicado en 2013 en la página web de la Central de Trabajadores de Cuba, Francisco Rodríguez Cruz rememora a "aquel torpe y descuidado, pero a la vez bonachón y noble vecino", que "dejó de ser el protagonista de una simple mención educativa de la televisión para convertirse en un símbolo que, por lo cotidiano y natural de su presencia en el ámbito del barrio, se arraigó entre nosotros a la hora de criticar a cualquiera que infringiera las más elementales normas de convivencia colectiva".
Según Rodríguez Cruz, entre los temas más discutidos en las asambleas de base de los CDR siguen figurando "los relacionados con la higiene comunal, el maltrato a la propiedad social, los escándalos públicos, la música alta, las palabras obscenas, el alcoholismo, el asedio al turismo u otros que harían sonrojar a Yeyo de vergüenza", y "sería muy bueno tal vez si la televisión continuara con las creativas entregas del mentado personaje y sus simpáticas, pero nada infrecuentes chapucerías".
"Mucho nos aportarían este tipo de enseñanzas, ya fuera para graficar viejas o nuevas manifestaciones de irrespeto a la concordia y la paz en nuestra cuadra o barrio; esas desconsideraciones que sin importar el paso de los años, y no obstante su proliferación, siguen provocando en la mayoría de nosotros, cuando somos víctimas o testigos de algún tipo de conducta poco solidaria, irreflexiva y depredadora, la famosa frase que ya se ha inmortalizado entre cubanas y cubanos: ¡Yeyo, compadre!".